Susana Díaz intenta agradar a Sánchez: «Me equivoqué yo y acertó Pedro»

Francisco Balado Fontenla
F. Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Susana Díaz, en una imagen de archivo
Susana Díaz, en una imagen de archivo María José López | Europa Press

La expresidenta andaluza entona ahora el 'mea culpa' tras sus críticas al «no es no»

30 ene 2020 . Actualizado a las 10:10 h.

Susana Díaz entona el mea culpa. La expresidenta de la Junta andaluza es consciente de que buena parte de sus posibilidades de mantenerse al frente de la secretaría general de los socialistas en Andalucía pasan por encontrar el perdón de Sánchez, máximo líder del partido y que tendrá mucho que decir en las próximas primarias.

Por ello, este martes aprovechó una de sus intervenciones en el Parlamento autonómico, en donde ejerce como jefa de la oposición, para reconocer que en su día se equivocó cuando se mostró partidaria de que algunos diputados nacionales del PSOE se abstuviesen para favorecer la investidura de Rajoy y evitar una tercera repetición electoral. «Me equivoqué cuando defendí que este país tenía que tener un Gobierno, aunque fuera muy de derechas como el suyo, y acertó Pedro Sánchez», aseguró desde su escaño.

En octubre del 2016, Pedro Sánchez presentaba su renuncia a la secretaría general del PSOE tras haber fracasado en su intento de convocar un congreso extraordinario del partido y primarias después de su famoso «no es no» a Rajoy, con el que garantizaba que jamás allanaría la investidura del expresidente popular. Una gestora liderada por Javier Fernández se hizo con las riendas de Ferraz hasta la celebración del siguiente congreso en el que, contra todo pronóstico, Sánchez se impuso a la por entonces presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que aspiraba a liderar la formación con el apoyo de todos los barones y del aparato socialista.

Muchas cicatrices abiertas

La lucha fue dramática y generó una enemistad entre Sánchez y Díaz que todavía presenta muchas cicatrices abiertas. Desde la actual dirección socialista presionaron sin éxito en las últimas elecciones andaluzas, las primeras en la historia en las que el PSOE se quedaba sin el palacio de San Telmo, buscando la salida de la sevillana. Y a nadie se le escapa que, o mucho cambian las cosas, o en las siguientes primarias en Andalucía, todavía sin fecha, Sánchez tomará parte en favor de una candidatura que consiga despojar a Díaz del poder. Mientras tanto, la expresidenta busca resistir a la espera de que a Sánchez le vengan mal dadas.

Así, construyó su mensaje de disculpas en que en su día se movió por «generosidad» con España, aunque no se contuvo a la hora de lanzar una pequeña pulla, ya que equiparó la situación de entonces, en la que el bloqueo político amenazaba con una tercera repetición electoral, a la de hace apenas unas semanas, en las que era Sánchez el que reclamaba la abstención del PP para que le permitiesen gobernar y evitar así unos nuevos comicios. Es decir, que Díaz promovió la abstención de los socialistas pensando en que algún día esa misma escena podría darse «a la inversa».

Sin embargo, admitió que el PP tampoco puso el bienestar del país «por delante de sus intereses», y que Casado estaba dispuesto a entrar en un bucle electoral «hasta que hubiera sumado con la extrema derecha para alcanzar el Gobierno». A él «España le importaba muy poco», dijo en su intervención parlamentaria. En el turno de réplica, el actual presidente andaluz, el popular Moreno Bonilla, se refirió a Díaz como una «sumisa» criticando su repentina «evolución al sanchismo».