Sánchez busca atraer a Casado para aprobar un presupuesto «progresista»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, persona de confianza de Pablo Iglesias, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, serán los negociadores de los presupuestos con los partidos
El secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, persona de confianza de Pablo Iglesias, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, serán los negociadores de los presupuestos con los partidos

El PP le exige que rompa con Iglesias, y Cs, unas cuentas sin ideología podemita

02 sep 2020 . Actualizado a las 09:41 h.

Llegó el día. Pedro Sánchez abre la ronda de contactos con los líderes políticos de cara a explorar un acuerdo que le permita aprobar sus primeros presupuestos desde que se instaló en el Gobierno hace ya más de dos años. Todos coinciden en que el camino será largo y accidentado, pero pocos se atreven a vaticinar el signo de la votación que acogerá el Congreso en unos meses y que, de resultar fallida, puede precipitar el fin de la legislatura.

La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, admitió ayer que con una nueva prórroga de las cuentas públicas del 2018 será «absolutamente imposible» atender a las necesidades del país.

El proyecto presupuestario «será progresista», al estar inspirado en el pacto de coalición firmado entre el PSOE y Podemos, y «no excluyente», es decir, sin vetos a Cs. «No podemos excluir a ningún grupo político», remarcó el jefe del Ejecutivo. Pero tendrá muy en cuenta que las necesidades del país han cambiado sustancialmente desde la irrupción de la pandemia.

Sánchez e Iglesias mantuvieron una reunión este lunes para asentar los pilares de una negociación que ayer mismo comenzaron a afinar la propia Montero, como máxima responsable de Hacienda, y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, persona de confianza del líder de Podemos para asuntos económicos. Montero pronosticó un «entendimiento rápido»; el problema es que la coalición solo suma 155 diputados, de ahí la necesidad de entenderse con otras formaciones, que, como es costumbre, tratarán de dejar su impronta en unas cuentas públicas que estarán segmentadas en tres bloques: fiscalidad, otro que permita «continuar con el funcionamiento ordinario de las instituciones» y un último relativo a los fondos europeos, los 140.000 millones procedentes de Bruselas que el Gobierno se ve incapaz de administrar sin un nuevo proyecto presupuestario. 

«A mí no me presiona nadie»

El primero en visitar la Moncloa será, a las diez de la mañana, el presidente del PP, Pablo Casado, a quien el Gobierno trata de presionar en busca de su apoyo. Montero insistió ayer en el mensaje de «unidad» proclamado el lunes por Sánchez, y de paso advirtió «a aquellos que quieran sacar tajada política» que la ciudadanía les pasará factura. «A mí no me presiona nadie», dijo ayer el jefe de la oposición y reiteró que solo se abrirá a negociar con Sánchez «si rompe con Podemos», al considerar una pérdida de tiempo sentarse con un partido «comunista».

Tras Casado, a las cinco de la tarde será el turno de Inés Arrimadas (Cs), quien maniobra para que las cuentas presenten «la menor ideología de Podemos posible», y solo quiere negociar con la pata socialista de la coalición. Ayer obtuvo la respuesta: «Los presupuestos son del Gobierno, no de la ministra de Hacienda», dijo Montero.

Para mañana quedan los portavoces en el Congreso del PNV, Aitor Esteban, y de ERC, Gabriel Rufián, formación esta última que insiste en avanzar en su proyecto secesionista. Montero afirmó que las peticiones de referendo y amnistía «están fuera de la realidad». Sánchez también mantendrá en los próximos días videollamadas con otros líderes de fuerzas con representación parlamentaria, cuyo peso vuelve a antojarse crucial para tejer una mayoría.