El penúltimo desencuentro entre Arrimadas y Casado se produjo el lunes, cuando el presidente del PP dio por enterrado el proyecto España Suma con el que ambas formaciones concurrieron juntas a las elecciones vascas del 12J y, horas después, la líder de Cs anunció que los liberales irían en solitario a los comicios catalanes. Pablo Casado, de visita este viernes en Tarragona, mostró su «máximo respeto» a esta decisión de Ciudadanos y evitó alimentar la polémica escudándose en el argumento de que considera «muy satisfactorios» los pactos que ambos partidos comparten en autonomías y ayuntamientos.
Dos tácticas diferentes
Esta suavidad en las formas responde a la táctica de hacerse con los votos de Ciudadanos mediante un proceso de absorción gradual. Nada que ver con el plan diseñado para cazar al simpatizante de Vox, ante el que el PP quiere sacudirse el sambenito de «derechita cobarde» que le endosan los de Abascal. En el caso de Vox, Casado ha elegido la fórmula de la colisión. En ese papel salió este viernes al ruedo su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, que arremetió contra la formación de Abascal por no presentar enmiendas a los Presupuestos ni participar en su debate. A su juicio, esta ausencia «ha reforzado todavía más la coalición de Sánchez e Iglesias».