La batalla por el relato centra los primeros escarceos del 10N

Alberto Surio MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Casado espera rentabilizar el desacuerdo de PSOE y Unidas Podemos
Casado espera rentabilizar el desacuerdo de PSOE y Unidas Podemos FERNANDO VILLAR | EFE

Sánchez y el resto de líderes se culpan mutuamente del fracaso

18 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El fracaso de la investidura y el camino del 10N se han gestado bajo la sombra de una feroz batalla por el relato entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, pero también con Pablo Casado y Albert Rivera, que ayer no dudaron en reprocharse mutuamente la responsabilidad en el nuevo fracaso del socialista para formar Gobierno. La batalla sobre quién ha provocado el bloqueo se inició el 28 abril, cuando el candidato del PSOE escuchaba el grito «con Rivera, no» de centenares de simpatizantes socialistas en Ferraz.

El candidato socialista se marcó como premisa pagar el mínimo precio político para la investidura, sin miedo de ir a las urnas. Había que librar la batalla de la opinión pública y culpar en todo caso a Iglesias (y al PP y a Cs, «las fuerzas conservadoras», dijo ayer tras verse con el rey) de un eventual fracaso de la negociación.

Durante julio, el PSOE y Unidas Podemos negociaron sin éxito un gobierno de coalición que en una primera fase fue de cooperación. El desacuerdo de Irene Montero fue clave en aquella ruptura porque interpretó que el PSOE la quería de florero.

Sánchez confió durante agosto en que la dinámica de reuniones con grupos sociales para elaborar un programa progresista iba a convertirse en un arma de presión de la sociedad civil a la formación morada para que aceptase un Ejecutivo a la portuguesa, es decir, un Gobierno socialista en minoría con el apoyo parlamentario de Unidas Podemos desde fuera. Era lo que los dirigentes más próximos a Sánchez han llamado en broma el plan lentejas en alusión al refrán «si quieres las tomas, y si no, las dejas».

En el PSOE nadie cuestiona en público la estrategia de su secretario general. Sin embargo, sí existe una inquietud en cargos intermedios por una batalla del relato, porque cuesta explicar a la sociedad las razones políticas reales de desconfianza que dificultan una alianza.

El mayor temor de los socialistas es la desmovilización electoral. Los expertos monclovitas -que no excluyen que Íñigo Errejón quiere presentar a su formación en Madrid- tienen clavados los datos: una participación del 68 % garantiza la victoria del PSOE. En torno al 75 %, implica, como creen que ocurrió, una fuerte activación del voto del nacionalismo periférico. Desde Unidas Podemos no ocultan tampoco el temor a unos nuevos comicios, pero aseguran que Sánchez ha planteado un debate en términos de dignidad que hacía muy difícil el acuerdo.

La campaña que se avecina será de alto voltaje entre los socialistas y UP, que acusará a Sánchez de preparar para después del 10N un acuerdo con el centroderecha, bien para buscar una abstención del PP o con un pacto de gobierno con Ciudadanos.

El último movimiento táctico de Rivera se interpreta también como un último intento del líder de Cs, ya al borde del precipicio, de no perder esa batalla del relato. Y Pablo Casado espera rentabilizar su postura en estos meses para recuperar apoyos para el PP y aprovechar el desgaste de las fuerzas de izquierda.