Casado acelera la desconexión con Vox y Cs para tratar de copar el centroderecha

G. B. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pablo Casado e Inés Arrimadas se saludan en un acto durante la campaña de las elecciones autonómicas en el País Vasco
Pablo Casado e Inés Arrimadas se saludan en un acto durante la campaña de las elecciones autonómicas en el País Vasco JAVIER ZORRILA / EUROPA PRESS

09 ene 2021 . Actualizado a las 09:42 h.

La proximidad de las elecciones catalanas, y la lucha por el liderazgo del electorado no nacionalista de derechas en esa comunidad, han ahondado el movimiento político que supuso la ruptura de Pablo Casado con Vox en la moción de censura defendida por Santiago Abascal. Y también, la estrategia de los populares de marcar distancias con Ciudadanos, partido con el que ya no aspiran a integrarse, ya que su propósito es ahora más bien absorber a sus votantes.

Los populares han aprovechado el asalto al Capitolio de Estados Unidos perpetrado por extremistas seguidores de Donald Trump para situar a Vox en el «populismo» y equipararlo con el que atribuyen a Unidas Podemos. «No entiendo cómo en España hay partidos que lo tratan de justificar», dijo Casado tras las bochornosas imágenes del asalto, en referencia a Vox. Más claro fue el secretario general del PP, Teodoro García Egea, que dijo que el partido de Abascal «no tiene la valentía de denunciar» esos hechos «pero sí de pedir el Premio Nobel de la Paz para Trump».

 El reto de mantener los pactos

La campaña catalana reflejará un enfrentamiento a cara de perro en el que Vox situará al PP como un partido que ha abandonado la causa constitucionalista. Pero también el proyecto de España Suma, con el que el PP y Cs plantearon en su día sumar fuerzas en Cataluña, País Vasco y Galicia, ha quedado definitivamente enterrado. En Galicia, la negativa de Núñez Feijoo a esa coalición abortó el plan de inmediato. En el País Vasco, fracasó electoralmente. Y en Cataluña, el PP ha iniciado un acoso al partido naranja fichando a su exportavoz Lorena Roldán. Ciudadanos ha recibido ese movimiento como un acto de hostilidad y parecen dispuestos a aceptar el desafío planteando una batalla abierta en la campaña catalana.

El escenario supone la ruptura de la fluida relación política que Casado y Arrimadas habían mantenido desde la llegada de la sucesora de Albert Rivera al liderazgo de Ciudadanos. El reto para los tres partidos es ahora que esa pugna electoral no afecte a la estabilidad de los Gobiernos de coalición entre el PP y Ciudadanos apoyados por Vox en Madrid, Andalucía y Murcia.