La «sagrada familia» Pujol utilizaba una trama financiera de corte mafioso

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Marta Ferrusola y Jordi Pujol en un acto celebrado en Barcelona, en el 2018
Marta Ferrusola y Jordi Pujol en un acto celebrado en Barcelona, en el 2018 EUROPA PRESS

Ferrusola se autodenominaba la «madre superiora» y el hijo mayor era «el capellán»

18 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Jordi Pujol i Soley, presidente de la Generalitat durante 23 años, guardó ayer silencio un día después de que el juez del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata le situara, junto a su esposa y sus siete hijos, a las puertas del banquillo de los acusados por formar una presunta organización criminal que cometió los delitos de asociación ilícita, blanqueo de capitales, contra la Hacienda Pública y falsedad documental. A la salida de su residencia, sin mascarilla, Pujol eludió las preguntas de la prensa y se introdujo en su automóvil sin dar explicaciones. «Bon día», fue todo lo que dijo. Toda la familia será juzgada por «acumular un patrimonio desmedido, directamente relacionado con percepciones económicas derivadas de actividades corruptas», según el auto del juez, que pone fin a ocho años de investigación. El demoledor escrito describe con precisión la operativa de corte mafioso utilizado por la familia para enriquecerse.

La sagrada familia

Ferrusola, la madre superiora. El juez De la Mata asegura que «el liderazgo de la organización estaba encarnado en Jordi Pujol Soley y Marta Ferrusola Llados quien, de hecho, se autodenominaba la ‘madre superiora de la congregación'». En efecto, la red mafiosa de Pujol utilizaba un lenguaje religioso para mover sus fondos desde Andorra. La matriarca del clan, Marta Ferrusola, ordenó de su puño y letra a la Banca Reig del Principado el 14 de diciembre de 1995 que traspasara dos millones de pesetas. «Soy la madre superiora de la Congregación», le decía al gestor del banco, al que se dirigía como «reverendo mosén». «Desearía traspasar dos misales de mi biblioteca a la biblioteca del capellán», señalaba, en referencia a un a la traspaso de dos millones de pesetas a la cuenta de su hijo Jordi Pujol Ferrusola. «Él le dirá dónde los debe colocar», concluía en un texto manuscrito incorporado a la causa. En otra transferencia de dos millones a su hijo Pere, realizada en junio de 1995, firmaba directamente el documento bancario como «la madre superiora».

Jordi Pujol Ferrusola

«El capellán de la parroquia». La otra pieza clave de la trama era Jordi Pujol Ferrusola, el primogénito de la familia, al que se aludía como «el capellán de la parroquia». Según el juez, es quien ha «mantenido y gestionado durante años este importante patrimonio económico de procedencia ilícita», en Andorra y en otros países. Él era el encargado de que el dinero obtenido mediante pagos ilícitos de terceras personas a la familia, «en su mayor parte vinculadas con distintas empresas», se dedicaba a «toda clase de inversiones mobiliarias, inmobiliarias y operaciones financieras de distinta índole» con el objetivo de «reintegrarlo a la vida comercial lícita», en referencia al blanqueo, «siempre en beneficio de la familia y de cada uno de sus integrantes».

Los hermanos

Entregas a cambio de obediencia. Los otros seis hermanos, Josep, Pere, Oleguer, Oriol, Marta y Mireia, obedecían al mayor y a la madre y recibían entregas periódicas siguiendo luego las directrices en el procedimiento de abrir cuentas, cerrarlas o hacer transferencias de dinero y adquirir con ellas sociedades opacas, al fisco. Todos actuaron, según el magistrado, «con un plan preconcebido, proyectado en el tiempo con una visión de largo plazo, ordenado de acuerdo con las directrices emanadas de la cúspide de la organización».

Actuación simultánea

Reintegros en efectivo. El juez describe con precisión la operativa de la trama. Primero, la familia tenía el capital ilícitamente obtenido escondido en cuentas y productos bancarios de diferentes países. Esas cuentas se alimentaban de ingresos en efectivo para garantizar la opacidad que se distribuían «entre los miembros de la organización». Después, toda la familia abrió «sincronizadamente» cuentas en Andorra, para «ir distribuyendo el patrimonio obtenido ilícitamente», manteniéndolo durante años. A continuación, todos cancelaron las cuentas con extracciones en efectivo para evitar «la trazabilidad de los fondos». Luego, la mayoría de ellos movió sus capitales a Banca Privada d'Andorra (BPA). Y, más tarde, de nuevo organizada y sincronizadamente, adquirieron «estructuras societarias opacas a las que transfirieron sus capitales» para ocultarlos a Hacienda. En el 2014, unos optaron por regularizar su situación mientras Jordi Pujol Ferrusola desvió sus fondos a México.

Un auto demoledor que avivará la división independentista

El cierre de la instrucción sobre el millonario saqueo de la familia Pujol, que el juez no cuantifica, pero que según informes policiales supera de largo los 290 millones de euros, llega en un momento especialmente convulso, por lo que puede tener importantes consecuencias políticas. La imagen del expresidente de la Generalitat, considerado el padre del movimiento nacionalista que permitió a CiU y a sus sucesivas marcas electorales gobernar Cataluña desde 1984 al 2003 y desde el 2010 hasta el momento actual, llega en plena precampaña de las elecciones catalanas, que podrían celebrarse el 4 de octubre.

La situación recrudecerá la pugna entre los herederos convergentes de Pujol, representados por Joaquim Torra y Carles Puigdemont, y los republicanos de ERC, que tratarán de utilizar la causa contra Pujol para debilitar a sus rivales independentistas. Algo que hará aún más inestable el Gobierno catalán en un momento crítico, en el que la pandemia del coronavirus se extiende por Cataluña. Puigdemont es consciente de ello y por eso va a crear su propio partido con la intención de desmarcarse por completo de la herencia envenenada de Pujol.

Esa refriega entre exconvergentes y republicanos elevará la presión de Torra sobre ERC para que no pacte con Pedro Sánchez los Presupuestos del Estado, con la amenaza de acusar a los de Oriol Junqueras de ser unos traidores a la causa independentista y de aliarse con el Gobierno de Madrid. Algo que pone difícil el apoyo de ERC a las cuentas públicas antes de las elecciones.

El escándalo Pujol vuelve además a la actualidad en plena ofensiva del independentismo catalán contra la monarquía española a costa de las informaciones sobre el presunto enriquecimiento ilícito de Juan Carlos I mediante el cobro de comisiones ilegales y la ocultación de 64,8 millones de euros. Una circunstancia que debilita los argumentos de JxCat y de sus socios de Gobierno de ERC de exigir responsabilidades al rey Felipe VI.

Illa dice que el auto del juez es «el retrato de una época» y Casado cree que llega tarde

«Es el retrato de una época». Así describió ayer el ministro de Sanidad y dirigente del PSC, Salvador Illa, el auto por el que el juez De la Mata sienta en el banquillo a la familia Pujol. «Finalmente la justicia funciona» señaló Illa, que calificó el relato del magistrado sobre lo investigado como «muy duro», aunque no se refiere con ello «ni mucho menos» a que sea desproporcionado, sino a que «hace un relato de los hechos que sorprenden al verlos negro sobre blanco».

El líder del PP, Pablo Casado, consideró que el auto del juez llega tarde porque han tenido que transcurrir «demasiados años» para que se juzgue este asunto, e instó a las fuerzas nacionalistas e independentistas a dar su opinión sobre lo que pasó durante tanto tiempo en Cataluña.

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, dijo confiar en que «se haga justicia» y el clan de los Pujol pague ahora «por tantas fechorías». En un mensaje en Twitter, afirmó que los Pujol se han dedicado durante décadas «a saquear el dinero de todos los catalanes» mientras pregonaban «España nos roba».