El hombre de los 2.000 tumores solo indemnizará a 20 de los miles de estafados

Alfonso Torices COLPISA | MADRID

ESPAÑA

Manuel Bruque | efe

Francisco Sanz pagará 36.978 euros a las únicas víctimas identificadas y que han podido probar la cuantía del timo, pese a haberse apropiado de 264.780 euros de ayudas solidarias

19 feb 2021 . Actualizado a las 17:33 h.

Los tribunales no siempre pueden impartir justicia. Francisco José Sanz González de Martos, más conocido en televisiones y redes sociales como «Paco el de los 2.000 tumores», solo tendrá al final que indemnizar a 20 de los miles de españoles a los que estafó con un timo cruel. Así lo establece la sentencia que hoy notificó la Audiencia Provincial de Madrid pese a que este valenciano de 50 años confesó que, del 2010 hasta el 2017, simuló que necesitaba una fortuna para pagar en EE.UU. el tratamiento experimental que le libraría del supuesto cáncer que lo mataba, y que lo hizo dentro de un plan personal orquestado con el único fin de lucrarse y vivir muy bien a costa de los demás.

Sanz, además, solo es condenado al final a dos años de cárcel de los seis que le pedía inicialmente el fiscal, lo que muy probablemente le evitará volver a prisión, donde solo pasó dos semanas tras su arresto, el 8 de marzo del 2017, en su casa de Puebla de Vallbona. El motivo es que justo antes del comienzo del juicio llegó a un acuerdo con el Ministerio Público y las acusaciones particulares. A cambio de su confesión, rebajaban su petición de pena. Idéntica confesión hizo Lucía Carmona, quien fue su novia y socia en el timo en el momento del arresto, por lo que su pena ha quedado reducida de tres años de cárcel a uno y nueve meses, que, si no reincide, tampoco cumplirá.

La razón de que se le condene a una indemnización tan escasa es puramente técnica. Pese a admitir por completo el timo, con el que durante siete años logró apropiarse de unos 264.780 euros en donaciones, solo tendrá que pagar 36.978 euros en indemnizaciones. De su abono serán igualmente responsables solidarias su madre, María del Carmen González, y su exnovia, que también se lucraron con sus engaños y sus lastimeros y teatrales mensajes de falso enfermo desahuciado y abandonado por la sanidad pública en webs, platós de televisión y redes sociales.

La cantidad final a pagar es la suma de los estafados concretos -con nombre y apellidos- que se pudieron identificar en la vista oral y de las cuantías que probaron que donaron engañados a Sanz. Ni más ni menos. El tribunal aclara que no pueden buscar más víctimas de las identificadas en el juicio en ejecución de condena, como reclamaba el fiscal, porque eso no lo contempla la jurisprudencia y provocaría «indefensión» a los acusados, lo que les permitiría anular el proceso en caso de recurso. Tampoco concede los daños morales, a su credibilidad y a su imagen que reclamaron algunas de las víctimas que comparecieron en el juicio, pues considera que esas lesiones no patrimoniales no quedaron suficientemente acreditadas en la vista.

«Atentado» contra la solidaridad

Lo que califica la sala de «verdadero daño moral» es «el atentado contra las bases mismas de la solidaridad y generosidad humana» que ha provocado esta estafa y su repercusión mediática, que «genera en la sociedad una inmensa desconfianza hacia casos similares que privan a potenciales beneficiarios de los fondos que puedan precisar para atender los gastos de su enfermedad». Sin embargo, los magistrados concluyen, aunque lo lamenten, que «la traición a esos sentimientos de solidaridad y generosidad es irresarcible».

El relato de hechos probados aclara que lo único cierto de la historia que repitió el timador es que en el 2009 se le diagnosticó el síndrome de Cowden, una enfermedad de origen genético, de las conocidas como «raras», porque las padecen menos de cinco personas por cada 10.000. Se caracteriza por la aparición de una serie de tumores benignos, pero, de entrada, no presenta riesgo vital. Debido a su nueva situación, le fue concedida una pensión de incapacidad absoluta, por la que cobraba 745,99 euros al mes.

También es cierto que estuvo viajando a EE.UU. para recibir un tratamiento experimental, pero lo hacía con todos los gastos pagados por los autores del ensayo y su medicación la recibía gratis en el Hospital General Universitario de Valencia.

Su plan de lucro comenzó en el 2010 con la creación de una web -ayudapacosanz.com-, ahora clausurada por la sentencia, en la que reclamaba ayuda para el tratamiento, y donde afirmaba, con el altavoz de medios de comunicación y redes, que tenía cáncer y le quedaban «escasos meses de vida». Para ampliar sus ingresos, contrató en el 2013 un servicio de envío de SMS con la palabra «Paco», con un coste de 1,45 euros, de los que se embolsaba el 60%, lo que le reportó 13.384,86 euros aportados por la generosidad de 12.312 ciudadanos.

Famosos embaucados

De igual modo, logró que Miguel Hervás Abad les escribiese un libro -«Paco Sanz, una vida de sueños, una vida de lucha»-, y que el youtuber Auron Play le redactase el prólogo y el «hermano mayor» Pedro García Aguado, el epílogo, además de convertir a ambos en donantes. El 50% de las ventas eran para él, lo que le reportó 4.368 euros. Entre los embaucados también está el humorista Santiago Rodríguez, que, con su mejor voluntad, organizó con otros artistas una gala benéfica para Sanz en Valencia, en el 2013, en la que recaudó 3.000 euros.

De hecho, entre los perjudicados que sí tienen derecho a indemnización por sentencia esta Santi Rodríguez, que deberá recupera los 3.000 euros de la gala; Hervás, que tiene que recibir los 4.368 euros de la donación de los libros; el editor del libro, que recibirá los 8.125 euros que empleó en la publicación; la empresa Seur, que le donó 10.000 euros; o el también humorista José Mota, que le entregó otros 3.000 euros. También recuperarán su dinero el puñado de particulares timados que pudieron probar las transferencias bancarias que le hicieron, pero no, por ejemplo, los más de 13.000 ciudadanos que le entregaron pequeñas ayudas con SMS.