La nueva política y la guerra de los sillones

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

ESPAÑA

09 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días, Pablo Iglesias, uno de los abanderados de la nueva política, hacía un inesperado descubrimiento. «Parece que el PSOE no quiere soltar ni medio sillón», clamaba indignado el líder de Podemos instantes después de reclamar al candidato socialista al menos un par de ministerios para el partido morado. Algunas fuentes señalaban incluso que esos codiciados puestos serían para él e Irene Montero, aunque no hubo ratificación oficial de la demanda. 

Ayer, el exponente del otro extremo del espectro ideológico de la nueva política, Santiago Abascal (Vox), lanzaba una imprecación similar contra los que teóricamente deberían ser sus aliados ideológicos: PP y Ciudadanos. Con los plazos legales estrechando el margen de la negociación, sus exigencias más extremas han quedado aparcadas. El jefe de Vox ya no quiere laminar las medidas más progresistas ya asumidas por la sociedad española en materias de libertad sexual, educación o integración. Ni siquiera exige puestos de alto nivel de representación -aunque no les haría ascos- para sus acólitos, como Rocío Monasterio en Madrid. A Vox le vale con una simple foto sentado a la mesa con los representantes de Ciudadanos y PP.

El problema de la nueva política es que los órdagos casan mal con estos tiempos. Las débiles condiciones de todos los actores políticos obligan a medir muy bien el valor de las cartas en la mano para evitar quedar desairados con exigencias extemporáneas e imposibles de cumplir.

En el fondo, como en tantas otras cosas, Vox y Podemos han llegado a la misma conclusión. Su extremismo, cada uno a su lado del tablero, los relega al papel de bastón de apoyo de una única apuesta. Abascal nunca votará a la izquierda e Iglesias jamás lo hará con la derecha. Ahora, para no caer en la irrelevancia, ambos han llegado a la misma conclusión: el poder son los sillones. ¿Por qué habrían Sánchez o Casado de alimentar con sillones a quien solo piensa en destruirlos?