Yolanda Díaz afronta el reto de imponerse a Irene Montero como referencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo

Gonzalo Bareño Canosa
G. Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las escalinatas de la Moncloa con las cuatro vicepresidentas del Ejecutivo, Carmen Calvo, Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las escalinatas de la Moncloa con las cuatro vicepresidentas del Ejecutivo, Carmen Calvo, Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera Kiko Huesca

La ministra de Igualdad fue la primera que planteó que una mujer sustituiría a Iglesias y rechazó dar su apoyo explícito a la titular de Trabajo como sucesora

30 mar 2021 . Actualizado a las 23:42 h.

La llegada de Yolanda Díaz a la Vicepresidencia del Gobierno es el primer paso del plan de Pablo Iglesias para que la ministra de Trabajo, mejor valorada que él en los sondeos entre todos los grupos de votantes, incluidos los de Unidas Podemos, le sustituya como candidata a la Presidencia del Gobierno y como líder de la formación. Pero ese plan, que implica que Díaz, que no milita en Podemos sino en el PCE, se convierta en la referencia del partido morado en el Gobierno, puede chocar con alguna resistencia. La ministra de Igualdad, Irene Montero, fue la primera que planteó, ya en marzo del 2019, que «en Podemos la próxima persona que sea secretaria general será una mujer». Entonces nadie dudaba de que Montero se refería a sí misma. Y, cuando en enero del 2021, le preguntaron ya si Díaz sería la elegida, eludió darle su apoyo explícito e indicó que «eso lo tiene que decidir el conjunto del espacio político de Unidas Podemos». Algo que choca con las declaraciones de Iglesias, que instó a la militancia a «apoyar a Yolanda» para que, «si así lo decide ella» y lo ratifican los inscritos, sea la candidata en las próximas elecciones generales.

Iglesias parece tener claro que el desgaste que él ha sufrido afecta también a su pareja. Y que situarla a ella como relevo no se vería como una renovación. Pero el hiperliderazgo que ha mantenido en la formación y entre los miembros de su partido en el Gobierno no le facilita a Díaz la tarea de comandar a los ministros de Unidas Podemos. La titular de Trabajo ha demostrado tener un perfil más dialogante y favorable al consenso que Iglesias y que Irene Montero. Pero la ministra de Igualdad no está dispuesta a transigir en cuestiones que suscitan divergencias con el PSOE, entre ellas la conocida como ley trans que tramita su ministerio y que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, retiene tras cuestionar su «seguridad jurídica». Con Iglesias fuera del Gobierno, Montero es la única que puede desafiar el liderazgo de Díaz. A Belarra la ha promovido ella, y ni el titular de Consumo, Alberto Garzón, ni menos aún el de Universidades, Manuel Castells, tienen ascendencia entre la militancia y los cargos de Podemos. De momento, Díaz, marca liderazgo situando como secretario de Estado de Agenda 2030 a Enrique Santiago, miembro como ella del PCE, que aúna su total confianza y de la de Pablo Iglesias.

Sánchez expresa su deseo de culminar la legislatura tras la salida de Iglesias

Nombra vicepresidenta a Yolanda Díaz, promueve a Nadia Calviño y hace ministra a Ione Belarra

Gonzalo Bareño

El Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos abrió ayer una nueva etapa con la salida del Ejecutivo del líder del partido morado, Pablo Iglesias, que deja la vicepresidencia segunda para presentarse como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Tal y como el propio Iglesias había pactado con el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, la remodelación obligada por esa marcha se limita a nombrar a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como vicepresidenta tercera del Ejecutivo, mientras que la titular de Economía, Nadia Calviño, asciende un peldaño en el escalafón, pasando a ser la vicepresidenta segunda. Y la hasta ahora secretaria de Estado para la Agenda 2030, Ione Belarra, asume la cartera de Derechos Sociales que ocupaba también Iglesias.

Sánchez dio por hecho que la coalición aguantará toda la legislatura al señalar que el objetivo es «crear empleo, hacer una España más sostenible, más cohesionada territorialmente, más digital y más progresista hasta el año 2023». Los relevos implican sin embargo un nuevo modelo de Gobierno en el que el líder de la formación más pequeña de la coalición no formará parte del Gabinete. Un diseño que será puesto a prueba en función de la influencia que mantenga Iglesias entre los ministros de Unidas Podemos y de si su salida del Ejecutivo implica o no que se sienta con más libertad para cuestionar al sector socialista de la coalición, con el que ya tuvo numerosos desencuentros en su etapa como vicepresidente.

Tras el último Consejo de Ministros al que asistió el líder de Podemos, Sánchez compareció en la Moncloa para anunciar los cambios, después de comunicárselos al rey Felipe VI. El líder del PSOE agradeció el trabajo desarrollado por el ya exvicepresidente segundo en un Ejecutivo en el que «siempre ha prevalecido la unidad y la responsabilidad». Afirmó que el acuerdo de Gobierno se mantiene «intacto». Alabó la trayectoria de Calviño, Díaz y Belarra, a las que calificó como «intachables», destacando su «disposición constructiva». Y explicó  que con estos nombramientos España se convierte en el sexto país del mundo y el cuarto de la Unión Europea con más mujeres en el Consejo de Ministros y en el único en el que cuatro vicepresidencias están ocupadas por mujeres.

Iglesias dice que fue un «honor»

Iglesias no compareció en rueda de prensa tras participar en su último Consejo de Ministros y se despidió con un vídeo grabado en su despacho oficial en el que señaló que para él ha sido «un honor» ser vicepresidente, a pesar de que la «correlación de fuerzas», ha impuesto «muchos límites y contradicciones». Explicó que, aunque ha comprobado que el Gobierno es «un instrumento con enorme capacidad para movilizar recursos», tiene enfrente a «oligarquías que ejercen su inmenso poder económico y mediático para que las instituciones defiendan sus intereses, y no los intereses de la mayoría». «No me cabe duda de que la nueva vicepresidenta, Yolanda Díaz, va a seguir demostrando el trabajo extraordinario que es capaz de hacer», dijo sobre la que ha elegido como su sustituta en el Gobierno. Ya por la tarde, Iglesias se encaró en Coslada (Madrid) con un grupo de personas que le recibió con protestas y con el saludo fascista cuando acudía a una reunión con miembros de una asociación vecinal.