Conferencia de presidentes: aportación europea y cuentas públicas como armas políticas

Gonzalo Bareño Canosa
G. Bareño MADRID/ LA VOZ

ESPAÑA

Pedro Sánchez, este viernes en la Moncloa
Pedro Sánchez, este viernes en la Moncloa Borja Puig

Tras el respaldo empresarial,  Sánchez busca el de los mandatarios autonómicos

05 sep 2020 . Actualizado a las 09:10 h.

La crisis sanitaria originada por el coronavirus, y muy especialmente su derivada en forma de riesgo de colapso de la educación, se ha convertido en el principal caballo de batalla político entre el Ejecutivo y las comunidades. Pero en el fondo de ese debate se sitúa, como siempre, un problema económico que afecta la reparto de capital. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es consciente de que la asfixia financiera que padecen unas autonomías que han visto derrumbarse todas sus previsiones económicas como consecuencia de la pandemia del coronavirus es un factor que juega a su favor en la estrategia de buscar un apoyo mayoritario que le permita sacar adelante los presupuestos. 

Estrategia frente a Casado

El Gobierno aprovecha esa angustia económica para intentar que sean los presidentes autonómicos del PP los que muevan la posición del líder popular, Pablo Casado, hacia un gran acuerdo económico por encima de las siglas que desbloquee el horizonte presupuestario. Sánchez no desaprovechó ayer la oportunidad de plantear a los presidentes regionales la necesidad de contar con unos presupuestos adaptados a la nueva situación para abordar con coherencia una crisis sin precedentes. Pero fue más lejos y vinculó directamente el reparto de los fondos de reconstrucción procedentes de la Unión Europea y su eficacia a la aprobación de unas cuentas públicas para las que, a día de hoy, no dispone de mayoría suficiente como para sacarlas adelante.

Los presupuestos del Estado y los 140.000 millones de euros en ayudas y créditos de la UE constituyen así un arma poderosa en manos del Gobierno para ganarse el apoyo de comunidades y ayuntamientos. Y también, implícitamente, para garantizarse la estabilidad de su Gobierno, ya que su caída y la consiguiente convocatoria de elecciones constituirían un serio problema que complicaría las negociaciones con Europa para acceder a unos fondos imprescindibles para evitar el colapso financiero de España.

Los mismos argumentos le valen a Sánchez para ganarse el respaldo de las grandes empresas españolas, como se comprobó en su reciente comparecencia ante los principales ejecutivos del Ibex 35, que mostraron un apoyo público sin precedentes al Gobierno de coalición que lidera junto a Unidas Podemos. El desplome en los ingresos provocado por el coronavirus y la ralentización de la actividad como consecuencia de las medidas impuestas para tratar de controlar su expansión hacen que las grandes empresas sean muy dependientes de las ayudas del Gobierno. La negociación para prolongar los ERTE, que suponen de hecho que el Estado se haga cargo del salario de un enorme número de trabajadores que de otra forma tendrían que ser despedidos ante la imposibilidad de hacerse cargo de sus nóminas, son una buena prueba de ello.

Y si las autonomías esperan como agua de mayo el maná de los fondos europeos, aunque ayer Sánchez les aplicara una ducha fría al aplazar su llegada hasta mediados del 2021, también las empresas esperan ávidas la llegada de ese dinero, que se traducirá en fuertes inversiones públicas que repercutirán en su cuenta de resultados y en ayudas financieras para las que estén en situación más acuciante. En ese escenario, pese a la situación de inestabilidad parlamentaria de un Gobierno que carece de mayoría, Sánchez busca ganarse la estabilidad de la legislatura con el apoyo de las autonomías y los empresarios.