El Tarajal, el punto más vulnerable entre Marruecos y Ceuta y el termómetro de las relaciones con Rabat

Álvaro Soto MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Imagen del mes de mayo en el espigón del Tarajal
Imagen del mes de mayo en el espigón del Tarajal EFE

Un paso fronterizo y un espigón vallado que se puede cruzar a nado conforman una frontera que no se ha reforzado en los últimos años pese a los proyectos del Ministerio del Interior

04 feb 2024 . Actualizado a las 22:03 h.

Cuando los bañistas de la playa del Tarajal, en Ceuta, miran desde el mar hacia su derecha, no ven un paseo marítimo ni grandes edificios, como ocurre en la mayoría de las zonas turísticas. Lo que observan, en cambio, es un paso fronterizo que recuerda en su diseño al área de peaje de una autopista y a su lado, un espigón de roca vallado que, como volvió a quedar demostrado esta semana, es el punto más vulnerable del perímetro fronterizo entre la ciudad autónoma y Marruecos. También es el termómetro de las relaciones entre Madrid y Rabat, en función de si el paso es más o menos permeable a la inmigración ilegal.

Bordeándolo a nado, ocho mil marroquíes, hombres, mujeres y niños, algunos utilizando barquitas, salvavidas o flotadores, lo atravesaron entre el domingo y el martes, ante la pasividad de los guardias marroquíes encargados de controlar la zona. Apenas tuvieron que bracear unos pocos metros para, de repente, aparecer en otro país.

En el 2014, después de la conocida como tragedia del Tarajal, cuando murieron ahogadas 15 personas al intentar superar el espigón y llegar a la playa de Ceuta, las autoridades españolas comenzaron a hablar de alargar esta valla, creando un terreno artificial de entre 30 y 45 metros que se adentrase en el mar para dificultar el paso a nado de los inmigrantes.

Incluso el Ministerio del Interior estudió aprobar una partida de 100.000 euros con este objetivo (hasta se llegó a mostrar el proyecto) y también se planteó la posibilidad de instalar un pantalán flotante, pero siete años después, poco ha cambiado en la zona, según cuenta El Faro de Ceuta.

Desde que comenzó la pandemia, la frontera del Tarajal había dejado de ser ese hervidero humano en el que las 24 horas del día cruzaban las porteadoras, cargadas con bolsas de 30 kilos llenas de objetos de bajo coste para vender en las tiendas de Marruecos. Entre 3.000 y 8.000 personas atravesaban el paso, tres, cuatro o cinco veces cada día, para ganar alrededor de 100 euros por jornada que en muchas ocasiones tenían que entregar a las mafias.

El 19 de marzo del 2020, Marruecos decidió cerrar ese y el resto de los pasos fronterizos con España en Ceuta y Melilla, una medida que ha ido prorrogando mes a mes. Este estado de «emergencia sanitaria» rige hasta el próximo 10 de junio, aunque probablemente se prolongue.