Sánchez y Casado comprueban ahora que ignorar a Abascal fue un error, porque fue el único que colocó sus mensajes sin actuar a la defensiva. Y el auge de Abascal lleva aparejada una movilización del electorado de Unidas Podemos, que es en donde más cala el discurso del miedo a la ultraderecha. A 72 horas de las elecciones, los electorados de Vox y de Unidas Podemos son claramente los más movilizados. En el caso de los de Abascal, no solo por la buenas expectativas, sino porque su estrategia de centrar su mensaje en Cataluña y en la abolición de las autonomías, dejando en segundo plano los ataques a la ley de violencia machista, puede calar en espectros sociales no necesariamente de derecha. En Unidas Podemos, porque Iglesias es el que mejor explota el fantasma del neofranquismo.
En el PSOE, la movilización sigue sin despegar definitivamente y los últimos graves errores de Sánchez al no descartar taxativamente un acuerdo con los independentistas y al afirmar que la Fiscalía está a las órdenes del Gobierno, aunque ayer rectificó, no ayudan a movilizarlo. Y en el PP, aunque hay movilización, el riesgo es un corrimiento hacia Vox. Oficialmente, las teorías son opuestas. En el PSOE estiman que el despegue de Abascal cierra la puerta al PP y lo ancla por debajo de los 90 escaños. En Génova consideran que Vox crece más bien a costa de laminar a Ciudadanos, en especial en provincias pequeñas, pero no al PP. Y que Unidas Podemos puede subir en estos tres días y hacer perder escaños al PSOE. Algo que tendría un efecto de suma y no de resta para la derecha y que igualaría la contienda.