Aragonès insiste al tomar posesión en hacer «inevitable» la autodeterminación

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Pere Aragonès recibe de su antecesor, Quim Torra, la medalla de la presidencia de la Generalitat
Pere Aragonès recibe de su antecesor, Quim Torra, la medalla de la presidencia de la Generalitat Alberto Estévez | EFE

Promete el cargo por «voluntad popular» y elude la Constitución, el Estatuto y al rey

25 may 2021 . Actualizado a las 10:39 h.

Pere Aragonès tomó este lunes posesión como presidente de la Generalitat. Prometió cumplir el cargo, «de acuerdo con la voluntad popular de la ciudadanía de Cataluña, representada en nuestro Parlamento». Obvió, como Carles Puigdemont y Quim Torra, la Constitución, el Estatuto y al rey, y se fijó como prioridades luchar contra la crisis económica y «hacer inevitables la amnistía y la autodeterminación».

Recibió la medalla de jefe del Ejecutivo catalán de manos de su antecesor, Quim Torra, en un acto solemne y cargado de referencias al pasado en el Palau de la Generalitat, con la presencia de miembros del Gobierno central, como el ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, y la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera. Acudieron representantes de todas las formaciones del Parlamento, salvo de Cs, PP y Vox. También asistieron presos del procés como Oriol Junqueras, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez. El Ejecutivo central no estuvo en la toma de posesión de Torra en el 2018. Un ejemplo de que las relaciones entre ambas Administraciones, en principio, inician una «nueva etapa», según se conjuró Aragonès. «Me comprometí a hacer inevitable la amnistía y la autodeterminación y hoy empezaré a ejercer este compromiso», afirmó. «El país necesita levantar de nuevo la cabeza, y abrir una nueva etapa. Con toda la urgencia», remató.

La reanudación de la mesa de diálogo y la decisión sobre los indultos serán las dos primeras pruebas de fuego para ver cómo de afectados están los puentes entre los dos Gobiernos cuatro años después del desafío independentista. Aragonès inicia su mandato haciendo guiños a Lluís Companys y Francesc Macià y se pone como objetivos resolver la cuestión catalana, a través de un referendo pactado, «a la escocesa», con el Gobierno central, y combatir la desigualdad, que es lo que a su juicio «divide» y «debilita» a la sociedad catalana.

Se rodea de un Ejecutivo de perfil técnico, con caras nuevas y más jóvenes, para afrontar la reconstrucción social y económica tras la pandemia. 

Gobierno dividido

ERC y Junts mantendrán la pugna de los últimos años. La virulencia de esa pugna determinará la estabilidad del Gobierno. Carles Puigdemont, de hecho, no esperó este lunes ni a la toma de posesión para avisar al jefe del Ejecutivo catalán, a través del Consejo para la República, de que la mesa no tiene futuro y que hay que prepararse para la confrontación. Su estabilidad dependerá también de su capacidad de tejer complicidades con los comunes y con el PSC, toda vez que la CUP ya ha avisado que será un socio muy exigente.

Aragonès puso el acento social para empezar, vestido de retórica republicana. Sus primeros pasos serán tratar de reactivar la mesa de diálogo con el Gobierno central. Tiene intención de hablar esta semana con Pedro Sánchez, al que trasladará la necesidad de mantener un encuentro privado antes de que se reanude formalmente el diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat. La última vez que se reunió la mesa entre los dos Gobiernos fue en febrero del 2020. El presidente de la Generalitat expresó este lunes su deseo en RAC-1 de que la mesa pueda volver a reunirse antes del verano, en pleno debate en el Ejecutivo central sobre la decisión de los indultos. La mesa de diálogo y la estabilidad del Gobierno de Aragonès tienen dos años asegurados.