La cleptocracia familiar de Pujol

ESPAÑA

Alberto Estévez | Efe

A sus 90 años el que fuera héroe catalán se ha convertido en un presunto delincuente

23 oct 2020 . Actualizado a las 13:14 h.

Personaje complejo poliédrico, antifranquista y católico, soberbio e inteligente, embaucador y prestidigitador, muy influido por su esposa y autoritario. Poseedor de una memoria sin igual y una autoestima hipertrofiada, logró volver a su favor el escándalo de Banca Catalana y que, desde entonces, cualquier ataque a su persona lo fuera contra Cataluña. Tras cumplir 90 años el 9 de junio, Jordi Pujol i Soley aún intentaba recomponer su maltrecha imagen, reivindicando su legado político y blanqueado por TV3. El auto del magistrado José de la Mata es un golpe demasiado duro que mancha su nombre para siempre. Según se desprende del devastador escrito, fruto de ocho años de investigación, Pujol estableció una cleptocracia en Cataluña durante los 23 años que ejerció el poder como presidente de la Generalitat.

Al banquillo toda la familia

El juez de la Audiencia Nacional ha dado el primer paso para sentarlo en el banquillo junto a su esposa y sus siete hijos por haberse enriquecido mediante el cobro de comisiones, acumulando un patrimonio «desmedido», gracias a su posición privilegiada. También están encausados 18 colaboradores y empresarios que les daban comisiones ilícitas millonarias a cambio de ventajas, concesiones y recalificaciones de terrenos. El magistrado considera que los hechos investigados son constitutivos de los delitos de pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública y falsedad documental.

A la vista del implacable auto judicial, aparece un Pujol totalmente opuesto al que durante su mandato y años después se construyó él mismo mediante la propaganda, con la ayuda o el silencio de los medios de comunicación. El héroe nacional que vivía por y para Cataluña, el referente político y moral que aparentaba ser y al que se consideraba un estadista y factor clave de la estabilidad de España, era en realidad un presidente que se enriquecía ilícitamente mientras ponía las bases del independentismo que años lanzaba el mayor desafío al orden constitucional de la democracia. Un impostor que no era quien decía ser ni cómo lo veían la mayoría de los catalanes.

En octubre del 2014, incrédulo ante un informe que hablaba de corrupción en el seno de su familia se preguntaba airado: «¿Qué coño es eso de la UDEF?». Pero el cerco se estrechaba. Su caída tuvo un punto de inflexión, su confesión hace seis años, cuando decidió dar un paso muy arriesgado. A través de un comunicado admitía que su familia había mantenido una herencia millonaria fuera de España y sin declarar, que supuestamente le había legado su padre, el empresario Florenci Pujol. Una inmolación controlada en un intento desesperado de proteger a la familia. «Decidió dinamitar su imagen de estadista, de patriota catalán que lo había sacrificado todo, desde su libertad -pasó más de dos años y medio en las cárceles de Franco- hasta su vida familiar», escriben Félix Martínez y Jordi Oliveres en ¿Quién es Jordi Pujol? (Debate). Hasta entonces, incluso «sus más acérrimos detractores» admitían que Cataluña había sido «su causa, su bandera y su obsesión».

Amenazador, iracundo y aún en plena forma, en septiembre del 2014, abroncaba a los diputados catalanes y advertía: «Si vas segando la rama de un árbol al final cae la rama (...) caerán todas».

Estructura criminal

De la Mata desmonta en el auto la teoría de la herencia y dibuja una estructura familiar criminal destinada a enriquecerse ilegalmente. Al frente estaban Pujol y su mujer, Marta Ferrusola, que se autodenominaba la «madre superiora de la congregación». Por debajo, su hijo Jordi, el «capellán de la parroquia», encargado de gestionar el patrimonio de procedencia ilícita y de blanquearlo. Luego, el resto de los hijos. Según el juez, actuaban mediante «un plan preconcebido, proyectado en el tiempo con una visión de largo plazo, ordenado de acuerdo con las directrices emanadas de la cúspide de la organización».

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Manuel Trallero: «Es un impostor nato y ha sido un mentiroso compulsivo toda su vida, que ha engañado a los catalanes»

 

E. Clemente

Manuel Trallero es un periodista de larga trayectoria, coautor junto a Josep Guixà de Pujol: Todo era mentira (1930- 1962), que lleva por subtítulo Desvelando el relato fundacional independentista, un libro demoledor publicado por Almuzara hace un año sobre el que se ha hecho el silencio más absoluto en Cataluña. «Pujol ha sido un mentiroso compulsivo toda su vida, ha engañado a los catalanes», asegura. Trallero ha escrito varios libros, entre ellos Música celestial o del (mal) llamado caso Millet o caso Palau.

-Ustedes concluyen que Pujol se inventó su propia biografía a base de mentiras.

-La conclusión a la que llegamos es que todo lo que dice Pujol en sus memorias, desde la primera página hasta la número 150, que es donde acaba el período que hemos investigado, es mentira, no dice una sola verdad. Es una impostura absoluta. Desde la ruina de su abuelo, para la que da unas explicaciones falsas, hasta cuando dice que salió de la cárcel acogiéndose a un indulto general, ocultando que él lo solicitó. Es un impostor nato.

-El auto del juez le coloca al frente de una organización criminal.

-Demostraría que sus años de gobierno fueron de absoluta corrupción. Lo que me sorprende es que haya estado robando durante 23 años y ningún periodista catalán se haya enterado supuestamente. Como decía Hannah Arendt, los secretos mejor guardados son lo que conoce todo el mundo. Esto en Cataluña es una realidad. Hay que recordar que Pujol se hacía a sí mismo las entrevistas y las enviaba a publicar a La Vanguardia.

-Sostiene que la Cataluña actual, en la que el independentismo tiene una gran fuerza, es obra de Jordi Pujol.

-Cataluña es un invento de Pujol. Como se dice ahora, supo leer muy bien el partido. Nunca reivindicó un nuevo estatuto. Pero fue haciendo una lluvia fina sobre la opinión pública y construyendo el relato independentista basándose en tres pilares: los medios de comunicación, la escuela y la fuerza de orden público. Porque él era profundamente independentista, contra lo que se cree.

-¿Cómo se explica que para muchos catalanes Pujol siga siendo un mito intocable?

-Porque en Cataluña es muy importante la cuestión sentimental, algo que no se entiende en el resto de España, sobre todo en Madrid. El victimismo viene de muy lejos, de la Guerra Civil, del fusilamiento de Companys. Pujol estuvo en la cárcel por nosotros bajo el franquismo. Es uno de los nuestros. Fíjese que hubo gente que se arruinó con el escándalo de Banca Catalana y votó por él.

Trallero dice que el auto judicial revela la corrupción total de Pujol durante años.