Medio siglo del proceso de Burgos, el gran error estratégico de Franco

ESPAÑA

Manifestación en Paris, en diciembre de 1970, contra el proceso de Burgos
Manifestación en Paris, en diciembre de 1970, contra el proceso de Burgos EFE

El juicio en 1970 a 16 etarras enfrentó al régimen a la comunidad internacional

06 dic 2020 . Actualizado a las 16:27 h.

Francisco Franco, que presumía de haber sido en su tiempo el general más joven de Europa, confeccionó una leyenda a medida basada en el prestigio de astuto estratega que, según sus fieles, se había ganado en el campo de batalla. Pero fue la estrategia lo que falló estrepitosamente en diciembre de 1970, cuando el régimen montó un macrojuicio diseñado para aniquilar de raíz el entonces incipiente terrorismo de ETA. El llamado proceso de Burgos, en el que se juzgaba a 16 miembros de la banda terrorista, no solo no acabó con la organización etarra, sino que se convirtió en un gigantesco aparato de propaganda y acabó por enfrentar a la dictadura con una comunidad internacional que había iniciado una tímida apertura de puertas a España.

Se cumplen ahora 50 años de aquel consejo de guerra, celebrado entre el 3 y el 9 de diciembre de 1970 en el Gobierno Militar de Burgos. Los historiadores consideran que el formato fue el primer error estratégico de la dictadura. La decisión de poner en manos de un tribunal militar el destino de los terroristas fue la primera derrota en la batalla de la imagen ante la prensa mundial, que era unánime al calificar de farsa un proceso sumarísimo en el que los 5.000 folios de la causa se mantuvieron en secreto para los acusados y sus defensas hasta poco antes del inicio de la vista.

Entre los 16 procesados había tres mujeres —una de ellas, la única absuelta—, dos sacerdotes y figuras que, con el paso de los años, cobrarían protagonismo en la política democrática vasca como Teo Uriarte y Mario Onaindia. También entre los abogados defensores había nombres conocidos, como Gregorio Peces-Barba, Juan Mari Bandrés o Txiki Benegas. Sobre los acusados pesaban tres delitos de sangre: los asesinatos del guardia civil José Pardines, el agente de la policía secreta Melitón Manzanas y el taxista Fermín Monasterio. Además, ETA sumaba más de 20 robos a mano armada y 50 atentados con explosivos.

Protestas en toda España

Tras la crisis de Gobierno a causa del escándalo de corrupción del caso Matesa, el pulso entre los llamados tecnócratas y el núcleo duro falangista del franquismo se había redoblado. Ante estas fisuras, el principal movimiento organizado de la disidencia, el Partido Comunista, desplegó una campaña de protestas en las universidades y las fábricas. En 1970, se produjeron en España 1.500 huelgas, a las que el régimen respondió con una feroz represión. El proceso de Burgos se recibió en el País Vasco y Navarra, pero también en el resto de España, con múltiples protestas y paros, a lo que el Gobierno respondió con la declaración del estado de excepción, primero en Guipúzcoa y luego en todo el país.

El 28 de diciembre, en medio de una enorme tensión social, el tribunal militar dio a conocer la sentencia. Seis de los 16 acusados fueron condenados a muerte, el resto fueron sentenciados a un total de 519 años de cárcel y solo una procesada fue absuelta.

El fallo judicial disparó la presión internacional sobre el régimen. El presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y el papa Pablo VI se dirigieron personalmente a Franco para pedir clemencia. El papel de la Iglesia católica fue determinante a la hora de acorralar al inquilino del Pardo. El Vaticano fue decisivo incluso a la hora de definir el formato del juicio, ya que al haber dos sacerdotes sentados en el banquillo, el concordato vigente entonces entre España y el Vaticano permitía a la Iglesia imponer una vista a puerta cerrada. Pero Roma ordenó que el proceso fuese público y el juicio se convirtió en un espectáculo de masas contra la dictadura retransmitido día a día a todo el planeta.

A pesar de que Franco no acostumbraba a dar su brazo a torcer ante las peticiones que llegaban de más allá de los Pirineos y de que el objetivo original del macroproceso era castigar de forma ejemplar a la banda, el dictador no soportó la presión de las cancillerías y tuvo que ceder. Solo 48 horas después de la lectura de la sentencia, Franco presidió en el Pardo el Consejo de Ministros que conmutaba las penas de muerte.

Con la amnistía general de 1977, todos ellos quedaron en libertad.

El macrojuicio reforzó la línea dura de la banda y nutrió su leyenda fuera de España

Uno de los puntos más controvertidos al analizar el proceso de Burgos es el papel que jugó este juicio a la hora de determinar el futuro de ETA. En diciembre de 1970, la banda terrorista se encontraba muy debilitada y dividida. Un sector abogaba por transformar la organización en un partido político que se posicionase de cara a la que se creía inminente transición de España hacia la democracia, mientas que otra facción apostaba por el terrorismo como única estrategia.

Paradójicamente, entre los 16 encausados en Burgos, la mayoría eran partidarios de la opción política. Así se comprende, por ejemplo, la evolución de Teo Uriarte y Mario Onaindia, que con el tiempo abandonaron las posiciones más radicales y se integraron primero en Euskadiko Ezquerra y, finalmente, en el Partido Socialista.

Ganan los duros

El juicio no solo no acabó con la banda terrorista, como pretendía el franquismo, sino que la reforzó en un doble sentido. En primer lugar, en plena resaca del proceso de Burgos, la asamblea de ETA abandonó la idea de encauzar sus demandas por vías exclusivamente políticas y se decantó por el terrorismo como única alternativa, con independencia de si en el futuro se implantaba o no la democracia en España.

Y, en segundo lugar, el espectáculo mediático del macrojuicio alimentó fuera del país la leyenda de ETA como una especie de guerrilla romántica formada por aguerridos héroes que luchaban contra la dictadura de Franco en defensa del pueblo. Una imagen que perduró durante años en buena parte de los medios anglosajones, que calificaban a la banda de «movimiento separatista» incluso cuando la democracia española ya se había consolidado.

Con tu suscripción puedes acceder a todas las noticias publicadas en La Voz de Galicia, desde 1882 hasta hoy, buscando por palabra clave