Una okupa se instala en casa de su abuelo: «Decidí entrar porque no tenía adónde ir con mi chica»

La Voz

ESPAÑA

Vicente Moreda, a su salida de los Juzgados tras asistir al juicio contra su nieta por okupar su casa en Madrid
Vicente Moreda, a su salida de los Juzgados tras asistir al juicio contra su nieta por okupar su casa en Madrid EUROPA PRESS

El fiscal solicita una multa a 5.400 euros y el desalojo inmediato de la casa

03 dic 2019 . Actualizado a las 17:42 h.

Una joven de 18 años que okupó el pasado junio la vivienda de su abuelo en la calle Atocha de Madrid ha justificado ante la jueza que entró en la vivienda porque «no tenía adónde ir» con su «chica» y ha explicado que usó una copia de una llave que tenía su padre, negando haber cambiado la cerradura, tal y como vieron varios vecinos del inmueble.

El juicio se ha celebrado esta mañana en el Juzgado de Instrucción número 21 de Madrid por la presunta comisión de un delito de usurpación. En el banquillo de los acusados se han sentado Paula, de 18 años, y su pareja, Ainhoa, de 20 años, a raíz de una denuncia de su abuelo, Vicente Moreda, de 87 años.

Momentos de tensión

Antes de la celebración de la vista se han vivido momentos de tensión en los pasillos de los juzgados al coincidir los denunciantes con la joven pareja, que iba acompañada por sus abogados y la madre de Ainhoa.

Los hechos se remontan al pasado verano cuando Vicente, que se encontraba en Cartagena, recibió una llamada de un vecino alertando de que una chica había entrado en su casa. El afectado llevaba dos meses en esta localidad, al estar ingresado en un hospital y permanecer su mujer internada en una residencia.

Sin embargo, los problemas de la familia vienen de lejos. En el juicio, la madre ha reconocido que la relación con su hija es «inexistente» desde que ésta intentó agredirla con un cuchillo cuando tenía 16 años. Tras ello, ingresó en un centro de menores, pero lo abandonó a los meses por decisión propia.

«Vivir su vida»

Tras dejar el centro, la menor se fue con su padre hasta que cumplió la mayoría de edad. Una fuerte discusión provocó que se fuera de casa y decidió «vivir su vida» junto a su novia, según consta en una carta leída por el abogado de la familia en la vista.

El juicio llega tras seis meses de okupación. Tras interponer la denuncia, la familia contrató a la empresa Desokupa para lograr sin éxito la salida de la joven. La acusada y su pareja interpusieron el pasado julio una denuncia por coacciones contra esta empresa, su madre y su abuelo.

En la vista oral, el fiscal ha solicitado el desalojo inmediato de la vivienda y una multa de 5.400 euros. La resolución se conocerá en las próximas semanas.

Necesidad de un techo

En el interrogatorio, la joven ha relatado que decidió irse a vivir con su novia con 18 años y okupar la vivienda de su abuelo porque «los pisos en Madrid son muy caros». «Decidí entrar porque no tenía adónde ir y no tenía trabajo», ha expuesto la acusada, quien ha explicado que su pareja le comentó que estaba mal okupar la vivienda.

A preguntas del fiscal, ha replicado que no tiene intención de irse de la casa hasta que pueda. Además, ha indicado que propuso a su madre pagar una renta baja teniendo en cuenta que es su progenitora.

Su defensa se aferra a que el abuelo de su clienta no tenía su residencia actual en Madrid, ya que pasa largas temporadas en Cartagena con motivo de que su mujer está ingresada en una residencia. Aunque la jueza no ha dado importancia a este extremo, el denunciante ha explicado que el piso okupado de Madrid era para cuando venía a la capital a encargarse de los pisos que tiene alquilados y que la casa de Cartagena es una segunda vivienda en la que reside al estar jubilado.

En su turno, la madre ha explicado que no hay relación desde que su hija intentó agredirla con un cuchillo y que sabía que «esto iba a ocurrir», recalcando al ser preguntada sobre unos supuestos mensajes cariñosos que cómo va a haber cariño si la joven la daba patadas, mordía y agredía cuando tenía episodios violentos.

Tras el juicio, el abuelo de la acusada ha reconocido que la situación que vive con su nieta le produce «tristeza» y se ha lamentado de cómo está su nieta porque no parece ella. Pese a ello, le quedan algún recuerdo bonito de cuando acompañaba a su nieta a competiciones de gimnasia rítmica. «Me parece fatal que la estén explotando», ha apostillado.