Ocho horas de penumbra en el encuentro Delcy Rodríguez-Ábalos en Madrid

MELCHOR SÁIZ-PARDO MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El ministro de Transporte, José Luis Ábalos, ofreció hasta cinco versiones de su visita a la número dos de Maduro en Barajas
El ministro de Transporte, José Luis Ábalos, ofreció hasta cinco versiones de su visita a la número dos de Maduro en Barajas Emilio Naranjo | EFE

Nadie logra explicar las intenciones de la vicepresidenta venezolana en Barajas

02 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Delcy Rodríguez se ha convertido en la niña de la curva del aeropuerto de Barajas. Todo el mundo habla de ella, pero casi nadie la vio. Solo un puñado de personas conocen los detalles de cómo un ministro de Transportes se movió con desatino aquella madrugada por el aeropuerto sin saber muy bien qué hacer. Pero nadie, y son más de una veintena las personas relacionadas con este confuso episodio las consultadas, acierta a explicar qué pretendía realmente la número dos de Nicolás Maduro cuando aterrizó en España sabedora de que no podía entrar en la Unión Europea sin crear un conflicto diplomático de gran envergadura.

Ni los policías ni sus mandos ni el CNI ni la Moncloa ni los trabajadores de Barajas tienen respuestas. Solo conjeturas. Después de la decena de versiones de Abalos y a pesar de las nebulosas, algunos testigos sí que han sido capaces de reconstruir este episodio, aunque sin aclarar su motivación. El viaje de Rodríguez, que no la escala en Madrid, no era ningún secreto. El 22 de enero se iba a reunir con su homólogo Fuat Oktay en Turquía. La venezolana partió el 19 de enero del aeropuerto Simón Bolívar de Caracas. En el aparato, con capacidad para 14 personas, iban Rodríguez, seis asesores del Gobierno de Maduro y el ministro de Turismo, Félix Plasencia, que acudía a Fitur.

El jet tomó tierra a las 00.12 horas y se dirigió a un aparcamiento no demasiado cercano a la terminal ejecutiva de Barajas, en la T1, en la que no existe oficialmente un control fronterizo. Y he ahí la clave a la que se agarra el Gobierno para sostener que no se cometió ninguna irregularidad: mientras no se pasa una frontera no se entra en territorio nacional, por lo que Rodríguez nunca entró en España. ¿O sí?

Los agentes de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras solo supieron que Delcy Rodríguez estaba a punto de aterrizar a España cuando el avión estaba ya en vuelo. Su llegada cogió por sorpresa a los agentes en Barajas. Los ordenadores chivaron que era una de las 25 dirigentes chavistas a las que se tiene prohibida la entrada a territorio Schengen desde el 2017. 

Sin protocolo de actuación

Los funcionarios no sabían cómo tratar el tema. La única opción que vieron los mandos de guardia, apuntan desde Barajas, fue considerar a Rodríguez como una inmigrante clandestina. Esto es, notificarle un rechazo en frontera, enviarla a la sala de inadmitidos, comunicárselo al juez y ordenar a la compañía que la trajo que la llevara de vuelta.

Antes de que en las oficinas de Barajas se tomara cualquier decisión y antes de que Rodríguez hubiera desembarcado, Abalos se presentó en el aeropuerto sobre las 00.30 horas en el coche privado de uno de sus amigos y asesores en Transportes, Koldo García Izaguirre. Abalos afirma que estuvo en el interior del aparato exactamente 25 minutos. Sin embargo, de acuerdo con las fuentes consultadas el encuentro pudo sobrepasar la hora. Sea como fuere, no hay rastro en los registros oficiales de su partida.

Ahí comenzó la parte comprometedora para el Gobierno. Todas las fuentes confirman que la orden que recibieron los agentes fue dejar pasar a Rodríguez y a su comitiva sin control de pasaporte alguno y sin registrar sus pertenencias a la terminal ejecutiva, considerada por los funcionarios como territorio español a todos los efectos. Abalos, el pasado viernes en su última versión y ante la amenaza de que la Fiscalía pida las grabaciones de las cámaras de seguridad, reconoció que también estuvo con la vicepresidenta en esa sala vip. 

Extraño periplo

Pero cuando Abalos se marchó no acabó la intervención del Gobierno. El ministro dejó a García y a un diplomático de Exteriores al mando. Fueron ellos los que organizaron el traslado de la T1 a la T4 de la dirigente chavista a través de la carretera exterior al aeropuerto (obviamente territorio nacional). Desde la T4, Rodríguez partió a Doha y luego a Estambul. Lo más desconcertante es que el jet en el que la vicepresidenta de Venezuela llegó a Madrid, y ya sin ella en el pasaje, arribó a Estambul tres horas antes que la propia Rodríguez. ¿Por qué?