La sentencia divide al secesionismo y abre la puerta a un adelanto electoral

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Quique Garcia | EFE

Las divergencias entre JxCat y ERC amenazan con dinamitar la legislatura catalana

20 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Más allá de los graves incidentes que se están produciendo en Cataluña como consecuencia de la sentencia que condena por sedición a los máximos dirigentes del procés, el fallo tiene una influencia política directa en el futuro de Cataluña, en donde el movimiento independentistas presenta cada vez más grietas. La fuerte división entre los actuales socios de Gobierno de la Generalitat, Junts per Catalunya y ERC, respecto a la estrategia a seguir una vez que se ha constatado el fracaso del procés, se constata en su incapacidad de ofrecer una respuesta común en el Parlamento al fallo judicial. Las diferencias en torno a la vía unilateral, que solo ha conseguido que sus líderes hayan quedado inhabilitados para la política durante el tiempo que duren sus condenas, independientemente de que las cumplan o no íntegramente en prisión, amenaza con provocar un adelanto electoral que podría modificar notablemente el escenario político en Cataluña.

 ¿Es probable un adelanto de las elecciones autonómicas en Cataluña?

Sí. Aunque el propio presidente catalán, Joaquim Torra, aseguró el pasado seis de octubre que «no es el momento» de pensar en unas elecciones anticipadas como respuesta a una sentencia que ya se preveía condenatoria, e indicó que «la generosidad y el sentido de país» tienen que pasar por delante «del interés de los partidos y las batallas para hegemonías que solo servirían para gestionar una autonomía vigilada y miserable», el adelanto es una posibilidad cierta. Tanto Torra como Puigdemont quieren evitarla en este momento porque son conscientes de que ERC es la que saldría beneficiada. Pero los republicanos, por el contario, consideran que cuanto más tiempo pase sin acudir a las urnas, y cuanto más se radicalice el conflicto con el Estado, más difícil será mantener su posición posibilista, que es la que les ha aupado en los sondeos.

 ¿Se mantiene la unidad de los partidos independentistas?

No. Las diferencias entre la postura rupturista impulsada por Carles Puigdemont y la vía posibilista defendida por Oriol Junqueras se pusieron de manifiesto desde el momento en el que Puigdemont huyó a Bélgica tras la aplicación del artículo 155 y Junqueras, sin embargo, acabó en prisión. Pese a ello, ambos partidos han mantenido un acuerdo tácito para preservar la unidad en el Gobierno de la Generalitat y la mayoría independentista en el Parlamento catalán hasta que se hiciera pública la sentencia del procés. Ahora, ese pacto ya no rige y cada uno vela por sus intereses políticos.  

¿Qué consecuencias tienen en Cataluña las inhabilitaciones?

El problema para ERC es que Junqueras ya no podrá ser el candidato, al estar inhabilitado. Por otra parte, si retrasa la convocatoria de elecciones, el propio Torra podría ser inhabilitado también en caso de que sea condenado por desobediencia en el juicio contra él que comienza el 18 de noviembre, aunque Carles Puigdemont podría volver a ser el cabeza de cartel de Junts per Catalunya, al no estar inhabilitado por el momento. En caso de que Torra fuera suspendido, el vicepresidente catalán, Pere Aragonés, de ERC, sería el presidente interino. Pero a partir de ahí, ambos partidos tendrían que proponer otro candidato a la investidura. ERC se niega a volver a intentar hacer presidente a Puigdemont. Un desacuerdo que podría conducir a la repetición electoral. Artur Mas, otro de los que se postula como candidato de Junts per Catalunya, está también inhabilitado hasta enero del 2020, por lo que no podría encabezar el cartel hasta esa fecha.  

¿Cómo cambiaria el equilibrio de fuerzas en el Parlamento catalán?

La incertidumbre sobre el final de los graves acontecimientos que se están produciendo en Cataluña hace difícil hacer un pronóstico. Sin embargo, ya antes de la sentencia se detectaba en los sondeos una tendencia a la baja de la suma de los dos grandes partidos independentistas, Junts per Catalunya y ERC. Entre ambos cuentan ahora con 66 escaños, 34 para Jxc y 32 para ERC. Sin embargo, pese al crecimiento que se le augura a ERC, que podría llegar a los 39 y ganar las elecciones, JxC sufriría una acusada caída hasta quedar en torno a los 24. Al igual que en el resto de España, la tendencia de Ciudadanos, que ganó los pasados comicios con 36 caños, es a la baja y podría quedarse en el entorno de los 27. El gran beneficiado sería el PSC, que daría un salto hasta cerca de los 30 escaños, y en menor medida el PP, que podría ganar en torno dos diputados.

 ¿Es posible un escenario con un Gobierno no independentista?

Después de la sentencia del procés, el pacto transversal parece muy complicado. Pero, en teoría, un ascenso notable de ERC, unido a una fuerte subida del PSC y un mantenimiento de los comunes podría dar un lugar a un Gobierno tripartito de izquierda encabezado por ERC que superaría ampliamente los 68 escaños que marcan la mayoría absoluta. Las consecuencias de una posible aplicación del artículo 155 o de la ley de Seguridad Nacional en Cataluña por parte de un Gobierno encabezado por Pedro Sánchez harían muy difícil ese pacto. Pero, de no llegarse a ese extremo, podría darse un acuerdo entre el PSOE, ERC y Unidas Podemos para formar mayoría tanto en el Gobierno de Cataluña como en el central tras el 10N.

Una legislatura inútil y un Gobierno incapaz de aprobar unos Presupuestos

Más allá de todo lo que afecta al procés y a la sentencia del Tribunal Supremo, la línea que puede marcar el fin de la legislatura catalana y la convocatoria de unas nuevas elecciones es la incapacidad de la Generalitat para aprobar unos Presupuestos para el año 2020. El vicepresidente del Gobierno catalán y consejero de Economía, encargado de presentar las cuentas públicas, Pere Aragonés, de ERC, ya advirtió en verano de que «si no hay un presupuesto de la Generalitat para 2020 es muy difícil que una legislatura normal continúe», abriendo así la posibilidad de ir de nuevo a las urnas. En la situación de tensión extrema parece difícil que un Parlamento autonómico que ha sido incapaz de aprobar una sola ley en toda la legislatura consiga sacar adelante las cuentas públicas.

Con las cuentas del 2017

En este momento, Cataluña funciona con los Presupuestos del 2017, dado que estos se tuvieron que prorrogar en el año 2018 porque la aplicación del artículo 155 de la Constitución se mantuvo hasta el mes de junio. Y en el año 2019, la falta de una mayoría parlamentaria obligó a prorrogarlos de nuevo. La legislatura es completamente estéril, porque el presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, sin hoja de ruta, dedica todo su esfuerzo a la causa independentista, desatendiendo cualquier otro frente. Y la desconfianza entre los consejeros de ERC y los de JxCat no ayuda precisamente a la estabilidad.

Tampoco los radicales de la CUP parecen dar mucho margen de confianza a una legislatura que consideran «agotada», según la diputada María Sirvent, porque el Ejecutivo catalán «no gobierna» y porque en el contexto actual resulta «casi imposible» que apoyen los Presupuestos.

La reciente moción de censura presentada por Ciudadanos ha servido sin embargo para que se evidencie la falta de alternativa al independentismo. El partido de Albert Rivera, ganador de las últimas elecciones, solo consiguió el apoyo del PP, mientras que el PSC se abstuvo y los votos en contra de las fuerzas independentistas y los comunes a la moción de censura propiciaron una de las mayores victorias del secesionismo en una votación, con 76 votos a favor de Torra y solo 40 en contra.