La embajadora marroquí no volverá a Madrid mientras Gali permanezca en España

Javier Otazu RABAT / EFE

ESPAÑA

El ministro marroquí de Exteriores, Nasar Burita.
El ministro marroquí de Exteriores, Nasar Burita. Fatima Zohra Bouaziz | Efe

Marruecos denuncia la «hostilidad de los medios» españoles contra Rabat

20 may 2021 . Actualizado a las 19:31 h.

La embajadora marroquí en España, Karima Benyaich, llamada a consultas el pasado martes a Rabat, «no regresará mientras dure la crisis, y la crisis durará mientras continúe su verdadera causa», que es la entrada del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en territorio español «en condiciones indignas para un Estado de derecho» y su no comparecencia ante la Justicia española, declaró este jueves el ministro marroquí de Exteriores, Naser Burita, en una comparecencia restringida ante la prensa.

En la primera referencia de un responsable marroquí a la avalancha migratoria sobre Ceuta de los pasados días, Burita dijo que se debió «a un contexto de fatiga del dispositivo policial marroquí tras las fiestas del fin de ramadán», pero también a «la inacción total de la policía española», que, según él, se despliega a razón de un policía por cada cien agentes marroquíes en las zonas fronterizas.

Además, el titular de Exteriores marroquí lamentó repetidamente «la campaña de hostilidad» de los medios españoles, públicos y privados, contra Marruecos mediante «la movilización de todos los medios con términos inaceptables y con intervención a veces de altos responsables».

La presencia de Gali

Para Burita, «si hay crisis con España, es porque los españoles prefirieron coordinarse con nuestros adversarios y contra los sentimientos del pueblo marroquí», al acoger «a un acusado de crímenes de guerra», más allá de «todas las maniobras y astucias para desviar la atención».

Aseguró que el retorno de la embajadora Karima Benyaich a Rabat estaba decidido un día antes de que fuera convocada al Ministerio de Exteriores, pero que ella fue citada en Madrid «con solo treinta minutos de antelación, en un acto inédito e inhabitual»; ante eso, «Marruecos rechaza las intimidaciones basadas en clichés del pasado: el Marruecos de hoy no es el Marruecos de ayer», subrayó.

Burita aclaró que el malestar de Marruecos con España data exactamente del 17 de abril, cuando Brahim Gali ingresó en un hospital español con una identidad falsa y un pasaporte falso, recalcó. «¿Por qué no nos avisaron, ni siquiera 48 horas después? ¿No éramos socios importantes, vecinos, amigos?».

«Y si España no responde a nuestras preguntas, que lo haga ante su opinión pública —continuó— ¿Por qué este señor no ha sido aún molestado por la Justicia española?» [ha sido citado por la Audiencia Nacional para comparecer el 1 de junio, visto su delicado estado de salud]. «Las ‘razones humanitarias’ [invocadas por España para acoger a Gali] nunca dictaron que se desactive la justicia», insistió.

«España debe explicar también a Europa cómo una mujer violada [supuestamente por Brahim Gali] debe esperar a que los ministerios de Exteriores de España y Argelia se coordinen» para encontrar una solución a su caso.

Marruecos «no hace chantaje»

Burita también mostró su disgusto por la palabra «chantaje» pronunciada este jueves por la ministra española de Defensa, Margarita Robles: «¿Chantaje? ¿Y por qué lo haríamos? ¿Con qué fin? No procedemos con chantajes, somos claros en nuestras posturas».

«Nosotros no tenemos complejos, pero esta agresividad muestra que es España la que tiene complejos contra Marruecos», afirmó. «En los últimos días hemos asistido a una hostilidad mediática inédita, hecha de bulos, instrumentalización, movilización de todos los medios, públicos y privados, con términos inaceptables como chantaje, agresión, o país subdesarrollado», dijo.

«España nos mira con gafas del pasado, [pero] el arsenal mediático, incluso desde las cadenas públicas, no nos impresiona», recordó.

Una compensación injusta

El ministro señaló que lo sucedido en Ceuta fue también achacable al desbordamiento de su propia policía «por la fatiga debida a la fiesta del fin del ramadán», pero también a la «inacción total de la policía española», y aprovechó para recordar que su país dedica al control migratorio 20.000 agentes, «que saca de otras tareas de seguridad de los propios marroquíes».

«Europa —aseguró— no nos da ni el 20 % del coste que asumimos para luchar contra la emigración clandestina». El año pasado, concretamente, cifró la ayuda europea en menos de cien millones de euros, pero la realidad es que el dispositivo de seguridad en torno a Ceuta «lo asume en un 99 % Marruecos y en un 1 % España». «Ese es el verdadero coste de la buena vecindad», recalcó.

«Nosotros hacemos el control migratorio por responsabilidad, pero el partenariado y la buena vecindad no pueden limitarse a la emigración y el terrorismo, esa es la agenda española. ¿Dónde está la agenda marroquí, dónde nuestras prioridades?», se preguntó.

«Finalmente —concluyó— no es nuestra imagen lo que me preocupa, sino su vehículo: esa agresividad mediática y política para manchar nuestra imagen», que no es sino «fruto de viejos reflejos ya superados»