Asciende a cuatro el número de fallecidos por una potente explosión en la calle Toledo de Madrid

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

ESPAÑA

La Voz

El último fallecido es un sacerdote que estaba hospitalizado y que, en el momento del accidente, se encontraba revisando el estado de la caldera de gas del edificio

21 ene 2021 . Actualizado a las 08:33 h.

Al menos cuatro muertos y una decena de heridos. Es el balance de víctimas tras las dos grandes explosiones que al filo de las 15 .00 horas de este miércoles sacudieron el número 98 de la calle Toledo de Madrid, en el barrio de La Latina, y que hicieron volar casi al completo las cuatro plantas superiores de las seis de las que consta el edificio. La última víctima falleció esta madrugada; se trata de un sacerdote que se encontraba ingresado en el Hospital de La Paz con quemaduras de carácter grave. Todos los indicios de los investigadores apuntan a que la deflagración se debió a un escape de gas mientras se realizaban trabajos de reparación en una caldera del centro parroquial de la iglesia de la Virgen de la Paloma.

En el momento de la explosión, el sacerdote Rubén Pérez de Ayala se encontraba revisando el estado de la caldera de gas del edificio, que llevaba un tiempo funcionando mal, junto a David Santos Muñoz , un feligrés también fallecido. 

La tragedia pudo ser mucho peor. Las plantas superiores del edificio están casi deshabitadas, algo poco habitual en pleno centro de un Madrid semiconfinado por el virus y el hielo. Además, a un lado del edificio afectado se encuentra una residencia de mayores con más de medio centenar de internos, y al otro, un colegio. Ninguno de los dos centros tuvo que lamentar más daños que los cortes sufridos por un escolar a consecuencia de los cascotes. Los mayores fueron evacuados indemnes al hotel Ganivet y posteriormente redistribuidos por otras residencias. Parte de los numerosos cascotes que se desprendieron por la explosión cayeron sobre el patio del colindante colegio La Salle a una hora en la que los niños disfrutan de un recreo tras la comida, suerte que la nieve y el hielo que todavía se acumula sobre su superficie obligó a la dirección a cerrar este espacio. En palabras del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, «un auténtico milagro».

Las víctimas mortales confirmadas son David Santos, de 35 años y padre de cuatro hijos, un feligrés electricista que había acudido al centro a reparar la caldera. Y dos viandantes, dos varones de nacionalidad española de los que hasta el momento solo ha trascendido que uno es ellos tenía 85 años. Por otra parte, hay una decena de heridos, uno de ellos un sacerdote que revisaba la caldera con el fallecido. Presenta pronóstico grave y se encuentra ingresado en un hospital. Además del niño, también dos agentes de la Policía Nacional resultaron heridos.

Llamas en el interior

La zona parecía el decorado de una película distópica por la coincidencia de las mascarillas en los rostros de los vecinos que bajaron a colaborar, por la acumulación de hielo en las calles y una gran llama que no acababa de apagarse en el interior de un edificio semidesnudo. Según fuentes de los servicios de emergencias, el fuego era fruto del gas que corría por uno de los conductos del edificio y que impidió la entrada de las unidadesde rescate.

Tal y como informó Almeida, los bomberos no pudieron actuar en un primer momento sobre las llamas tampoco desde el exterior, ya que si la estructura del edificio estuviese tan dañada como aparenta, el efecto del agua podría provocar su derrumbe al completo. Por ello, la primera opción con la que trabajan las autoridades y los servicios de emergencia es por un derribo controlado. Los drones de la policía municipal sobrevolaron el enclave para intentar aportar más información a los bomberos a la hora de acceder al inmueble.

Ante el miedo a un derrumbe, la zona fue de inmediato acordonada por los servicios de emergencia, que establecieron un perímetro de seguridad que fue aumentando poco a poco. Según informaron los bomberos municipales, el inmueble está seriamente dañada, por lo que «llevará tiempo» acceder de forma definitiva a su interior.