Junts prepara en Waterloo su cita con ERC, mientras la CUP exige que se supriman los antidisturbios

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Dolors Sabater, candidata de la CUP a la Generalitat
Dolors Sabater, candidata de la CUP a la Generalitat Andreu Dalmau | EFE

JxCat trató de contentar a los anticapitalistas desautorizando a los Mossos por sus intervenciones en las revueltas callejeras

19 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las reuniones de unos y otros se suceden entre los partidos catalanes en busca de un acuerdo para la investidura y la formación de un nuevo gobierno. A día de hoy, las alianzas son toda una incógnita. Pero sí hay una cosa muy clara. Las negociaciones van a ser muy duras. JxCat y la CUP se vieron ayer las caras por primera vez después de que Esquerra y los anticapitalistas abrieran el baile de las conversaciones el miércoles para intentar un pacto entre las fuerzas secesionistas. En paralelo, el PSC mantiene su intención de optar a una investidura alternativa a la de ERC y sondeó a los comunes para un posible acuerdo.

Junts y la CUP se reunieron ayer por primera vez, 24 horas después de que Carles Puigdemont y Laura Borràs perfilaran en un encuentro en Waterloo las líneas rojas de los posconvergentes. Una cosa salió clara del encuentro: no van a servir en bandeja a Esquerra la presidencia para Pere Aragonès. Por un lado, avisan a los republicanos que el independentismo superó el pasado domingo el 50 % de los votos y el futuro Gobierno debe poder «aplicar» ese «mandato electoral».

Referencia directa, pero sin citarlo, al compromiso que Borràs adquirió durante la campaña de que si el independentismo superaba la mitad más uno de los votos, el Ejecutivo catalán estaría legitimado para reactivar la declaración unilateral de independencia. Ese será uno de los escollos de la negociación, definir cuál es la estrategia para avanzar hacia la secesión, ya que JxCat y la CUP apuestan por la vía unilateral, mientras ERC aboga por mantenerla aparcada.

El otro punto complicado es la estrategia en Madrid. Elsa Artadi y Jordi Sànchez ya han apuntado que ERC y Junts deben tener la misma posición en el Congreso porque lo contrario afecta al Gobierno catalán. Los posconvergentes creen que las urnas han validado el planteamiento de Junts y de la CUP, que se decantan por el bloqueo y por no facilitar la gobernación. Si Borràs exige a Aragonès que rompa con Pedro Sánchez, las negociaciones pueden saltar por los aires. El presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el coordinador nacional del partido, Pere Aragonés, fijarán hoy la posición de la formación republicana de cara a las negociaciones en el consejo nacional que se celebrará por la tarde. 

Amenazas

Si Junts presiona a ERC con unas exigencias de máximos, la CUP no se queda atrás. Los anticapitalistas amenazan con dinamitar el posible acuerdo independentista si no hay cambios en materia de modelo policial. Tras el encarcelamiento de Pablo Hasel y la actuación de los Mossos frente a los disturbios, han situado la cuestión policial como un punto central de la negociación. Después de su cita con Junts, desde la formación antisistema afirmaron que la «continuidad de las conversaciones está totalmente condicionada» a que haya avances y compromisos sobre un nuevo modelo policial, la supresión de la brigada Brimo de antidisturbios y el cese del consejero de Interior, Miquel Sàmper.

A las primeras de cambio, la CUP presiona con fuerza. JxCat trató de contentar a los anticapitalistas desautorizando a los Mossos, obviando que quien los dirige es de su partido, y afirmando que la respuesta policial estos días ha sido «inaceptable». Los «errores» de los Mossos no pueden quedar «impunes», dijo Junts, que abogó por la reforma del modelo policial que lleva en sus manos once años.