La Generalitat usa la mesa de diálogo para buscar apoyo internacional

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El ya exconsejero de Acción Exterior de la Generalitat, Alfred Bosch, de ERC
El ya exconsejero de Acción Exterior de la Generalitat, Alfred Bosch, de ERC David Zorrakino | EUROPA PRESS

Los independentistas intentan ser reconocidos en otros países como interlocutores

02 mar 2020 . Actualizado a las 22:01 h.

A río revuelto, ganancia de pescadores. Cada uno de los actores de la mesa de diálogo abierta entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el de la Generalitat intentan vender para qué sirve. El presidente del Ejecutivo ofrece negociar a cambio de apoyos (investidura... Presupuestos) y el sector de ERC de la Generalitat busca promocionar en el extranjero su causa para dar a entender que es un acierto su iniciativa y, al mismo tiempo, rebatirle a Carles Puigdemont sus críticas a ese foro. En medio se ha quedado una noqueada JxCat.

Así, la Generalitat ha enviado a la quincena de delegaciones que tiene en otros países el documento acordado en la mesa de diálogo celebrada en el pasado miércoles para que lo hagan llegar a las cancillerías y que los Gobiernos de esos países conozcan que el Ejecutivo español y el catalán han reconocido que hay un problema político entre Cataluña y España y que requiere de una solución política. Los delegados de las misiones catalanas en el exterior también harán llegar el documento a los medios de comunicación y a los parlamentarios de esos países.

En la misiva, el consejero de Acción Exterior de la Generalitat, Alfred Bosch (ERC), recuerda a los destinatarios las reclamaciones de los independentistas: el fin de lo que entienden como represión y un proceso de autodeterminación. Pero, sobre todo, según declaraciones del propio Bosch, la intención es que los Gobiernos extranjeros que decían que el conflicto catalán era un asunto interno español vean, según él, que desde la constitución de la mesa de diálogo la Generalitat se ha convertido en un interlocutor con los Estados extranjeros.

«Cuando les explicas que el mismo Gobierno español ha reconocido que está hablando de igual a igual con el Gobierno catalán, entienden que la parte catalana, interlocutor válido ya incluso para el Gobierno español, también debe ser un interlocutor con ellos para informarlos sobre la situación», ha argumentado.

También ha explicado que está trabajando en la convocatoria y el orden del día de la Comisión Bilateral entre Generalitat y Estado, que debe convocar él porque le corresponde la presidencia del órgano: «Lo haremos tan pronto como lo tengamos preparado».

Críticas de Puigdemont

Quien no se ha contenido en sus críticas a la mesa de diálogo, pese a situar en ella a personas de su máxima confianza, es el expresidente huido. Carles Puigdemont aseguró este lunes que ese marco «de momento no es útil, no ha llegado a ningún acuerdo y lo que nos interesa son las decisiones». En una entrevista en Catalunya Ràdio, apuntó que el sit and talk (sentarse y hablar) no puede ser un wait and see (espera y verás) y que el independentismo tiene que ir preparando la secesión unilateral como plan B a la mesa. Una nueva presión a ERC.

«Sería un error y una irresponsabilidad abandonar la vía de diálogo y hacer fracasar la negociación antes de que empiece», disparó la portavoz republicana, Marta Vilalta. «Por primera vez hemos sentado al Gobierno del Estado a hablar sobre el conflicto político», destacó.

A las soflamas del expresidente huido respondió la presidenta del PSOE. Cristina Narbona reaccionó asegurando que «cuanto más griten algunos contra esta mesa, más útil puede ser». Además, Narbona intentó restar relevancia a las palabras de Puigdemont y a él mismo diciendo que la suya es la opinión «de un huido».

También Jéssica Albiach, de los comunes, acusó a JxCat de no creerse la mesa de diálogo y criticó que «por una parte se siente en la mesa de diálogo y por la otra digan que no creen en ella». E incidió en el enfrentamiento entre ERC y JxCat: «Mientras ERC apuesta por la mesa vemos cómo JxCat la trata de engañifa», en alusión a la definición que de ella hizo en Perpiñán la exconsejera huida Clara Ponsatí.