Madrid pasa del miedo al hielo al pánico por inundaciones y plagas

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

ESPAÑA

Víctor Lerena | EFE

El Gobierno declara zona catastrófica ocho comunidades autónomas

20 ene 2021 . Actualizado a las 09:07 h.

Andalucía, Asturias, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Madrid y Navarra. Son las ocho comunidades autónomas para las que el Gobierno, pese a sus reticencias iniciales, aprobó ayer la declaración de zonas catastróficas a consecuencia del temporal Filomena que sacudió el país el pasado 8 de enero y la ola de frío que llegó a continuación. Todavía no hay una partida económica concreta, pero desde el Ejecutivo alegaron que de esta manera se «agiliza la tramitación de las ayudas» que los afectados pueden empezar a requerir.

Cuando este miércoles se cumplen 12 días desde que el temporal hizo acto de presencia en Madrid, la capital sigue inmersa en un pequeño caos. La nieve y el hielo mezclados con la suciedad siguen acumulados en los márgenes de aceras y carreteras, algo a lo que han contribuido las bajas temperaturas de los últimos días en los que el sol ha asomado pocas horas y con poca fuerza. Desde las administraciones se agarran a la previsión meteorológica para hoy, confiando en que la lluvia y el moderado ascenso de los termómetros funcionen de escoba y se lleven toda la porquería acumulada en las calles. Por ello, los servicios de recogidas de residuos del ayuntamiento llevan desde el lunes trabajando día y noche, una lucha contra el crono en la que el objetivo es acabar de retirar de las calles los montones de basura acumulados en la vía pública.

Desde la Aemet advierten que estas dos circunstancias contribuirán a que la nieve y el hielo se conviertan en agua, por lo que Madrid ha pasado de un día para otro del pánico al hielo al pánico a las inundaciones. El Ayuntamiento activó ayer el nivel de preemergencia del Plan de Protección Civil por el riesgo de inundaciones, y los operarios municipales se afanan en intentar despejar las zonas de alcantarillado, gran parte de ellas colapsadas por la mezcla de hielo, ramas y suciedad, con el objetivo de que logren evacuar la gran cantidad de agua que se pueda originar, sobre todo por el deshielo, ya que las lluvias previstas no son intensas.

Riesgo de ratas y cucarachas

La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental alertó ayer que todo este panorama es «un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de ratas, cucarachas, y otras plagas urbanas con capacidad para transmitir enfermedades vectoriales como la salmonelosis, la disentería, leptospirosis, el E.Coli y otras muchas», afirmó a Europa Press su directora general, Milagros Fernández de Lezeta.

Desde el consistorio volvieron a entonar ayer el mea culpa. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, dijo comprender el «enfado» de los vecinos, pero reclamó paciencia y colaboración ante esta «catástrofe». Más clara resultó la vicealcaldesa, Begoña Villacís: «Ha pasado ya una semana y hemos hecho un gran esfuerzo, pero Madrid no está como debería estar y pido disculpas por ello».

Alerta máxima por el riesgo de desprendimientos de cascotes de hielo desde tejados y azoteas

Caminar por Madrid estos días se ha convertido en un pequeño infierno. A las ya de por sí reducidas y concurridas aceras, y el riesgo a contraer el covid-19, hay que añadir las goteras que caen sobre la cabeza y el peligro a caer lesionado por las todavía numerosas placas de hielo camufladas en el suelo. Pero mucho peor que una caída es el daño que pueda generar un desprendimiento de los cascotes de nieve y hielo a medio derretir que asoman en los balcones y las azoteas. Como pudieron comprobar los viandantes todos estos días, su consistencia es parecida a la de una piedra. Varios puntos de la ciudad han sido señalizados con cinta de seguridad para evitar que pasen los peatones, pero la previsión de viento es importante, por lo cualquier llamada a la precaución es poca.

«Filomena» echa el candado a los dos grandes pulmones

Ana Bornay | EFE

«Como mínimo, dos meses». El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, advirtió que el Parque del Retiro y la Casa de Campo permanecerán cerrados hasta la primavera. Filomena ha echado el candado a los dos grandes pulmones de la capital, donde sus vecinos acuden en masa los fines de semana. Cualquier excusa es buena para apartarse del tráfico: correr por sus agradables senderos, patinar por sus pistas, pasear o pedalear por sus majestuosas avenidas, disfrutar del aperitivo en una terraza con los amigos, mostrárselo a una visita o bien disputar un partido de tenis, pádel, baloncesto, fútbol o cualquier otro deporte en alguno de sus recintos deportivos. El Retiro es el más señorial, todavía conserva el distinguido aire bajo el que nació en el XVII, cuando fue ordenado construir por el conde-duque de Olivares para el deleite de Felipe IV. Un gran museo al aire libre dentro de una verja rectangular de algo más de 4 kilómetros. Unas 118 hectáreas. Mucho más extenso es la Casa de Campo, que con sus 1722 hectáreas es uno de los mayores parques urbanos del planeta. Pese a la mala fama de la que gozó en su día, en los últimos años se había convertido en otro lugar imprescindible para el disfrute de madrileños y turistas.

Almeida sabe que mantener estas dos plazas cerradas es muy impopular, pero el regidor no parece dispuesto a que los árboles se cobren una nueva víctima mortal, como sucedió en el 2014 bajo el mandato de Ana Botella, y como sucedió también en el 2018 con Carmena, llevándose por delante la vida de un niño. Ambas fueron utilizadas políticamente por las oposición mediante el debate de si las labores de mantenimiento y los recursos destinados eran adecuados. La flora del Retiro y de la Casa de Campo no están preparadas para esta nevada, por lo que los expertos auguran que un buen número de ejemplares estarán muy tocados.