El Parlamento catalán reta otra vez al Constitucional insistiendo en votar sobre la independencia

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente de la Generalitat, Quim Torra y su vicepresidente, Pere Aragonés, durante el pleno del Parlamento catalán
El presidente de la Generalitat, Quim Torra y su vicepresidente, Pere Aragonés, durante el pleno del Parlamento catalán Andreu Dalmau

JxCat, ERC y la CUP tiraron de trilerismo político para sacar adelante la misma resolución que el tribunal ya tumbó

26 nov 2019 . Actualizado a las 20:41 h.

Erigidos en «campeones de la desobediencia», en palabras de la portavoz de Ciudadanos, Lorena Roldán, las formaciones independentistas en el Parlamento de Cataluña (JxCat, ERC y la CUP) escenificaron su enésimo pulso al orden democrático, al aprobar este martes la resolución que, a favor del derecho a debatir y votar sobre la autodeterminación, ya había suspendido el Tribunal Constitucional el pasado día 5. La nueva provocación de los secesionistas llega 44 días después de que el Supremo condenara a los líderes del procés, en medio de la escalada de exigencias al PSOE para facilitar la investidura y el Gobierno de Pedro Sánchez y a dos días de que socialistas y republicanos se sienten a negociar.

Con 68 votos a favor, 21 en contra (PSC y PP) y 8 abstenciones de los comunes —los diputados de Ciudadanos, por su parte, abandonaron la Cámara durante la votación, anunciando además que llevarán a la Fiscalía la resolución aprobada—, los independentistas se sirvieron de una argucia legal para sortear la prohibición del alto tribunal, que advirtió reiteradamente de que porfiar en el intento supondría un delito de desobediencia.

Sin embargo, los grupos secesionistas, que salvaron in extremis su debilitada unidad, mantuvieron su pulso y votaron un texto —junto con las enmiendas de cada una de las tres formaciones, ocho en total— en el que, para eludir la prohibición del Constitucional a pronunciarse sobre la autodeterminación, la introdujeron para «rechazar» tal imposición. Es decir, en una suerte de trilerismo político, las enmiendas incluyeron el redactado suspendido, defendiendo «poder debatir y votar» el derecho a decidir e insistiendo en su «rechazo» a tal suspensión.

A propuesta de ERC, se aprobó también una enmienda en apoyo al presidente y a los miembros de la Mesa del Parlamento —investigados por la Fiscalía— por no plegarse a ser los «censores que pretende el Constitucional».

Además del polémico punto sobre la autodeterminación, la resolución incluye la reprobación a la monarquía y el rechazo a la «injusta» sentencia del 1-O, que según sostuvo Elsa Artadi, portavoz de JxCat, «recorta los derechos fundamentales», ya que «cualquier protesta no violenta se podrá considerar sedición», además de «dar carta blanca» a la represión «cuando convenga».

La lectura de Cs fue diametralmente opuesta. Lorena Roldán acusó a los independentistas de «recitar el temario de las oposiciones golpistas» y de empecinarse en una vía que, como probó la sentencia del Supremo, tiene la prisión como destino.