Dos años después del 1-O, el escenario se ha radicalizado, agravado por la defensa de Torra de los CDR detenidos

ENRIQUE CLEMENTE
Corresponsal político en Madrid y columnista de La Voz de Galicia

Dos años después del referendo ilegal del 1-O y con la sentencia del Supremo al caer, el escenario político catalán se ha crispado aún más con la defensa de los independentistas, con el presidente Torra a la cabeza, de los miembros de los CDR imputados por terrorismo

¿Cuál es balance de los dos años del 1-O?

«Han sido para Cataluña sencillamente desastrosos», señala Roberto L. Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional de la USC. «Comenzaron con el referendo ilegal y terminan con la detención de un grupo de independentistas por presuntos delitos de terrorismo», explica. «¿Qué ha habido entre esos terribles acontecimientos? Dos cosas sobre todo: por un lado, un completo desgobierno, consecuencia de que el Ejecutivo de Torra se ha dedicado de forma casi monográfica a seguir con su obsesión de la autodeterminación y la independencia; por otro lado, los partidos secesionistas, cada vez más peleados entre sí, se han dedicado a mantener su pulso interminable con nuestro Estado democrático, al que han desautorizado sin tregua ni reposo, y, como colofón, atacando a la policía y a la Fiscalía por realizar una tarea tan indispensable como evitar que se cometan atentados», concluye. 

¿Cómo está el escenario político en Cataluña?

«El problema está más enquistado, el independentismo se ha ido radicalizando, no ha hecho autocrítica y está acorralado sin salida», asegura Ana Sofía Cardenal, politóloga y profesora en la Universitat Oberta de Catalunya. «Las expectativas que se habían creado sobre la independencia han creado una gran frustración, lo que hace que haya más radicalización y enroque que nunca, agravado por las señales que envía la Generalitat a favor de la desobediencia», añade. «Si en el bloque independentista se imponen la estrategia gradualista y la reticencia ante la unilateralidad de ERC sobre el unilateralismo del PDECat, JxCat y Puigdemont, el independentismo puede adoptar una actitud de mejor predisposición a acuerdos con el Gobierno central», sostiene Xavier Arbós. «Si, en cambio, se impone el radicalismo de Torra, cualquier asomo de diálogo parece imposible», concluye. «En el campo opuesto, la estrategia de confrontación de Ciudadanos en Cataluña contrasta no solo con la del PSC, sino incluso con los ligeros pero perceptibles cambios de tono del PP hacia la moderación», afirma. «Casi todos los actores están en una situación de cierto parón a la espera de la sentencia del Supremo», estima Carlos Barrera, experto en medios y política, profesor en la Universidad de Navarra. «En todo caso, la vía de la unilateralidad para la independencia ha salido perdiendo», añade. 

¿Cómo puede influir la imputación de los CDR?

«Va a cohesionar al independentismo», asegura Xavier Arbós, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona. «La reacción de muchos independentistas es mantener que, puesto que el independentismo es mayoritariamente pacífico (y lo es) es metafísicamente imposible que en su seno haya terroristas o se plantee el uso de explosivos», explica.

«Los separatistas, que son quienes han suministrado a los presuntos terroristas la gasolina ideológica, intentarán, sin duda, convertir todas las acciones de la policía, la Fiscalía y los jueces en un nuevo ataque a Cataluña y en un nuevo motivo de agravio», explica Blanco Valdés. «El que los separatistas acaben defendiendo como un ataque a Cataluña la detención de presuntos terroristas contra los que existen, al parecer, muy sólidas pruebas, pone de relieve que la fuga hacia delante de la insurrección ha llegado a un grado de ajenidad con la realidad que solo puede calificarse de auténtico delirio», concluye. «Enviar señales desde la presidencia y las instituciones catalanas de que se aprueba la desobediencia es catastrófico», estima Cardenal. 

¿Se dan las condiciones para aplicar el artículo 155 o la Ley de Seguridad?

«Es obvio que no estamos ante una situación de gravedad comparable a la posterior al 1-O, aunque existan claras y reiteradas manifestaciones de incumplimiento de las obligaciones legales por parte de la Generalitat», asegura Blanco Valdés. «Ahora bien, si la respuesta a la sentencia del procés pusiera a las autoridades catalanas de nuevo fuera de la ley y en contra del Estado constitucional no tengo dudas de que habría que aplicar de nuevo el artículo 155», concluye. «Creo que ahora no», afirma Arbós. «Pero hay que estar atentos por si las últimas declaraciones aprobadas en el Parlament, que llaman a la desobediencia, se convierten en iniciativas prácticas», advierte.

División sobre la moción de censura de Cs: estrategia electoralista o indispensable 

Ciudadanos registró este lunes una moción de censura contra el presidente de la Generalitat, Quim Torra. «Parece más bien una estrategia electoralista, similar a la del reciente ofrecimiento de la abstención a última hora para una posible investidura de Sánchez», sostiene Barrera. «Sería testimonial y, para más de uno, llegaría demasiado tarde teniendo en cuenta la inacción de Ciudadanos en la actual legislatura del Parlamento catalán», asegura. «Cs ha hecho, a su manera, mucha oposición, pero no ha mostrado ninguna alternativa», señala Arbós. «Pudo haberlo hecho Inés Arrimadas tras las elecciones de diciembre del 2017; no tenía una mayoría para ser investida, pero pudo haber explicado su alternativa para Cataluña; no lo hizo, y ahora la moción de censura parece ser más una estrategia de comunicación que otra cosa», afirma. «Su moción parece pensada más para que otros partidos le digan que no, y así poder quejarse», concluye. Para Cardenal, es un intento de «recuperar la presencia y la visibilidad en Cataluña tras las acusaciones de no haber hecho absolutamente nada pese a ganar las elecciones». En su opinión, «está enfocado al 10N».

«La presentación de una moción de censura contra un presidente que interpreta como un ataque a Cataluña la detención de presuntos terroristas y que se manifiesta de forma reiterada a favor de los mismos es de tal gravedad que es completamente indispensable, aunque no haya posibilidades de ganarla», señala Blanco Valdés. «Pero no debería presentarla solo Cs, sino también, conjuntamente con ellos, el PSC», añade. «El PSC es clave y me temo, y lo digo con profundo pesar, que ese partido está hoy lejos de mantener en Cataluña la política que de él esperamos los constitucionalistas», explica.