Casado calca la táctica de Rajoy para ganar la crucial batalla del voto útil

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pablo Casado, en un acto con los afiliados del PP en  Alhaurín el Grande (Málaga)
Pablo Casado, en un acto con los afiliados del PP en Alhaurín el Grande (Málaga) Álex Zea | Europa Press

Alerta que en las provincias pequeñas se disputan el último escaño con la izquierda

03 oct 2019 . Actualizado a las 08:56 h.

Han transcurrido tan solo unos meses, pero ya casi no queda ni rastro de aquel Pablo Casado que irrumpió en su primera campaña de candidato a la presidencia del Gobierno de la misma forma que los elefantes lo hacen en las cacharrerías.

El cambio tiene algo de físico. A la vuelta de las vacaciones de verano compareció en su primer acto público con una sorprendente barba. Esgrimió que se había olvidado la maquinilla en Madrid, pero el paso de septiembre ha constatado que responde a un intento de sortear la imagen de rechazo que genera entre ciertos sectores.

Pero el cambio todavía tiene más de espiritual. Entre abril y octubre, ha moderado su tono, ha suavizado su mensaje y se ha mostrado más conciliador con las distintas familias que integran el PP. Todo ello unido a las horas bajas por las que atraviesan Cs y Vox, y a que su cotización en las encuestas se ha disparado. La publicada por Sondaxe este domingo le concede un aumento de 21 escaños, por lo que pasaría de 66 a 87.

Todavía resta un mes largo de campaña, pero a diferencia del 28A, cuando centró todos sus esfuerzos en convertirse en el líder de la oposición, el objetivo ahora es ser presidente del Gobierno, «la alternativa de desbloqueo». Según estimó este miércoles en los micrófonos de la Cope, el 10N la cosa estará disputada: «Diez diputados arriba o abajo», pronosticó, dibujando un mano a mano entre el PP y el PSOE.

A diferencia de abril, la tesis de Génova es disputarle la medalla de oro al PSOE, una estrategia que a su vez erosiona a sus dos grandes rivales en el espectro del centroderecha. Así, no dudó en hacer una llamada al voto útil, desempolvando la misma táctica que tan buen resultado le dio a Rajoy en la repetición electoral del 2016, apostándolo todo en las circunscripciones pequeñas bajo la idea de que el último diputado que salga del reparto será o para el PP o para la izquierda. 

«Cada uno cuenta el doble»

Casado mencionó los casos de León y Murcia, dos provincias en las que aspiran a rascarle escaños al PSOE y a Podemos. «Cada uno que se lleva el PP cuenta el doble, claro que es posible el cambio», manifestó. «Hay que mantener un equilibrio entre la prudencia, la humildad y la ilusión de que es posible el cambio», sostuvo.

Casado confía en cosechar el fruto de su llamada al voto útil la noche del 10 de noviembre, pero la realidad es que la semilla la plantó ya en julio, cuando propuso crear una coalición electoral junto a Cs y Vox. Estos dos meses se ha esmerado en regarla casi a diario: aún consciente de que el rechazo de Rivera y de Abascal no tenía vuelta de hoja, machacó en los medios con que su propuesta era el mejor arma para combatir al PSOE.

Este lunes concluyó el plazo de la Junta Electoral Central para registrar las coaliciones electorales. Como en abril, y como se esperaba, el PP concurrirá junto a Foro en Asturias y repetirá el experimento de Navarra Suma en la comunidad foral. Sin embargo, a pesar de este supuesto fracaso, el movimiento le ha servido para amplificar y fortalecer su llamamiento al voto útil.

La última prueba de la estrategia de la dirección del PP está colgada de la fachada de su sede en el número 13 de la calle Génova: un enorme cartel rectangular pregunta: «¿Ellos o nosotros?». La respuesta llega un poco más abajo: «Todos».

Vox repite listas en todas las provincias y en cada una solo presentará un nombre al Senado 

La papeleta de Vox estará disponible en todos los colegios electorales el próximo 10 de noviembre, sin embargo, su comité ejecutivo nacional tomó este miércoles la decisión de presentar a solo un candidato para el Senado de los tres posibles por cada circunscripción electoral, con la intención de «concentrar el voto y aumentar las posibilidades» de lograr un representante en la Cámara Alta, según admitió el miércoles su presidente, Santiago Abascal.

En cada provincia se escogen a cuatro senadores. Los ciudadanos solo tienen derecho a votar directamente a tres de estos mediante una cruz junto a su nombre en la papeleta de color salmón. Los cuatro con más apoyos totales, serán los seleccionados. De este modo, Vox aspira a que no se dispersen las fuerzas entre sus candidatos y que todos sus votantes marquen la cruz junto al mismo nombre para asegurarse que entre en la Cámara Alta. Conviene recordar que cada elector tiene derecho a marcar tres cruces, indistintamente de su partido, por lo que el mismo ciudadano, si lo desea, puede votar a un candidato de Vox, a otro del BNG y a otro del PP. 

Ni un solo senador electo

En las pasadas elecciones del 28 de abril, el partido liderado por Santiago Abascal no obtuvo ni un solo senador. Su único representante en la Cámara Alta en la pasada legislatura, Francisco Javier Alcaraz, fue elegido por designación autonómica.

Fuentes del PP celebran este movimiento, aunque recuerdan que la partida real se disputa en el Congreso para desbloquear la formación de un Gobierno.

El último día para presentar las listas electorales es el lunes, día 7.