Sánchez cita a Casado en la Moncloa en medio de un clima de confrontación

Nuria Vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Pedro Sánchez y Pablo Casado, en diciembre del 2019, durante las conversaciones previas a la sesión de investidura
Pedro Sánchez y Pablo Casado, en diciembre del 2019, durante las conversaciones previas a la sesión de investidura INMA MESA

En la agenda figuran Cataluña, la economía y la renovación del Poder Judicial

14 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Sánchez y Pablo Casado afrontarán el lunes a mediodía en la Moncloa su primera cita desde la investidura sin haber abonado previamente el terreno para los acuerdos. El encuentro, a instancias del jefe del Ejecutivo, se producirá en un clima de profundo distanciamiento entre PSOE y PP, pero con una agenda de asuntos pendientes, como la renovación de los órganos constitucionales, que exigen el consenso entre ambos partidos para su desbloqueo en el Congreso y el Senado. El líder del PP, que ya avanzó su intención de acudir a cualquier convocatoria del presidente, atendió hoy la llamada del jefe del Ejecutivo, y en su entorno enmarcaron la reunión en el «respeto institucional». Fuentes del partido, en todo caso, dejaron constancia de que los argumentos acumulados contra el Gobierno en las últimas semanas serán materia a tratar en la Moncloa. No anticiparon lo que el encuentro podría alumbrar, pero sí confirmaron que Casado aprovechará la cita tanto para abordar la «cuestión» de Cataluña y el «frenazo» económico como para «mostrar su preocupación por la degradación institucional que se ha producido en este mes de coalición».

Superados los pactos de gobierno, con Podemos, e investidura, con Esquerra, los populares han hecho pivotar buena parte de su discurso de oposición en las primeras decisiones del Ejecutivo, especialmente en materia de nombramientos. El PP prepara incluso un recurso para llevar al Tribunal Supremo la designación de Dolores Delgado como fiscal general cuando el proceso para su elección haya concluido. En la formación conservadora sostienen que la transición de la extitular de Justicia del Consejo de Ministros al nuevo cargo podría vulnerar los artículos del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal que se versan sobre el principio de imparcialidad. Recuerdan que este nombre tampoco contó con el certificado de «idoneidad» del Consejo General del Poder Judicial. Pero, además, enmarcan la decisión del Gobierno en una estrategia para «tomar la justicia» y hacer guiños al independentismo. Posiciones alejadas A todo esto se estaría refiriendo el PP cuando habla de «degradación institucional». Y este fue, además, el principal argumento que esgrimieron los populares en enero para enfriar, al menos de momento, la posibilidad de renovar con el PSOE el CGPJ.

El mandato expiró en diciembre del 2018 y su composición fue aprobada en el 2013, cuando los populares contaban con mayoría absoluta y Mariano Rajoy tenía a Alfredo Pérez Rubalcaba por interlocutor. En realidad, hace poco más de un año, ambos partidos intentaron un pacto que pasaba por más vocales de perfil progresista y por que la presidencia la asumiera el magistrado del Supremo Manuel Marchena. Pero la negociación se frustró. Ahora, este asunto, sin resolver, formará parte de la agenda de la reunión del lunes. El propio Sánchez, especialmente interesado en la renovación. trasladó en la sesión de control en el Congreso esta semana su voluntad de tratar con Casado la actualización de este órgano, además de abrir un diálogo sobre las pensiones en el Pacto de Toledo y la crisis en Cataluña. El Ejecutivo lleva días lanzando mensajes en clave de mano tendida en un intento de neutralizar la imagen de radicalidad que le reprochan las fuerzas políticas de la derecha por su pacto con Podemos y el apoyo de Esquerra en el Congreso.

El PP, de hecho, ha llegado a situar al PSOE alejado de los postulados «constitucionalistas» y hoy defendió que Casado «acude a la Moncloa con la intención de que el Gobierno vuelva a las posiciones de moderación y centralidad». Una asignatura que, en todo caso, según algunos sectores del partido, también la dirección de los populares tendría pendiente. La última vez que se vieron en privado fue el 16 de diciembre, en la ronda de Sánchez para su elección. Entonces, el resultado fue el desencuentro. Para más adelante quedaron los posibles acuerdos de Estado. La desconfianza entre ambos, sin embargo, ha dejado esta opción en el aire.