Sale en libertad el etarra Chimeno, quien intentó matar al rey Juan Carlos en 1995

La Voz

ESPAÑA

El etarra Francisco Javier Chimeno Inza
El etarra Francisco Javier Chimeno Inza EFE

Estuvo 24 años en la cárcel por intento de asesinato y tenencia de explosivos

05 ene 2020 . Actualizado a las 10:33 h.

El preso de ETA Francisco Javier Chimeno Inza -que fue condenado por el intento de asesinato al rey Juan Carlos en Palma de Mallorca en 1995- quedó a última hora del viernes en libertad tras abandonar el centro penitenciario de Burgos y concluir una estancia de 24 años en prisión. Chimeno Inza, que fue trasladado en noviembre del 2018 del centro penitenciario Alicante II a la cárcel de Burgos, donde ha permanecido hasta la fecha, ingresó en prisión el 13 de septiembre del 2000 para cumplir una condena de 30 años por intento de asesinato y tenencia de explosivos.

Previamente ya había cumplido otros cinco años en Francia, donde fue detenido el 10 de agosto de 1995 en Hendaya, junto con otras personas, por su relación con el comando que intentó asesinar al rey Juan Carlos en Palma de Mallorca. El Tribunal Correccional de París lo condenó el 26 de mayo de 1997 a seis años de cárcel, informa Europa Press.

Cumplida la condena, el exmiembro de ETA abandonó el viernes el centro penitenciario de Burgos, donde fue recibido por sus familiares y amigos.

Los hechos por los que fue condenado se remontan a agosto de 1995, cuando las fuerzas de seguridad desarticularon un comando de ETA cuyo objetivo era asesinar al rey Juan Carlos. En aquella fecha era ministro del Interior Juan Antonio Belloch y la secretaria de Estado era la actual ministra de Defensa y Exteriores en funciones, Margarita Robles. Ambos comparecían el jueves 10 de agosto de 1995 para explicar los detalles del operativo policial y dar cuenta de los planes de la banda terrorista. Belloch reveló que hasta el mismo miércoles no se había advertido a don Juan Carlos de que ETA pretendía asesinarle. Interior decidió alertar únicamente a los servicios de seguridad del rey, que reforzaron sus ya de por sí extremas medidas de vigilancia. El ministro recalcó en su comparecencia ante los medios que «en ningún momento existió el mínimo riesgo» para la vida del monarca.

Los terroristas disponían de un rifle de precisión con mira telescópica, silenciador y trípode, material con el que querían atentar contra don Juan Carlos. Su idea era disparar desde el apartamento que habían alquilado en la zona del puerto. Su objetivo era alcanzar al monarca cuando estuviese a bordo del yate Fortuna, que atracaba habitualmente a unos mil metros de distancia del lugar desde el que planeaban atentar contra su vida.