Torra avisa a ERC de que no pueden excluirlo del diálogo con Sánchez

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Quique García | Efe

Reclama su cuota de protagonismo e implora al presidente del Gobierno que le llame

27 nov 2019 . Actualizado a las 20:54 h.

La profundidad de la fractura en el seno del Gobierno de la Generalitat, con los ojos puestos en unas nuevas elecciones, no mengua. Las diferencias de criterio entre ERC y JxCat quedaron ayer, de nuevo, en evidencia a cuenta de la mesa de negociación «entre Gobiernos» que los independentistas exigen al PSOE a cambio de allanarle la investidura a Pedro Sánchez. Y es que mientras que el vicepresidente de la Generalitat y coordinador general de ERC, Pere Aragonès, le propinaba un codazo (virtual) en las costillas a Quim Torra, negando que su presencia fuese necesaria en ese espacio de negociación —de llegar a constituirse—, el presidente catalán aprovechó la sesión de control del Parlamento catalán para devolvérsela, reivindicándose como imprescindible y reclamando —otra vez— un diálogo de tú a tú con Sánchez. Vamos, que le «llame».

El CHOQUE

ERC minimiza a Torra y él saca pecho. En vísperas de la primera reunión entre ERC y los socialistas, Aragonès apeló a la «flexibilidad» a la hora de designar a los interlocutores de la mesa de negociación que reclaman para tratar el conflicto catalán. En una entrevista en Radio 4, sobre la presencia de Torra en dichos potenciales contactos aseguró que «no es descartable, pero tampoco necesaria». La supeditó, de hecho, al rango del interlocutor que «la otra parte» decida enviar, aunque luego suavizó su postura matizando que Torra «tendrá el papel que él quiera tener».

Y el presidente lo tiene claro: quiere ser la estrella de esa negociación «entre Gobiernos». Y más aún, quiere que Pedro Sánchez, con el que ha tratado de contactar infructuosamente desde la sentencia del procés, le llame. «Me tiene que llamar», aseveró ayer en la Cámara catalana, donde explicó que hablar «de Gobierno a Gobierno» —como los secesionistas exigen— implicaría necesariamente que España reconociera a Cataluña como entidad jurídica, como Gran Bretaña y Escocia, lo que posibilitaría, a su juicio, avanzar en la solución «política» (la autodeterminación) que reclaman. Aunque ayer mismo la número dos del Ejecutivo en funciones de Sánchez, Carmen Calvo, volvió a rechazarlo de plano. Ni hablar del derecho a decidir.

Sin embargo, Torra continuó exigiendo compromiso y no solo intención. «Si la voluntad es hablar de derecho de autodeterminación y me dice ‘pasemos a los postres’, nos cuesta entender esa voluntad de diálogo y negociación», aseveró, para dejar claro que en sobre la mesa estarán acabar con la «represión», la amnistía para los políticos presos y, por supuesto, el derecho a la autodeterminación.

Más Tensión

Crispación por los casos de corrupción. La sesión de control al Gobierno que ayer se celebró en el Parlamento catalán registró sus momentos de mayor tensión a cuenta de los presuntos casos de corrupción que salpican a algunos de los diputados y miembros del Gobierno de JxCat. El presidente del grupo parlamentario de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, desgranó media docena de ellos, tras interpelar a Torra sobre si cesará al secretario general de Deportes, que fue detenido por presunta malversación. «Más que una bancada del Govern, parece una rueda de reconocimiento», espetó el diputado de la formación naranja.

La respuesta del presidente fue un ataque. Tachó de «lamentable» que Cs «quiera esconder su derrota [electoral el 10N] con estos dos minutos y medio de difamaciones e infamias».

Investigación

Borràs, bajo la lupa del Supremo por «abusar» del cargo para favorecer a un amigo. Pero, infamias o no, lo cierto es que la diputada electa de JxCat, Laura Borràs, está bajo la lupa de la Fiscalía del Supremo (es aforada), que estudia si cabe abrirle una investigación por la presunta comisión de los delitos de prevaricación, malversación, fraude y falsedad documental en la adjudicación de una veintena de contratos a un amigo, cuando era presidenta de la Institución de las Letras Catalanas (ILC).

La jueza de Barcelona que instruye el caso desde el pasado año, y que ahora ha remitido al Supremo, sostiene que Borràs «abusó» de su cargo para adjudicar, durante cuatro años, de forma «arbitraria» 18 contratos a un amigo por trabajos inexistentes