Puigdemont no fue vetado por Canadá: se equivocó de web y le timaron 60 euros

ESPAÑA

Efe | STEPHANIE LECOCQ

El expresidente de la Generalitat no tramitó su solicitud de entrada en el país mediante la página oficial del Gobierno, sino a través de otra plataforma que le cobró 60 euros por una gestión que solo cuesta 4 y finalmente no le envió los papeles para viajar a Quebec

05 may 2019 . Actualizado a las 09:40 h.

Nuevo ridículo mundial de Carles Puigdemont. El escurridizo expresidente de la Generalitat -fugado a Waterloo (Bélgica) para no afrontar ante la Justicia española su protagonismo en los sucesos de septiembre y octubre del 2017, que derivaron en la aprobación de las leyes de desconexión y en la convocatoria de un referendo ilegal de independencia- no fue vetado por el Gobierno de Justin Trudeau para entrar en Canadá, como denunció airadamente el líder secesionista el pasado 29 de abril. El propio primer ministro canadiense había mostrado hace unos días su estupor por esta acusación, ya que aseguró no tener noticia alguna sobre la presunta prohibición de que el líder secesionista pisase el idílico país norteamericano.

Puigdemont había sido invitado a viajar a Quebec por la asociación independentista San Juan Bautista. Pero, cuando el expresidente de la Generalitat, fulminado de su cargo tras la aplicación del artículo 155 en Cataluña, se sentó delante del ordenador para tramitar su visado de entrada en Canadá recibió una negativa por respuesta. ¿Cuál fue el problema? Según desveló el diario local La Presse, el indómito líder soberanista se equivocó de web a la hora de pedir la autorización de viaje electrónica (AVE).

En lugar de hacerlo mediante la página oficial del Gobierno, realizó la gestión a través de una de las numerosas webs que imitan los logos institucionales para completar el mismo trámite, pero a un precio notablemente más elevado: el timo de la estampita electrónica.

Si el líder afincado en Waterloo hubiese pedido su AVE a través de la página del Gobierno, la gestión habría seguido su curso con toda normalidad y le habría costado solo 7 dólares canadienses (unos 4,5 euros). Sin embargo, la web en la que se zambulló el dirigente indepe le cobró más de 90 dólares (aproximadamente 60 euros) por un trámite que ni siquiera llegó a culminar. Puigdemont abonó dicha cantidad a los propietarios de la plataforma canadianeta-visa.com, que se quedaron con el dinero del expresidente, pero no concluyeron con el papeleo alegando que faltaba «información complementaria».

Cuando el furioso líder separatista quiso arreglar sus papeles, ya era demasiado tarde. Para su perplejidad, los plazos habían caducado y no había marcha atrás posible. Había perdido 60 euros, la oportunidad de llevar en vivo y en directo su propaganda secesionista a uno de los epicentros del independentismo internacional (Quebec) y, sobre todo, la escasa dignidad que todavía le podía quedar como antiguo representante del Estado en una nacionalidad histórica de la talla de Cataluña.

La sucursal secesionista de Waterloo -desde Napoleón, la capital mundial de la derrota- ha agachado tímidamente las orejas y ha anunciado que retirará la demanda que había presentado ante un tribunal de Montreal contra el mismísimo Trudeau por el veto imaginario.

Falta por averiguar qué ha dolido más a Puigdemont. No poder cumplir su sueño de viajar a Quebec o esos 60 euros evaporados entre las tinieblas de la Red.