El coste del pacto entre Sánchez e Iglesias sería lesivo para Galicia

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Iglesias, reunido con el sindicato vasco ELA el jueves
Iglesias, reunido con el sindicato vasco ELA el jueves Juan Carlos Hidalgo

PNV, Compromís, PRC y ERC, socios necesarios, exigen inversiones millonarias para facilitar la investidura

07 jul 2019 . Actualizado a las 01:04 h.

La posibilidad de que Pedro Sánchez acabe optando por un pacto de investidura o un Gobierno de coalición con Unidas Podemos lleva aparejada irremediablemente la formación de un bloque para completar la mayoría simple en segunda votación en el que se incluyen partidos nacionalistas y regionalistas, además de un acuerdo con los independentistas de ERC para que facilitaran la investidura con al menos su abstención. Pero con esa fórmula, una vez elegido presidente del Gobierno, Sánchez seguiría dependiendo de esos partidos, incluidos los independentistas catalanes, para garantizarse la aprobación de las leyes en el Parlamento, incluidos los Presupuestos. Esa dependencia se traduciría en primer lugar en una serie de compromisos de inversión en cada uno de los territorios a los que pertenecen sus socios potenciales a cambio de su apoyo en la investidura, pero también en concesiones millonarias para aprobar los Presupuestos. Una situación que afectaría negativamente a las comunidades que no cuentan con nacionalistas que formen parte de esa mayoría. Entre ellas, Galicia.

El AVE a Cantabria y País Vasco

Los números para la investidura de Sánchez a través de un pacto con el partido de Pablo Iglesias pasan por el apoyo del PSOE (123 escaños), Unidas Podemos (42), PNV (6), Compromís (1) y Partido Regionalista de Cantabria (1). Un bloque que suma 173 escaños con el que es imposible salir elegido en primera votación, en la que se necesita mayoría absoluta de la Cámara. Para hacerlo en la segunda, en la que bastan más síes que noes, sería imprescindible la abstención de ERC (15) o de Bildu (4). Ambos partidos han adelantado que votarán lo mismo.

Esa mayoría se traduciría en primer lugar en una negociación con el PNV que incluiría concesiones en materia penitenciaria y transferencias largamente reclamadas, como la del seguro escolar, ayudas a la jubilación de trabajadores afectados por ERE, transporte ferroviario en cercanías y Feve. Pero también un fuerte impulso a la inversión en el AVE al País Vasco. El PNV, que no comparte la política económica de Unidas Podemos, exige a Sánchez un compromiso bilateral de inversión en el País Vasco, como ya hizo para aprobar los Presupuestos de Rajoy en el 2018.

El apoyo de los valencianos de Compromís lleva aparejada también la exigencia de una fuerte mejora en la financiación de la Comunidad Valenciana, respaldada por el Ejecutivo autonómico de Ximo Puig, a la que Sánchez ya se ha comprometido. Algo que obligatoriamente repercutirá en una menor inversión en comunidades como Galicia. El solitario voto del Partido Regionalista de Cantabria, la formación de Miguel Ángel Revilla, tampoco saldrá gratis. El presidente cántabro ya ha exigido a cambio numerosas inversiones en infraestructuras y, sobre todo, el compromiso de que el AVE llegue a Cantabria. El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, encargado de negociar el voto de Revilla, ya ha anunciado que la alta velocidad a Cantabria «será una realidad» en el 2024, lo que requeriría una fuerte inversión para cumplir ese plazo, y también que todos los tramos entre Palencia y Reinosa estén redactados ya en el 2019.

Las exigencias de ERC para su abstención serán más políticas que económicas. Pero, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, para dar su aprobación a los Presupuestos exigiría también a cambio un potente paquete de inversiones en infraestructuras en Cataluña, además de una mejora en la financiación autonómica.