Colau inicia el mandato proponiendo poner un lazo amarillo en el consistorio

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Manuel Valls le dijo a Colau que solo su responsabilidad de Estado le habían hecho darle su apoyo para que fuese alcaldesa
Manuel Valls le dijo a Colau que solo su responsabilidad de Estado le habían hecho darle su apoyo para que fuese alcaldesa Albert Gea | REUTERS

Bronca toma de posesión y con un escrache independentista ante el ayuntamiento

16 jun 2019 . Actualizado a las 17:21 h.

Ada Colau es de nuevo la alcaldesa de Barcelona. La líder de BComú ha sido investida gracias a un acuerdo de gobierno con el PSC de Jaume Collboni; y también, gracias al voto de tres de los seis concejales de la candidatura de Manuel Valls. Colau ha recibido el apoyo de 21 de los 41 concejales del pleno, pese a que la lista más votada fue la del republicano Ernest Maragall, quien encajó muy mal la maniobra de Collboni y Valls para evitar que un independentista gobernase la capital catalana.

Colau llamó a sus militantes a tomar la plaza Sant Jaume, pero se vieron superados por los dos millares de separatistas que protagonizaron un escrache y protestaron sin descanso contra su nombramiento. El cargo lo ha prometido Colau entre los gritos de «vergüenza» «traidora» que salían de la calle y silbidos en el salón de plenos.

En su discurso, Valls le aclaró que solo su «responsabilidad» y «sentido de Estado» le había permitido ser reelegida. «Lo más importante era evitar un alcalde independentista, por eso le he votado», le advirtió el constitucionalista. quien también le exigió «estar a la altura de su responsabilidad». El ex primer ministro francés soliviantó a los secesionistas al negar la existencia de «presos políticos y exiliados»

«Estamos aquí para gobernar y construir república», replicó Maragall. «No seremos aliados», avisó a Colau. Esta intentó como siempre mantenerse en la ambigüedad. Agradeció a Valls unos votos «incómodos» y prometió no ser «una alcaldesa independentista ni antiindependentista». Pero después pidió la libertad de los «presos políticos» -Joaquim Forn estaba presente- y anunció que pretende devolver el lazo amarillo a la fachada del ayuntamiento, lo que no gustará al PSC. «!Viva España!», gritó el número uno del PP en Barcelona, Josep Bou.

Cuando cruzó la plaza Sant Jaume para saludar al presidente de la Generalitat, Colau y los constitucionalistas recibieron insultos e incluso les arrojaron objetos. Valls reaccionó negando el saludo a Quim Torra, porque «su discurso hablando de mí como una casta fue un escándalo», argumentó en Twitter. Torra, que había alentado las protestas, evitó condenar el escrache y reclamó a la alcaldesa que defienda el «derecho a la autodeterminación».

Ada Colau: la regidora del pueblo pierde la inocencia 

cristian reino

Hace unos años, en el primer aniversario de la victoria electoral del 2015, el diario británico The Guardian, se preguntó: «¿Es Colau la alcaldesa más radical del mundo?». Y es que las élites barcelonesas y los poderes fácticos de la ciudad se echaron las manos a la cabeza con su llegada. Este sábado tuvo que escuchar gritos de «vendida», «fraude» y manifestantes secesionistas hasta lanzaron monedas a sus simpatizantes. «Os habéis vendido a los represores para retener la alcaldía», vociferaban unos exaltados secesionistas en la plaza de San Jaime.

Con su investidura apoyada en el PSC y en Valls, Colau pierde la inocencia. Entra de golpe en la política pura y dura, la que hace extraños compañeros de cama. No es que Colau reniegue de su ideario, pero el paso del activismo a la política institucional tiene ese baño de realismo. En este segundo mandato es posible que pueda verse su dimensión real, si tiene capacidad de cambiar una Barcelona con cada vez más desigualdad. La incógnita está en saber si Valls acabará cobrándose los tres votos de la investidura. La que le perseguirá para siempre es la de enemigo público número uno del independentismo. ERC tenía la alcaldía en sus manos y ella lo ha evitado. Sus adversarios siempre la han acusado de ambigua. El independentismo ya la ha situado en el bando españolista.