Casado asegura que el líder socialista «se quiere volver a disfrazar de Frankenstein»

N. vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Pablo Casaado, en un acto del partido en Vitoria
Pablo Casaado, en un acto del partido en Vitoria H.Bilbao | Europa Press

Asegura que se apoya en Iglesias, los independentistas, en el PNV y en Bildu

02 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el discurso de campaña del PP, el 10N más que unas elecciones son un «plebiscito» sobre la continuidad del PSOE en la Moncloa: o Pedro Sánchez, plantean los populares, o Pablo Casado. No hay más alternativa. El mensaje persigue la concentración del voto de centro bajo las siglas de los conservadores, que aspiran a alcanzar la barrera psicológica de los 100 escaños. En esa estrategia, el electorado objetivo no es solo el de Ciudadanos, sino aquel «moderado» que pudo inclinarse por los socialistas en los últimos comicios. A ese votante se dirigió también Casado en la primera jornada de campaña con la añoranza de las viejas mayorías absolutas de un PP que se nutría de las clases medias.

El líder de los conservadores, que ayer coincidía de nuevo con Sánchez en la misma ciudad, esta vez Vitoria, aprovechó las apelaciones del socialista a Podemos para ofrecer la papeleta de los populares a todos los que no quieran que «Torra, Junqueras y Otegi manden en España». «En el día de Halloween, Pedro Sánchez ha dicho que se quiere volver a disfrazar de Frankenstein, que quiere revalidar el Gobierno con Podemos y los nacionalistas -le atribuyó a su contrincante-. Hay que agradecerle que, después de muchas semanas haciendo truco, hoy haya mostrado su trato».

Casado insistió en que el candidato del PSOE se apoya en Iglesias, en los independentistas, en el PNV, Bildu y prácticamente todo el arco parlamentario, pese al fracaso en la investidura de julio. Y, obviando a conciencia a Cs y Vox, dibujó una única alternativa: la suya. Votar PP sería, según él, algo así como dar a Sánchez «un correctivo» en las urnas. Pero votar PP es también no apostar por otras opciones en la derecha. Los populares, que se proponen recuperar el terreno que conquistó Albert Rivera, confían en minimizar esta vez la fragmentación de su espacio electoral, una circunstancia que les pasó una altísima factura el 28A, cuando obtuvieron su peor resultado con 66 escaños. Un suelo que el partido desconocía tener.