Sánchez enfría el diálogo y aplaza al 19 de agosto su reunión con Iglesias

Paula de las Heras MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El diputado de Compromís, Joan Baldoví, charla animadamente con Pedro Sánchez y Carmen Calvo durante una pausa del reciente debate de investidura
El diputado de Compromís, Joan Baldoví, charla animadamente con Pedro Sánchez y Carmen Calvo durante una pausa del reciente debate de investidura Emilio Naranjo | Efe

El líder del PSOE da prioridad a los encuentros con las organizaciones sociales

04 ago 2019 . Actualizado a las 20:50 h.

«Que todos hagan vacaciones y todos hablen con todos la última semana de agosto». Esa fue la recomendación de uno de los barones más afines a Pedro Sánchez tras el fracaso de la investidura el pasado 25 de julio. El secretario general del PSOE no le hizo caso del todo. Entre otras cosas, porque en Ferraz siempre han creído que para los ciudadanos sería difícil de tolerar que los líderes políticos se fueran tranquilamente a la playa mientras la amenaza de una repetición electoral con riesgos para estabilidad institucional y económica del país pende sobre sus cabezas. Como la pasada, la agenda del jefe del Ejecutivo en funciones estará llena esta semana, pero ni en la Moncloa ni el PSOE prevén un encuentro con Pablo Iglesias o el resto de líderes nacionales antes del 19 de agosto.

Sánchez explicó el jueves, antes de reunirse con asociaciones feministas por la mañana y con científicos e investigadores por la tarde, que su objetivo es celebrar primero una serie de encuentros con colectivos sociales de la izquierda a los que, según especificó también en una carta a la militancia de su partido, querría implicar en la construcción de un «espacio común para alcanzar un Gobierno progresista». Hoy tiene previsto verse con los ecologistas; el miércoles despachará con el rey en Marivent; y el jueves, en la Moncloa, con los líderes de UGT y CC.OO., José Alvarez y Unai Sordo. Sin embargo, ya está claro que ninguno de esos colectivos se siente cómodo con el papel que, a tenor de la citada carta, se les pretendía asignar.

El protagonismo corresponde a los políticos

El director de Greenpeace, Mario Rodríguez, adelantó el viernes, por ejemplo, que no se implicará en convencer a Podemos de nada porque es a las organizaciones políticas a las que les corresponde decidir su relación. Y lo mismo señalan desde CC.OO. Fuentes del sindicato consideran «obvio» que les están utilizando para presionar a Iglesias y al resto de grupos que puedan facilitar la formación de un Gobierno e insisten en que, más allá de decir lo que han dicho siempre, que «hay una mayoría progresista y lo lógico es un programa progresista de gobierno con una agenda social como prioridad», no entran en cómo debe articularse ese entendimiento.

Visto lo visto, Sánchez ha optado pues por combinar estos encuentros con reuniones directas y personales con las organizaciones políticas «territoriales» que mantienen, dicen fuentes de la dirección del PSOE, una «actitud favorable a la investidura». Empezará este lunes por la tarde con la líder de Compromís, Mónica Oltra, y el diputado Joan Baldoví. El líder del PSOE se desplazará hasta Valencia acompañado de su secretario de Organización y ministro de Fomento en funciones, José Luis Abalos. Pero también tiene previsto viajar más adelante a Bilbao para verse con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y a Santander para hablar con Miguel Ángel Revilla

«Intercambiar visiones»

Fuentes del partido advierten de que probablemente ya no será posible que las citas con los nacionalistas vascos y con el líder del Partido Regionalista de Cantabria se produzca antes del día 19, porque la semana del 12 al 18 Sánchez estará de vacaciones (es la única que se ha concedido) y en esta no hay apenas huecos. También subrayan que, al menos de momento, no se contempla un desplazamiento a Barcelona para llamar las puertas de ERC. Además, rebajan la trascendencia práctica de las reuniones y evitan crear falsas expectativas. «No se trata de cerrar acuerdos -matizan-, sino de intercambiar visiones».

En el PSOE sostienen que el modo en el que se organicen estos encuentros y los que eventualmente se produzcan con Iglesias o el líder del PP, Pablo Casado -Albert Rivera sigue sin parecer dispuesto a hablar- no tendrá tanto que ver con la «jerarquía» o importancia numérica de los grupos como con la disponibilidad de agendas. El caso es que para empezar a deshacer el nudo gordiano de la negociación de la investidura habrá que esperar aún casi dos semanas. La mayoría de los dirigentes socialistas creen que es lo más sensato para que las heridas del intento fallido sanen. Lograr lo que no se logró en julio, aun así, no parece sencillo.

Podemos, partidario de sellar un acuerdo antes de que comience septiembre, quiere reanudar las conversaciones exactamente en el punto en el que se quedaron antes de saltar por los aires y defiende que hay que buscar un Gobierno de coalición a partir de la oferta que hicieron los socialistas a su partido: una vicepresidencia social y tres ministerios. El PSOE entiende que el modo en el que acabó el diálogo, pese a sus cesiones, demuestra que formar un Ejecutivo conjunto no es viable y ha vuelto a la vía portuguesa, un acuerdo programático para que la formación izquierdista les apoye desde fuera.