Rivera se rodea de fieles y liquida a los críticos de la ejecutiva de Ciudadanos

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

ATLAS

Los ex presidentes de Baleares, José Ramán Bauzá, y de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, ex del PP, y el ex director de la Guardia Civil con el PSOE Joan Mesquida se incorporan a la dirección, de la que salen los dirigentes menos afines

29 jul 2019 . Actualizado a las 21:21 h.

«Somos un partido de Gobierno que va a gobernar España más pronto que tarde». El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha abierto la reunión del Consejo General del partido justificando la ampliación de la ejecutiva nacional hasta los 50 miembros para incorporar al órgano de dirección a los dirigentes más fieles a líder y a sus recientes fichajes, en la necesidad de reforzar una formación que «no puede dormirse a pesar del éxito».

A la espera de la votación que confirme la lista definitiva de incorporaciones a la nueva ejecutiva, Rivera ha destacado los nombres de Lorena Roldán, candidata en Cataluña que será la nueva portavoz de la ejecutiva nacional, así como el del empresario Marcos de Quinto; el ex abogado del Estado Edmundo Bal; el ex director general de la Guardia Civil con el PSOE Joan Mesquida; el ex presidente de Baleares con el PP José Ramón Bauzá; el ex presidente de la Comunidad de Madrid, también con el PP, Ángel Garrido; el consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Javier Imbroda, y el portavoz de Ciudadanos en las Cortes de Aragón, Daniel Pérez.

Por el contrario, salen de la ejecutiva dirigentes críticos como Orlena de Miguel y Fernando Maura, partidarios de romper el cordón sanitario impuesto al PSOE y otros como Matías Alonso, Antonio Espinosa y Raquel Morales. Con estos nombramientos Rivera pretende reforzar su liderazgo y su control del partido tras la crisis atravesada en los últimos días, que ha llevado al abandono de la formación de figuras como Toni Roldán o Francisco de la Torre, descontentos con la deriva derechista del partido, y que ha incrementado las voces críticas, empezando por el que ha sido máximo responsable de la estrategia económica de Ciuddanos Luis Garicano y por figuras históricas como Javier Nart o Xavier Pericay, que abandonaron voluntariamente la dirección.

En su discurso, Rivera ha apelado constantemente a la necesidad de mantener la «lealtad» al proyecto de Cs. Y, aunque ha rendido homenaje a los fundadores del partido, ha insistido en la necesidad de ampliar la dirección con incorporaciones procedentes de las propias bases de la formación, pero también de la sociedad civil o de figuras con experiencia política en otros partidos que han «defendido la libertad sin complejos» y que ahora ingresan en lo que consideró la «casa común del constitucionalismo».

Rivera no ocultó las presiones desde todos los frentes para que Ciudadanos permita gobernar a Pedro Sánchez. Pero aseguró, al contrario, que su partido trabajará para desmontar «el plan Sánchez» que consiste, según dijo, en tirarse de cabeza a unos pactos con partidos que pretenden «liquidar el país». Aseguró que no puede dar apoyo a quien considera «interlocutores válidos» a independentistas como Gabriel Rufián o a líderes como Arnaldo Otegi, que dirige un partido que no condena la violencia. «No todos son iguales», dijo, para añadir que «esa es la diferencia entre Ciudadanos y otros proyectos».

Pese a ello, ha dado por hecho que Sánchez gobernará a partir de septiembre y que el objetivo de la renovación en la cúpula naranja es precisamente ser «más fuertes» y tener «más experiencia» cuando se ponga en marcha ese Ejecutivo.