Nuevo registro en la casa del padre de las niñas desaparecidas hace seis días en Tenerife

La Voz REDACCIÓN

ESPAÑA

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Tomás Gimeno Casañas pertenece a una conocida y adinerada familia de la isla, con varias fincas agrícolas y propietaria de un campo de golf. «Mi mensaje es que manden mucha luz y amor a las niñas, que estoy segura de que están bien», ha dicho la madre de las pequeñas

03 may 2021 . Actualizado a las 20:05 h.

La Guardia Civil está realizando un nuevo registro en la casa de Tomás Gimeno, desaparecido desde el pasado martes al igual que sus dos hijas, de 1 y 6 años, han informado a Efe fuentes de la investigación. Ya la semana pasada agentes de la Guardia Civil rastrearon esta vivienda y la finca que la rodea en la zona de Igueste de Candelaria, donde al menos se llevaron una bolsa con pertenencias.

En este nuevo registro participan los componentes de la Unidad Central Operativa (UCO), especializada en los casos más complicados, que se sumaron a las labores de investigación el sábado tras viajar a Tenerife. Los investigadores tratan de reconstruir los últimos movimientos de Tomás Gimeno antes de que se les perdiera el rastro a él y a las niñas.

Al no devolverlas a la hora convenida y tras advertirle aquel que no las volvería a ver jamás, ni a él tampoco, la madre denunció la desaparición a la Guardia Civil, que catalogó desde el principio este caso de desaparición como de alto riesgo. 

La madre: «Estoy segura de que están bien»

«Mi mensaje es que manden mucha luz y amor a las niñas, que estoy segura de que están bien». Estas palabras de esperanza fueron las primeras manifestaciones públicas de Beatriz, la madre de las dos niñas, desde que las vio por última vez el pasado martes. Ese 27 de abril, Anna y Olivia se fueron con su padre y desaparecieron en la isla de Tenerife. Han pasado ya seis días y lo ocurrido sigue siendo un misterio.

La búsqueda es intensa. Continúa por tierra y mar. Una unidad de la policía judicial de la Guardia Civil, que ya trabajó en casos tan complicados como el de Diana Quer o el niño Gabriel, apoya al amplio operativo que está rastreando fundamentalmente el sur de la isla y la zona litoral donde se localizó el barco con el que Gimeno salió el 27 de abril del puerto deportivo Marina Tenerife.

Un día después, los agentes encontraron la embarcación vacía y a la deriva en una zona con una profundidad de entre 400 y 1.000 metros, que imposibilita la inmersión del Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil. En la zona también se encontró una silla infantil de retención que usaba Olivia cuando viajaba en coche. Las tareas de localización de las niñas, de uno y seis años, se centran, de manera principal, en el mar, pero sin descartar otras opciones.

El seguimiento del teléfono móvil del padre de las menores y el análisis de la trazas de los barcos que estaban en la zona donde se le perdió la pista son piezas fundamentales de la investigación para poner en orden las horas y los últimos movimientos realizados por Tomás Gimeno tras salir del puerto en su embarcación. Antes de hacerlo, había advertido a su mujer que nunca volvería a ver a las niñas. Ni a él tampoco. El hombre podría tener un segundo móvil con el que se habría conectado a WhatsApp este sábado, según se apuntó en el programa Viva la vida de Telecinco.

La hipótesis del secuestro

Otra de las hipótesis que baraja la Guardia Civil es la posible huida de Tomás Antonio Gimeno con sus dos hijas Anna y Olivia. La investigación se centra en un secuestro y baraja la posibilidad de que las niñas sigan vivas. Esta teoría plantea que Tomás intentó hacer ver que iba a acabar con la vida de sus hijas y envió el preocupante mensaje a la madre de las menores. La pareja se había separado en agosto.

Tomás Gimeno y sus hijas Anna y Olivia, de 1 y 6 años
Tomás Gimeno y sus hijas Anna y Olivia, de 1 y 6 años

El padre seguía llevándose a Anna y Olivia para pasar tiempo con ellas, según lo establecido en el régimen de custodia compartida. El pasado miércoles las recogió a las 17.00 horas y tenía que devolverlas a las 21.00 horas. Nunca lo hizo. La pareja había tenido fuertes discusiones pero la mujer jamás llegó a sospechar que Tomás podía hacer daño a sus hijas, ni llevárselas. La madre recibió el mensaje de su expareja y decidió denunciar la desaparición. Lo hizo el jueves a las 11.22 horas.

Gimeno no cuenta con antecedentes penales, pero la Guardia Civil sí tiene registrados incidentes menores. Alguna infracción de seguridad vial y otro de presuntas amenazas. La madre de las niñas acudió a la comandancia de la Guardia Civil el pasado mes de diciembre para informar de que Gimeno la había amenazado, pero no presentó denuncia. Poco después, los agentes hicieron un seguimiento y comprobaron que había sido un hecho aislado.

Otro de los datos que hacen sospechar sobre el secuestro es la desaparición de 70.000 euros, que la familia de Gimeno dice que han echado en falta. El Juzgado de Instrucción número 3 de Güímar dictó una orden de búsqueda internacional ante la posibilidad de que el padre se pueda encontrar en el extranjero. Lo acusa de un presunto delito de secuestro.

Una familia de clase alta

A sus 37 años, Tomás Gimeno Casañas pertenece a una conocida familia de la isla. De clase alta, con varias fincas agrícolas y propietaria de un campo de golf. Figura como administrador único de una empresa de agricultura en Arona. Antes de trasladarse a vivir al domicilio de Igueste de Candelaria, la familia residió en una extensa finca de los padres de Tomás en la zona de Guaza, en el sur de Tenerife, según informa el diario grancanario La Provincia.

Este hombre desaparecido desciende de una de las familias propietarias de extensos terrenos de producción agraria en el sur de la Isla. Sus abuelos paternos ostentaron la propiedad de la casa solariega en la que vivió el Marqués de Siete Fuentes, en las inmediaciones de la iglesia de San Pedro, en el casco histórico de Vilaflor. Su padre, Tomás Gimeno Bello, empresario del sector agrario, es conocido en el automovilismo por ser uno de los pilotos más importantes de Tenerife a finales de los años 70 y los 80.

Pero los familiares no tienen muy buena relación con Tomás, pues en el pasado habría habido algunos altercados relacionados con robos a sus propios parientes. Además, también tiene múltiples multas de tráfico que todavía están sin pagar