Sánchez cumple un año desde el 10N aplicando su manual de resistencia

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, durante el debate de la moción de censura
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, durante el debate de la moción de censura EUROPA PRESS / E. Parra. POOL

Pese al covid y la tensión con Iglesias, está cerca de aprobar los Presupuestos

08 nov 2020 . Actualizado a las 09:40 h.

El 10 de noviembre del 2019 se celebraron en España las elecciones generales que alumbrarían el primer Ejecutivo de coalición de la democracia. Tras fracasar en su intento previo de alcanzar un pacto y comprobar que ambos perdieron votos y escaños con la repetición de los comicios, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sorprendieron con un pacto de Gobierno casi inmediato a pesar de que, con 155 escaños entre ambos, no tenían mayoría suficiente para la investidura. Desde entonces, Sánchez lleva un año aplicando su manual de resistencia. Pese a los conflictos internos, el acoso de la oposición, la excepcionalidad de la pandemia y la compleja relación con el independentismo catalán, la prioridad ha sido gobernar a toda costa. Y doce meses después, Sánchez está a las puertas de aprobar sus primeros Presupuestos. 

Una ajustada Investidura

Presidente gracias al independentismo. El 7 de enero, Sánchez superó la investidura con un estrecho margen de dos votos, (167 a favor, 165 en contra y 18 abstenciones), lo que auguraba dificultades para gobernar. Le apoyaron PNV, Más País, Compromís, Teruel Existe, Nueva Canarias y BNG. Solo la abstención de ERC y EH Bildu le permitió ser presidente Un hecho que está marcando esta legislatura.

Polémica gestión política

Encontronazos con la Justicia. Tras conformar el equipo con más ministros de la democracia (22), el Gobierno arrancó con polémicas como el nombramiento de Dolores Delgado, diputada del PSOE, como fiscala general del Estado, y las críticas a la Justicia de Pablo Iglesias, lo que provocó tensiones con los jueces. Unos encontronazos que han ido a más con la propuesta del Gobierno de dejar en manos de la mayoría de la investidura la elección de los miembros del Poder Judicial para superar el bloqueo en las negociaciones con el PP para su renovación.

El covid lo cambió todo

Reválidas quincenales en el Congreso. La pandemia del covid-19 trastocó pronto los planes. Toda la agenda del Gobierno quedó en segundo plano. Tras la polémica por la autorización de la manifestación del 8 de marzo, con el virus llamando ya a las puertas, el Ejecutivo tuvo que batallar en el Congreso cada 15 días para prorrogar el estado de alarma, cada vez con menos apoyos, pero fue salvando las votaciones hasta su levantamiento después de tres meses de confinamiento.

Gestión económica

Acuerdos, malos datos y Presupuestos. El hundimiento de la economía provocado por ese confinamiento obligó al Gobierno a centrar toda la gestión en las ayudas a los afectados. Pese al choque con la oposición, se apuntó éxitos al lograr pactos con patronal y sindicatos en torno a los ERTE. Pero eso no ha impedido que España tenga las peores perspectivas económicas de Europa, a pesar de los 140.000 millones de euros en ayudas aprobados por la UE. Sánchez ha logrado reconducir la relación con ERC, algo que será clave para aprobar los Presupuestos, pero a cambio de polémicas cesiones, como abrirse al indulto de los presos del procés o que el castellano deje de ser lengua vehicular en Cataluña, lo que eleva la tensión con la oposición. 

Gestión de la pandemia

Del mando único a una difícil cogobernanza. En lo que afecta a la gestión sanitaria, tras imponer el mando único del Gobierno, las críticas de la oposición y las acusaciones de ocultar datos fueron constantes. La decisión posterior de dejar la desescalada en manos de las autonomías dio lugar a cierto caos jurídico, con medidas diferentes ante situaciones similares en cada territorio, con la batalla política planteada al Gobierno desde la Comunidad de Madrid como exponente máximo de la confrontación sobre la pandemia.

Tensiones internas

Iglesias versus Calviño y Robles. La coalición de Gobierno ha resistido por ahora pese a las fuertes tensiones internas. En lo económico, con los pulsos de Pablo Iglesias a la ministra de Economía, Nadia Calviño, en cuestiones como la derogación de la reforma laboral, la fusión de CaixaBank y Bankia o la intervención de los alquileres. Y en lo político, con las críticas de Podemos a la monarquía y las alusiones a veleidades golpistas de mandos militares, con un enfrentamiento permanente entre el vicepresidente segundo y la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Unos comicios que cambiaron el escenario en la derecha

Las elecciones generales del 10 de noviembre del 2019 dibujaron un escenario político en la izquierda que condujo a la conformación de una mayoría parlamentaria en la que el Gobierno se apoya en los partidos independentistas, especialmente en ERC y EH Bildu, para completar los 21 votos que le restan hasta la mayoría absoluta. Pero esos comicios rediseñaron también el mapa de la derecha. El descalabro en las elecciones de Ciudadanos, que pasó de 57 a 10 diputados en seis meses, permitió mejorar al PP, que subió de 66 a 89 escaños, conjurando el fantasma de un sorpasso de los naranjas. Pero esa reordenación hizo también que Vox duplicara su representación, pasando de 24 a 52 diputados, con lo que el problema para el PP solo cambió de extremo. El líder popular, Pablo Casado, comenzó la legislatura con grandes dificultades para diferenciar su discurso del de Vox. Algo a lo que contribuyó el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz. La moción de censura presentada por Vox dio a Casado la oportunidad de romper con una deriva que amenazaba con desdibujar el papel del PP como líder de la oposición. La ruptura con el partido de Santiago Abascal implicó un punto de inflexión casi un año después de las elecciones, con el PP moderando su discurso y abriéndose a pactos de Estado con el Gobierno. El pésimo resultado de Cs en el 10N provocó además la dimisión de su líder, Albert Rivera. Y su sucesora, Inés Arrimadas, se ha visto obligada a un cambio total de estrategia, pasando de una oposición feroz y total al Gobierno de Sánchez a convertirse en aliado del Ejecutivo. Ese giro total, reforzado por el paso hacia el centro del PP, se escenifica en su disposición a apoyar los Presupuestos.