Nueve mil desalojados por el fuego en Gran Canaria

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN

ESPAÑA

Brif

El fuego, que sigue sin control, arrasa ya 10.000 hectáreas de superficie arbolada y llega al Parque Nacional de Tamadaba

20 ago 2019 . Actualizado a las 00:32 h.

Gran Canaria sufre uno de los peores veranos que se recuerdan. El fuego está haciendo estragos en una isla de gran valor ecológico y ambiental. En las últimas dos semanas, tres incendios han afectado a su ecosistema, y el último de ellos es especialmente virulento y peligroso. El fuego se ha llevado por delante ya más de 10.000 hectáreas y ha obligado a desalojar a unas 9.000 personas de poblaciones de la cumbre y el norte de la isla.

Según ha informado a Efe una portavoz del 112 de Canarias esta mañana, más de 700 personas con el apoyo de 16 aeronaves han dado el relevo al amanecer a los 400 efectivos de distintos cuerpos que esta noche han luchado por contener el fuego en la cola del incendio (Valleseco) y sus flancos derecho e izquierdo, ya que la cabeza ha seguido avanzado sin posibilidad de control por el Parque Natural de Tamadaba, en el noroeste.

El incendio tiene un perímetro de 60 kilómetros y afecta a ocho municipios, ha señalado el presidente de Canarias, Ángel Victor Torres, que junto con el ministro de Agricultura, Luis Planas, han dado a conocer la última hora del fuego que mantiene activo su flanco derecho. Torres ha señalado que el aumento de la superficie afectada se debe a la entrada del incendio en el parque natural de Tamadab, aunque al parecer puede estar causando menos daño del esperado.

El ministro ha dicho que las próximas 48 horas serán cruciales en la evolución del fuego en cuya extinción trabajan casi un millar de personas y 14 medios aéreos en uno de los despliegues más importantes que se han realizado en Canarias y en España en un dispositivo contraincendio.

El incendio ha provocado ya un enorme daño ambiental, con varios espacios naturales afectados, entre ellos una de las grandes joyas verdes de la isla, Tamadaba, pero por el momento no hay constancia de que se hayan producido desgracias personales, a pesar de que en algunas zonas se ha adentrado en espacios que los técnicos llaman de «interfaz», porque en ellos se mezclan vegetación y viviendas.

Los servicios de socorro también se han mantenido en contacto con las 40 personas a las que anoche se ordenó permanecer confinadas, por su seguridad, en el centro cultural de Artenara, a las que se sacará de allí en cuanto la situación del incendio lo permita. La decisión de que se recluyeran en ese lugar se tomó al considerar que ofrecía un refugio con garantías, porque anoche hubiera sido muy arriesgado salir de Artenara con las condiciones del incendio.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, se desplaza este lunes a Gran Canaria para entrevistarse con las autoridades canarias y seguir la evolución del incendio en el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad de Las Palmas de Gran Canaria.

Una tormenta perfecta

Las condiciones meteorológicas no ayudan a cambiar esta visión. Gran Canaria experimenta estos días lo que los expertos califican como una tormenta perfecta: las temperaturas están por encima de los 30 grados, hay menos de un 30 % de humedad y el viento no da tregua, con rachas mínimas de 30 kilómetros por hora. Un explosivo cóctel que continuará en los próximos días, con más calor y ausencia de precipitaciones.

«El daño medioambiental ya está hecho y lo importante es que no haya daños personales», señalaba Torres. Las llamas han obligado al desalojo de unos cuarenta barrios y núcleos poblacionales de seis municipios, los de Valleseco, Moya, Tejeda, Artenara, San Mateo y Gáldar. Unas cuatro mil personas están fuera de sus casas, obligadas a buscar cobijo en otras partes de la isla o en los polideportivos habilitados para atenderlos.

Pocos datos sobre el origen del incendio, aunque de nuevo, todo apunta a que fue provocado, como el de Artenara de la semana pasada. Uno de los peligros que temían los expertos se concretó ayer a última hora. Los medios de extinción comenzaron a actuar a en la zona del Parque Natural de Tamadaba, donde se encuentra uno de los pinares naturales mejor conservados de Gran Canaria.