Miquel Iceta: aspirante a presidente y a senador, pero ministro al fin

M. L Paz REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El 25 de septiembre del 2015, en la campaña de las catalanas, Pedro Sánchez y Miquel Iceta cerraron su mitin en Barcelona bailando juntos el tema de Queen «Don’t Stop me now» (No me detengas ahora). Cuatro años después, Iceta ha frenado el intento de Sánchez de promover la candidatura de Illa a las autonómicas
El 25 de septiembre del 2015, en la campaña de las catalanas, Pedro Sánchez y Miquel Iceta cerraron su mitin en Barcelona bailando juntos el tema de Queen «Don’t Stop me now» (No me detengas ahora). Cuatro años después, Iceta ha frenado el intento de Sánchez de promover la candidatura de Illa a las autonómicas Jesús Diges | Efe

El líder del PSC dirigirá el Ministerio de Política Territorial y Función Pública

26 ene 2021 . Actualizado a las 19:44 h.

Miquel Iceta Llorens (Barcelona, 1960) estudió Ciencias Químicas en la Universidad Autónoma de Barcelona, pero no concluyó la licenciatura porque eligió dedicarse a la política. Eso es lo que corre por sus venas. Política y buena química en el mejor sentido. Es un hombre dialogante, razonable, sensato y, más que estridente, a veces es inoportuno, como cuando en plena campaña del 21 de diciembre del 2017 fue el primer poítico en defender un indulto para los condenados por el procés.

Con este nombramiento de ministro, es la segunda vez que cambia su trabajo a Madrid. La primera fue en 1991 de la mano del vicepresidente Narcís Serra, quien lo nombró director del Departamento de Análisis del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Cuatro años más tarde ascendió a subdirector del Gabinete de Presidencia. Ahí aprendió los entresijos del poder, ejerció de fontanero y dio un paso al desempeño público, en sentido de visible, en 1996 al salir elegido diputado en el Congreso. Tres años después volvió a Cataluña como parlamentario autonómico. Fue en esa campaña electoral en 1999 cuando Miquel Iceta rompió moldes y declaró públicamente su homosexualidad.

Al ritmo de Queen

Pocos son los que no lo conocen, pero sigue sorprendiendo a todos. Primer secretario del PSC desde el 2014 y desde el 2015 candidato a la Generalitat, en cuya campaña Iceta logró lo que otros nunca imaginaron: que Pedro Sánchez cerrase un mitin en Barcelona con él bailando a ritmo de Queen, Don't Stop me now (No me detengas ahora).

Este político y estratega de raza, abierto y conciliador con el independentismo, defendió con ahínco hallar una vía intermedia antes del 1-O. «Ni DUI ni 155», repetía sin cesar. Lo mismo que plasmó en su libro La Tercera Vía. Puentes para el acuerdo. En él expone su defensa de una reforma constitucional de carácter federal, con un federalismo fiscal y se describe a sí mismo como catalanista federalista integrador.

La tranquilidad que irradia la convierte en fina ironía cuando le sacan de sus casillas. No se calla. El ejemplo lo dio en las elecciones del 2017 al ser entrevistado por un agresivo, más que un incisivo, director de TV3, Vicent Sanchis. A diferencia de las formuladas a candidatos secesionistas, las preguntas que le hacía el entrevistador llevaban pócima independentista y, cuando Iceta iba a contestar, Sanchis ya le interrumpía y se explayaba en ataques. Llegó un momento de tanta tensión que el socialista le espetó un zasca: «Creía que el debate era el lunes», en alusión a un debate de candidatos que se iba a celebrar.

Veto y mesa de partidos

Iceta está acostumbrado a lidiar con el secesionismo. Ayer Sánchez dijo de él que es un hombre de «concordia, de construir consensos, de cooperación, coordinación y cogobernanza». Y esa que Iceta sigue apelando a la unidad de la sociedad y no al revanchismo, pese a que el independentismo le asestó el golpe político que más le dolió. En el 2019, su grupo parlamentario lo propuso para ser senador por representación autonómica y el secesionismo lo vetó en el Parlamento catalán en un pleno inédito, pues a nadie de ningún grupo nunca antes se le había impedido una propuesta similar. Desde Política Territorial, Iceta tendrá la misión de encabezar la mesa de diálogo sobre Cataluña. Una puñalada para algunos.