El Vox 2.0 quiere ya cargos y presupuestos

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente de Vox, Santiago Abascal
El presidente de Vox, Santiago Abascal Juan Carlos Hidalgo | Efe

El PP rechaza la oferta de Ciudadanos de alternarse durante dos años en la alcaldía de Madrid

13 jun 2019 . Actualizado a las 22:26 h.

La extrema derecha de Vox ya no se conforma con entrar con fuerza en el Congreso, con ser la llave para frenar a la izquierda en ayuntamientos y comunidades o con obligar a PP y Ciudadanos a hacerse la foto con sus dirigentes. Los de Santiago Abascal quieren ahora poder. Poder real. Acceder a cargos institucionales, concejalías, consejerías, manejar presupuestos, influir en las políticas.

A la espera del órdago de hacer valer sus votos para ello en la constitución de ayuntamientos y comunidades, Vox ha hecho ya una demostración de fuerza en Andalucía para dejar claro al PP y a Ciudadanos que no pueden aspirar a contar con su apoyo gratis total. El coste político de la retirada del desafío que supuso su enmienda a la totalidad de los Presupuestos andaluces ha sido de 2,1 millones de euros en este ejercicio y otra cantidad aún por determinar para el siguiente.

Pero, más allá de las cifras, y de que su logo figure en el documento firmado junto al de populares y naranjas, Vox ha logrado imponer parte de su discurso forzando a que en las cuentas públicas se destinen partidas a la «violencia intrafamiliar», terminología que la extrema derecha utiliza en contraposición a la de violencia machista o de género, y que se limite el gasto destinado a la Ley de Memoria Histórica y se refuercen medios y fondos en la lucha contra la «inmigración irregular», término que tampoco aparecía en el documento original.

Crecido con ese triunfo, Vox mantiene el pulso y exige ahora carteras en todas las comunidades en las que su voto sea indispensable para formar Gobierno, incluida Madrid. «Si un partido tiene cuatro consejerías, un partido como Vox con la mitad de escaños tendrá dos consejerías», advirtió Santiago Abascal, sabedor de que Ciudadanos se niega a participar en ningún Ejecutivo en el que esté presente su partido en cualquier nivel. 

Vox decide en Burgos y Palencia

Pero a 48 horas de que se constituyan los ayuntamientos, Vox es también decisivo para que el partido de Rivera se haga con las alcaldías de Burgos y Palencia después del acuerdo al que los naranjas han llegado con el PP para apoyar al popular Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León a cambio de quedarse con esas dos alcaldías y las diputaciones de Burgos y Segovia. Y Vox ya ha advertido de que si Cs no negocia con ellos, el PSOE gobernará en Palencia.

Los votos de la extrema derecha son también imprescindibles para que Manuela Carmena sea apartada de la alcaldía de Madrid. En este caso, sin embargo, Vox está dispuesto a apoyar tanto al candidato popular, José Luis Martínez-Almeida, como a la de Ciudadanos, Begoña Villacís. Pero el problema para que se consume ese pacto es otro. Cs está decidido a pelear hasta el final las opciones de Villacís y ayer planteó al PP un acuerdo para repartirse la alcaldía dos años cada uno. Una fórmula idéntica a la que los naranjas han alcanzado con el PSOE en Albacete y Ciudad Real, pero que los populares rechazaron de inmediato.

«No es serio, no es responsable ni es riguroso para la capital de España», señaló la portavoz del PP Andrea Levy, quien achacó la oferta a «la frustración de la señora Villacís de no haber podido conseguir más votos en las urnas y concejales en el Ayuntamiento». «No sabemos si la próxima ocurrencia es que los días pares sea alcalde Almeida, y los impares, Villacís», continuó, dejando claro que en Madrid no hay más opción que Carmena o Almeida.

Ciudadanos, por el contario, considera que su oferta es «extremadamente generosa» porque, según Miguel Gutiérrez, diputado y miembro de la ejecutiva del partido, el PP ha obtenido el peor resultado de su historia en la capital y ha perdido miles de votos, mientras su partido ha crecido. «No entendemos cómo la obsesión del señor Martínez-Almeida de sentarse en el Ayuntamiento de Madrid durante cuatro años puede echar por tierra en estos momentos un programa de gobierno que hemos negociado», señaló, manteniendo así el órdago y la incertidumbre hasta el último momento.