Iglesias sube la apuesta frente al órdago de Ayuso y polariza al máximo el 4M

ESPAÑA

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, durante la moción de censura de Vox
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, durante la moción de censura de Vox E. Parra

El PSOE y Más Madrid podrían ser los perjudicados por su jugada. Iglesias insiste en unir fuerzas con Errejón: «Encantado de ir en el puesto que me toque»

16 mar 2021 . Actualizado a las 09:40 h.

Isabel Díaz Ayuso lanzó un órdago al convocar elecciones anticipadas tras la presentación de la moción de censura de Ciudadanos en Murcia. Pablo Iglesias la ha respondido subiendo la apuesta. ¿Qué supone esta jugada política? ¿Puede modificar las expectativas electorales en la batalla de Madrid? ¿A quién beneficia y a quién perjudica? Los expertos consultados por La Voz responden estas preguntas.

Golpe de efecto

Moviliza y polariza

«Está asegurada la polarización con Ayuso, algo que puede perjudicar a los perfiles más moderados», señala Verónica Fumanal. «Moviliza a la derecha, lo que podría perjudicar a Vox y a Cs a favor de un voto útil a Ayuso», sostiene. En cuanto a Unidas Podemos, «estaba en el límite del 5 % y lo superará, ampliamente». Para Santiago Martínez, supone «la polarización de la campaña entre Ayuso e Iglesias, lo que redundará en un beneficio para ambos, ya que aglutinarán el voto dentro de cada bloque apelando al voto útil, sobre todo en el caso del PP». En su opinión, «será una campaña de claro contraste con dos mensajes bien definidos, ‘no pasarán' por un lado y cuidado ‘que vienen los comunistas' por el otro».

Carlos Barrera dice que «no cabe duda de que se trata de un notable e inesperado golpe de efecto que va a provocar una mayor movilización del electorado, tanto en la derecha como en la izquierda». Destaca que «es una apuesta con riesgos porque Iglesias quema las naves: o recibe un espaldarazo en las urnas del que sale bien parado u obtiene un resultado por debajo de las expectativas, que sería la puntilla definitiva a Unidas Podemos, achacable sobre todo a él». «Todo este episodio destila también un acentuado personalismo al considerar que solo él puede arreglar el problema creado en Madrid y cerrar el paso a la derecha trumpista, como la llama», asegura.

En todo caso, según Barrera, «es un elemento que va a polarizar más la campaña porque Iglesias no significa lo mismo que Gabilondo». Bajo su punto de vista, «el paso que ha dado, en cierto modo, da la razón a Ayuso en su estrategia de reducirlo todo a dos opciones: si antes era socialismo o libertad, ahora es comunismo o libertad, y puede meter a toda la izquierda en el mismo saco». Además, «la presencia de Iglesias supone reconocer de facto el favoritismo de Ayuso». Considera que «el ‘todos contra Ayuso' puede favorecer a esta en cuanto a acumular al voto útil del centro-derecha y la derecha y movilizar a las bases de todo ese espectro ideológico-político».

«El perfil bajo con que el PSOE finalmente decidió cerrar la operación fallida de Murcia, decantándose por Gabilondo como candidato en Madrid, se le puede volver ahora en contra en una campaña más radicalizada hacia los extremos», afirma Barrera. «Puede que Sánchez se esté arrepintiendo de no haber colocado a Margarita Robles, como se rumoreaba», estima.

Quién gana y quién pierde

Golpea a Más Madrid y descoloca a Gabilondo

«La irrupción de Iglesias inflige el mayor daño en Más Madrid, manteniendo la disputa de hace dos años con Íñigo Errejón, y queriendo opacar la brillante labor de oposición de Mónica García durante toda la pandemia en defensa de los servicios públicos», señala Carmen Lumbierres. «Insiste en la división de la izquierda, que solo plantea como superable con él a la cabeza de la posible coalición de izquierdas, negociamos pero con mis normas», explica. «Y deja a Ángel Gabilondo en un escenario especialmente incómodo para su estilo de liderazgo político arrollado por el discurso bifrontista ‘comunismo o libertad' diseñado por la ultraderecha y el posaguirrismo que reducen mucho sus posibilidades de acción», añade. «Más que fortalecer el discurso de Ayuso, la irrupción de Iglesias empuja a Vox hacia arriba en la movilización de su electorado y aquel que podía dudar en una versión más light con Ayuso, pero en un momento de máxima confrontación», asegura. Y se pregunta: «¿Por qué se va a ir el votante a la copia si dispone del original?».

La apuesta de Iglesias

Muy arriesgada

Martínez analiza la apuesta de Iglesias en estos términos: «Si no logra gobernar o ser parte de un Gobierno en Madrid, siendo además una apuesta tan personal por su parte, Podemos quedaría claramente tocado, por lo que estaríamos asistiendo a la desaparición en estas semanas de los dos partidos que nacieron para disputar el poder al bipartidismo, y poco a poco volveríamos al escenario político de hace exactamente una década». Resalta que el líder de Podemos era «consciente de que una derrota estrepitosa, como apuntaban las encuestas, habría sido un golpe casi definitivo para la formación morada». Y ahora «busca dar un paso atrás en su trayectoria política abandonando la vicepresidencia para poder coger aire de cara al medio y largo plazo, sabedor de que la vicepresidencia, sin estructura territorial y sin espaldarazos electorales, le debilitaría claramente». Si le sale bien, «ganaría tiempo y cierta legitimidad en la izquierda para volver a asaltar de nuevo cotas mayores en el futuro». 

¿Y el Gobierno?

Más tranquilidad para Sánchez

«Sánchez gana protagonismo y tranquilidad en el Gobierno, seguirán las discrepancias, pero de otra forma y con otro estilo», prevé Fumanal. Además, «Iglesias generaba muchos anticuerpos en el PP; en cambio, Yolanda Díaz ha sabido trabar acuerdos transversales en la mesa del diálogo social». Para Martínez, «el PSOE se verá afectado en la campaña madrileña, pero el Gobierno de Sánchez gana un gran respiro quitándose a un vicepresidente Pepito Grillo que constantemente está contraprogramándoles». «El espacio que deja Iglesias a nivel estatal afectará claramente a la capacidad de Podemos para interferir e influir en el discurso/debate político», asegura el consultor político.

«Es una salida personal de Iglesias a un ciclo que estaba terminado, su poder de influencia y de acción directa en el Gobierno estaba cada vez más reducido y acelera el relevo en Unidas Podemos de una manera dirigida y dejando designada sucesora, la ministra mejor valorada de la coalición», afirma Lumbierres. «Para Sánchez es sin duda una buena noticia que facilita las decisiones conjuntas del Consejo de Ministros y aparta del Gobierno a miembros que hacían la crítica como si no pertenecieran a él», explica. Para Barrera, «la decisión de Iglesias es también, no se olvide, una huida hacia adelante para salir de un Gobierno en el que se encontraba cada vez más incómodo, la excusa perfecta para no tener que ‘tragar' medidas con las que no congeniaba o con las que no iba a congeniar y están en el horizonte». «Su espantada puede teóricamente ayudar a contener algo la crispación y las refriegas internas entre los socios de la coalición; quizás Sánchez pueda dormir algo más tranquilo porque Iglesias, más que vicepresidente, era un activista, la oposición al Gobierno dentro del mismo Gobierno», añade. «El resto de ministros de su cuerda no tienen la misma capacidad de liderazgo como para representar ese papel», opina. Según Barrera, «no deja de resultar interesante el posicionamiento de Yolanda Díaz, una de las ministras mejor valoradas por la opinión pública». Pero «darle cancha a quien ya se anuncia como cartel electoral de las próximas elecciones generales puede llevar a una cohabitación peligrosa y problemática».

Un año de Gobierno de colisión

El líder de Podemos ha buscado en muchas ocasiones el choque con sus socios del PSOE dentro del Ejecutivo para reforzar su perfil

David Guadilla

La salida de Pablo Iglesias pone fin a poco más de un año de la presencia del líder de Unidas Podemos en el Gobierno. Un tiempo en el que se ha esforzado por buscar perfil propio y marcar distancias con Pedro Sánchez, aun a costa de enfrentamientos. Iglesias siempre ha defendido que así obligaba al PSOE a cumplir sus compromisos. Los socialistas tampoco han ocultado su malestar con un vicepresidente capaz de crear más fisuras en el Ejecutivo que la oposición.

Corona y democracia

Ha sido una de las cuestiones en que las fricciones han sido más evidentes. Iglesias ha insistido en la necesidad de reabrir el debate sobre monarquía o república. Mientras los socialistas intentan separar las noticias sobre Juan Carlos I de la propia institución, el líder de Podemos y vicepresidente segundo ha insistido en que «se abre un horizonte republicano», en poner en cuestión a la institución y el «régimen del 78». Ha llegado a vincular la existencia de la Corona con la falta de carencias democráticas.

Cataluña

Las derivadas del procés era una de las cuestiones que se sabía que iba a provocar choques entre Iglesias y Sánchez. El líder de Podemos defiende medidas de gracia para los soberanistas presos, a los que define como «presos políticos». Lo que más crispó a los socialistas fue la comparación que realizó entre Puigdemont y los exiliados republicanos.

Alianzas en el Congreso

Iglesias ha tratado de marcar a Sánchez los aliados. Mientras este trataba de tender puentes con Cs para sacar adelante sus votaciones en el Congreso, el líder de Podemos se esforzaba en subrayar que la única mayoría viable era la de la investidura. Es decir, con ERC y los nacionalistas, y trataba de mantener a Cs en la foto de Colón con PP y Vox.

Política exterior

La imagen de España en el exterior también ha sido escenario de las diferencias entre Iglesias y Sánchez. El último ejemplo se vivió hace pocas semanas, cuando Podemos rechazó que el Parlamento Europeo retirase la inmunidad a Puigdemont. En noviembre del año pasado, Iglesias aprovechó su viaje a Bolivia con Felipe VI para impulsar una declaración política. Y su postura sobre el Sáhara también ha generado roces con Marruecos.

Igualdad, trans, alquiler

La gestión del Gobierno se ha visto golpeada por choques serios entre los dos socios, que a veces han sido alentados por el vicepresidente. Un ejemplo es la ley de igualdad y la trans. En el primer caso, la parte socialista ha tratado de frenar la propuesta defendida por Podemos al dudar de su legalidad. La ley trans ha abierto un profundo debate entre los dos socios y en el movimiento feminista. La norma para regular los alquileres ha degenerado en un enfrentamiento entre José Luis Ábalos e Iglesias.

Choques entre ministros

La relación entre los dos socios de Gobierno también se ha demostrado que es bastante mejorable en lo personal. Es el caso de Carmen Calvo y Margarita Robles. La ministra de Defensa no se ha cortado al criticar algunos posicionamientos de Iglesias o de Unidas Podemos, mientras que la sintonía entre la vicepresidenta primera e Irene Montero es más que deficiente.