ERC y Junts, atorados en el plan secesionista a tres días de que comience la nueva legislatura en Cataluña

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Pere Aragonès, en una imagen de archivo
Pere Aragonès, en una imagen de archivo David Zorrakino | EUROPA PRESS

El margen que deben darle a la mesa de diálogo con el Gobierno dificulta el pacto para formar un Ejecutivo independentista

09 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Semana clave, pero puede que no definitiva para el acuerdo entre las fuerzas secesionistas para la formación de Gobierno en Cataluña. La Cámara catalana se constituye este viernes y ERC quiere llegar no solo con un pacto con Junts y la CUP sobre la Mesa del Parlamento autonómico, sino sobre el futuro Ejecutivo. Este último extremo es menos urgente porque la primera votación de investidura no será hasta el 26 de marzo. Son muchos los frentes abiertos en la negociación, que esta semana debería coger velocidad de crucero para cristalizar un acuerdo como reclama con urgencia Pere Aragonès.

La CUP consulta estos días a sus bases sobre cuál debe ser su papel en la próxima legislatura. Pero previsiblemente no entrará en el Gobierno, que será de nuevo de coalición entre Esquerra y Junts aunque la hoja de ruta sigue siendo un escollo. ERC replica a las prisas de la CUP de celebrar un nuevo referendo ilegal esta legislatura que la consulta se hará cuando sea posible. Los republicanos instan al Gobierno central a volver a convocar la mesa de diálogo en cuanto haya nuevo Ejecutivo catalán y abogan por dejar que este foro trabaje sin la presión de unos plazos concretos. Junts, en cambio, tiene más prisa y aboga por no renunciar a la unilateralidad si la mesa encalla. 

Pendientes de Laura Borràs

Luego está la cuestión del funcionamiento interno del Gobierno. Ambas partes se conjuran para no repetir la continua pelea de gallos de la última legislatura. Aragonès habla de cambiar la estructura para que las consejerías no sean compartimentos estancos. Para evitar que haya dos Gobiernos dentro de uno, como en el mandato anterior, cada consejería podría contar con un consejero de un partido y con el número dos de la otra formación.

Han trascendido muy pocos nombres. En parte porque Laura Borràs aún no ha decidido si quiere ser presidenta de la Cámara o si prefiere ser vicepresidenta del Gobierno o incluso jefa de filas del grupo parlamentario.

Su presencia en la Mesa genera dudas porque hay un artículo del reglamento del Parlamento autonómico que la obligaría a dejar el hemiciclo en cuanto fuera procesada por un caso de corrupción como el que tiene abierto. Ahora bien, el hecho de que presidiese la Cámara podría servirle de parapeto y altavoz para explotar como víctima su más que probable procesamiento y atribuir, como suele hacer el independentismo, al Estado español toda la culpa de que acabe sentada en el banquillo por asignar a dedo a uno amigo contratos públicos cuando dirigía el Instituto de las Letras Catalanas. Además, el puesto de presidente del Parlamento podría ser una cesión a los anticapitalistas.