La pérdida de poder de Podemos y su debilidad territorial por las crisis internas amenaza su futuro

M.?Á.?ALFONSO MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Pablo Iglesias, en una imagen de archivo en A Coruña
Pablo Iglesias, en una imagen de archivo en A Coruña EDUARDO PEREZ

La formación de Iglesias y sus confluencias han visto desde el 2018 como se esfumaba el terreno ganado

20 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nuestro espacio electoral ha sufrido una derrota sin paliativos». Las palabras escritas en las redes sociales por Pablo Iglesias al final de la noche electoral del 12-J, en las que Podemos fue barrido del Parlamento gallego y pasó de once a seis diputados en la Cámara de Vitoria, ilustran la principal urgencia de un partido que en enero celebraba con lágrimas de alegría su histórica entrada en el Gobierno de España y ahora lamenta amargamente su debilidad en el ámbito territorial. Un problema cada vez mayor al que los morados no encuentran solución por culpa de las crisis internas, cambios de siglas o líderes autonómicos efímeros y poco conocidos.

Desde el 2018, la formación que encabeza Iglesias y sus confluencias han visto cómo el terreno ganado en las autonomías se ha ido borrando tan rápido como se conquistó. Además de en Galicia, donde en el 2016 fueron la segunda fuerza más votada en alianza con las mareas, también han perdido a todos los representantes que tenían en los parlamentos de Cantabria y Castilla-La Mancha.

Las «derrotas sin paliativos» se repitieron el año pasado en Baleares, donde pasaron de tener diez diputados en el 2015 a los seis actuales; en Canarias (de siete a cuatro); en Castilla y León (de diez a dos); en la Comunidad Valenciana (de trece a ocho)... Y la lista sigue sin que ningún territorio se salve de la quema.

Tampoco Madrid, cuna del partido, donde el nacimiento de Más Madrid, encabezado por la antigua mano derecha de Iglesias, Íñigo Errejón, disputó el espacio electoral del que antes formada parte Podemos y los dejó con siete escaños (frente a los 27 conquistados cuatro años antes). El que fuera número dos del partido hizo leña del árbol caído y vaticinó 24 horas después de las elecciones vascas y gallegas que «Unidas Podemos ya no existe».

Mientras tanto, la cúpula del partido guarda silencio y cierra filas en torno a su líder. El viernes pasado se reunió la comisión ejecutiva para analizar los resultados, pero no hubo explicaciones públicas al finalizar el encuentro. Aunque la sensación es de derrota, consideran que aún están «a tiempo» de recuperar el terreno perdido, como explican fuentes de Unidas Podemos, aunque no saben bien cómo encarar la «debilidad organizativa» de su formación. Culpan a «las peleas internas de la etapa anterior», pero no solo es eso.