Sánchez no tira la toalla, pero habla de «desconfianza recíproca» con Podemos

Ana Balseiro
ANA BALSEIRO REDACCIÓN

ESPAÑA

Atlas

El presidente en funciones apela «a la generosidad» de las fuerzas políticas para desbloquear la formación de Gobierno tras su reunión con el rey

07 ago 2019 . Actualizado a las 17:09 h.

Despacho de verano entre Pedro Sánchez y Felipe VI, con casi una hora de retraso por las reuniones sectoriales que plagan la agenda del primero desde la semana pasada. La de hoy ha sido la segunda vez que Sánchez ha acudido a Marivent como presidente en funciones. La primera fue hace un año -tras prosperar la moción de censura que desbancó a Rajoy- y la situación era muy diferente a la de este agosto, con la investidura bloqueada, después de fracasar en un primer intento y tener manifiestas dificultades para recabar apoyos de cara a un segundo asalto, con el 23 de septiembre como fecha límite. «No tiro la toalla», aseguró a los medios, al término de un encuentro «cordial» con el monarca. Subrayó que su disposición a negociar hasta el final es «compartida» por la ciudadanía y por Felipe VI, pues -aseguró-, calificando de «muy acertadas» las palabras del rey llamando a un acuerdo que evite nuevas elecciones, los españoles no quieren volver a las urnas.

«Con ese ánimo vamos a trabajar. Yo no pierdo la esperanza. No tiro la toalla, como dije el 25 de julio. Y en eso voy a seguir trabajando hasta el 23 de septiembre, la fecha límite que nos abocaría a una repetición electoral», insistió Sánchez, apelando «a la generosidad» de las fuerzas políticas de derechas e izquierdas para desbloquear la formación de Gobierno.

Mano tendida, pese a la desconfianza

En lo que respecta a Unidas Podemos, aunque mantuvo su oferta de negociar un acuerdo programático -en ese objetivo se enmarcan las reuniones sectoriales que está manteniendo-, hizo una lectura muy crítica de la fracasada negociación de julio, que frustró la investidura. Aseguró que la «desconfianza» que Pablo Iglesias verbalizaba entonces sobre la acción de Gobierno del PSOE, ahora es «recíproca».

«Ha sido Unidas Podemos quien rechazó un Gobierno de coalición», recordó, señalando como claves del fracaso de las negociaciones a la citada desconfianza de Iglesias en el PSOE -ahora mutua- y a su empecinamiento en crear un Ejecutivo paralelo dentro del gabinete. «Ellos planteaban dos gobiernos en uno y nosotros creemos que tiene que estar cohesionado. No se ve, además, ninguna rectificación en sus postulados: continuan defediendo un Gobierno de comprtimentación más que de coalición».

Sin embargo, al rapapolvo a sus socios prioritarios, le siguió una oferta de paz, pues Sánchez aseguró que hay muchas fórmulas que se pueden explorar para materializar un Gobierno progresista. «No tiro la toalla, pero hago una lectura crítica de lo que ocurrió», zanjó.

En el extremo opuesto del arco parlamentario, a PP y Ciudadanos les pidió responsabilidad para que, con su abstención -una postura que ambas formaciones rechazan de plano, especialmente después de que los socialistas accedieran al Gobierno de Navarra gracias al respaldo de Bildu-, posibiliten un Ejecutivo progresista que no precise del apoyo de los nacionalistas.

También se defendió de las críticas de los populares, asegurando que, a diferencia de lo que hizo Mariano Rajoy en el 2016, cuando declinó la encomienda del rey para formar Gobierno siendo la fuerza más votada, el PSOE «nunca eludió su responsabilidad». «Yo la asumí en primera persona en el 2016 y la he vuelto a asumir en julio. Y le pido al PP que asuma su responsabilidad, porque sabiendo que no hay alternativa posible a un Gobierno progresista, que posibiliten la investidura y se abstengan».