Dos años de la moción que tumbó a Rajoy y encumbró por sorpresa a Sánchez

Gonzalo Bareño Canosa
gonzalo bareño REDACCIÓN

ESPAÑA

Rajoy, tras su discurso en el Congreso durante la moción de censura de los días 31 de mayo y 1 de junio del 2018
Rajoy, tras su discurso en el Congreso durante la moción de censura de los días 31 de mayo y 1 de junio del 2018 J.J. Guillén / Efe

El nuevo Ejecutivo sigue gobernando con los Presupuestos presentados por Montoro

14 oct 2020 . Actualizado a las 13:54 h.

«Muchas gracias señor presidente, muchas gracias señor presidente». Con esa inédita fórmula, mirando primero a Mariano Rajoy y luego a Pedro Sánchez, la entonces máxima responsable del Congreso, Ana Pastor, dio por concluido el debate de la moción de censura que convirtió al líder socialista en el primer presidente del Gobierno que accede al cargo con ese mecanismo constitucional. Se cumplen mañana dos años de esa fecha histórica, que abrió un período en el que, también por primera vez, el PSOE ha gobernado en colaboración con un partido situado a su izquierda. Estas fueron las claves y lo que vino después:

El Giro del PNV

De apoyar los Presupuestos a tumbar a Rajoy. Solo una semana antes de que tener que abandonar la presidencia tras su derrota parlamentaria, Mariano Rajoy había logrado forjar una mayoría capaz de aprobar los Presupuestos del año 2018. Algo que parecía dejar encarrilada la estabilidad de la legislatura. El giro del PNV, que ocho días después de apoyar aquellas cuentas optó a favor de la destitución del líder del PP, propició su caída.

LA sentencia contra el PP

Una derrota inesperada. Tras la sentencia de la Audiencia Nacional por la primera causa del caso Gürtel, en la que? se condenaba al PP como partícipe a título lucrativo, Sánchez maniobró con rapidez para poner en marcha una moción de censura que presentó el 25 de mayo sin tener garantizados los apoyos. Ana Pastor fijó la fecha de la votación de forma inmediata para el 31 de mayo y 1 de junio. Rajoy estaba entonces convencido de que no prosperaría. Pero finalmente Sánchez fue investido con 180 votos a favor (PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDC, PNV, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias), 169 en contra (PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias) y una abstención (Coalición Canaria).

Elecciones «cuanto antes»

Sánchez olvida su promesa. Sánchez, que contaba con solo 84 diputados, justificó su moción diciendo que pretendía «recuperar la normalidad política e institucional, atender las urgencias sociales y abordar una tarea de regeneración democrática» y «convocar elecciones cuanto antes». Pero ya en el debate se comprometió a gobernar con los Presupuestos aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy, contra los que había votado solo ocho días antes. Una exigencia del PNV para no perder los más de 540 millones de euros en inversiones que había arrancado a Rajoy en la negociación de esas cuentas. Una vez investido, Sánchez olvidó por completo el compromiso de llamar a las urnas cuanto antes y se propuso agotar la legislatura aprobando sus propias cuentas para el 2019.

Sin aprobar presupuestos

Los de Montoro siguen vigentes. Pese a obtener el apoyo de la mayoría en la moción de censura, Sánchez no ha sido capaz ni en su primera etapa de Gobierno en solitario, ni en esta segunda ya en coalición con Unidas Podemos, de aprobar unos Presupuestos del Estado. De hecho, a día de hoy siguen vigentes los que elaboró el ministro de Hacienda del PP, Cristóbal Montoro.

Derrota parlamentaria

ERC abandona al Gobierno. Aunque Sánchez intentó articular tras la moción de censura una compleja mayoría estable junto a Unidos Podemos y los partidos independentistas, su Gobierno fue el más breve de la democracia. A pesar de que después de haber llamado «racista» al presidente catalán, Joaquim Torra, Sánchez firmó con él en diciembre del 2018 la llamada Declaración de Pedralbes, que reconocía la existencia de un «conflicto político» en Cataluña y la necesidad de una «respuesta democrática en el marco de la seguridad jurídica», los independentistas de ERC y el PDC tumbaron los Presupuestos y forzaron a Sánchez a convocar elecciones.

Un mandato marcado por la cambiante relación política entre el líder del PSOE y Pablo Iglesias

La relación política entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha marcado los dos años de Gobierno del PSOE tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. La colaboración entre ambos fue más estable durante el período en el que Sánchez gobernó en solitario, en el que el Gobierno sacó adelante una subida del salario mínimo interprofesional. El Ejecutivo aprobó también la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, que se haría efectiva en octubre del 2019. Pero, tras las nuevas elecciones de abril del 2019, en las que el PSOE se impuso con 123 diputados y Unidos Podemos logró 42 escaños, la relación entre Sánchez e Iglesias se deterioró hasta el punto de que el líder del PSOE vetó la presencia del de Podemos en un Gobierno de coalición, que fue imposible formar. Sánchez llegó a decir que no dormiría tranquilo con ministros de Unidas Podemos en su Gobierno. Pero, tras los comicios del noviembre del 2019, en los que tanto el PSOE como Unidas Podemos perdieron apoyos, ambos firmaron de inmediato un Ejecutivo de coalición que salió adelante gracias a la abstención de ERC y EH Bildu. Desde entonces, las tensiones entre socialistas y morados han sido continuas dentro del propio Gobierno, pero ni Sánchez ni Iglesias han cuestionado la continuidad de la coalición.

La pandemia truncó los planes del Ejecutivo, y el acuerdo alcanzado con Cs pone en peligro la coalición

El segundo mandato de Pedro Sánchez, en coalición con Unidas Podemos, arrancó el 7 de enero con su investidura y estuvo marcado desde el inicio por un giro en el gasto social. En muy poco tiempo, el Gobierno aprobó el incremento de las pensiones de acuerdo al IPC, el alza de los sueldos para los funcionarios públicos y una nueva subida del salario mínimo interprofesional pactada con la patronal. A partir de ahí, el objetivo fue forjar una mayoría estable con el PNV y los independentistas catalanes capaz de aprobar unos nuevos Presupuestos del Estado. El acercamiento entre el Gobierno de coalición y ERC llevó a que el 26 de febrero Sánchez y Torra se reunieran en la Moncloa para poner en marcha la mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalitat. Todo parecía encarrilado, pero la llegada de la crisis del covid-19 trastocó todos los planes. Cuando JxCat y ERC pasaron de la abstención al voto en contra de las prórrogas del estado de alarma, el Gobierno de Sánchez ha tenido que buscar mayorías alternativas, en un ejercicio de geometría variable en el Parlamento, y ha logrado el apoyo de Ciudadanos, en pleno giro de discurso desde la llegada de Inés Arrimadas al liderazgo. Ese movimiento no gustó a ERC, que amenaza con tumbar al Gobierno si sigue pactando con Cs y no recupera la mesa de negociación.