Felipe González rechaza los pactos con Bildu y ERC y avisa: «Nadie me va a mandar callar»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

ESPAÑA

El expresidente del Gobierno Felipe González, en una imagen de archivo.
El expresidente del Gobierno Felipe González, en una imagen de archivo. Fabián Simón | Europa Press

Lamenta los intentos de Ferraz por silenciar a los críticos

26 nov 2020 . Actualizado a las 17:40 h.

Felipe González cargó ayer con dureza contra los acuerdos alcanzados por el Gobierno con EH Bildu y ERC para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. El expresidente socialista consideró que estas dos formaciones secesionistas «no son interlocutores válidos», por tratarse de dos de los mayores exponentes del soberanismo que pretende «romper la cohesión y la solidaridad entre españoles», algo que interpreta como «cualquier cosa, menos progresista», dijo. Dos socios parlamentarios que por su propia naturaleza política «no permiten hacer un proyecto de país», sino que pretenden el «desguace» del mismo.

«Ni ERC ni Otegi están interesados en un proyecto que fortalezca a España», aseveró, lamentando de forma tácita la permisividad de Sánchez al consentir al líder de su socio de coalición, Pablo Iglesias, avanzar en su «estrategia» de convertir el país en un «Estado plurinacional con derecho de autodeterminación», una idea en la que «converge» con los aberzales y los secesionistas catalanes, pero que «no define un proyecto de país».

El ex secretario general del PSOE mostró en una entrevista en Onda Cero su «inquietud» y un cierto «sentimiento de orfandad» política al no entender muchas de las decisiones que está adoptando Ferraz, y aseguró que, pese a los intentos de la ejecutiva socialista por silenciar a los veteranos del partido, seguirá aireando sus opiniones: «Yo no represento a nadie ni lo pretendo, pero no voy a consentir que nadie me mande callar. Si alguien me manda callar diciendo que es socialista, yo sé que no es socialista», afirmó.

González realizó estas declaraciones antes de acudir a la presentación de la biografía de otro ex secretario general del PSOE, el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, en la que coincidió con el actual secretario de organización del partido y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, quien aseguró que «nadie hace callar a nadie», pero exigió que los diferentes puntos de vista deben ser expresados con «respeto».

Una España «más compleja»

La vicepresidenta primera del Gobierno y secretaria de Igualdad del PSOE, Carmen Calvo, reaccionó a las palabras del antiguo líder del partido, al que trató de explicar que la política es «muy diferente» a hace 20 años, ya que el actual tablero político es «más plural» que el de entonces y, por tanto, la situación es «más compleja». Cuestionada sobre las críticas de González a la actual dirección de Ferraz por tratar de silenciar a los críticos, la número dos del Ejecutivo respondió que «todo el mundo tiene derecho a dar su opinión, y faltaría más que Felipe González no lo tuviera».

El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, también fue cuestionado por la polémica. «Ya lo siento, pero no es sorpresa», admitió, al señalar a González como uno de los actores que puso más empeño en «trabajar» para que fracasase el acuerdo firmado por Sánchez e Iglesias a finales del pasado año. Echenique lamentó que «alguien que se reivindica de izquierdas, que se reivindica», incidió, sugiriendo que en realidad no lo es, debería celebrar las medidas que está aplicando el Gobierno «progresista».