Puigdemont intentó que China financiase con 11.000 millones la hipotética república

melchor saiz-pardo / m. balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La ex fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, y el fiscal Javier Moreno, durante la vigésima jornada del juicio por el desafío independentista en el Tribunal Supremo
La ex fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, y el fiscal Javier Moreno, durante la vigésima jornada del juicio por el desafío independentista en el Tribunal Supremo EFE

La Guardia Civil cree que «Pere», el negociador con Pekín, es el vicepresidente Aragonés

22 mar 2019 . Actualizado a las 11:44 h.

Carles Puigdemont y su Gobierno tenían las cuentas claras, según la Guardia Civil. Para declarar la independencia y que la nueva república catalana fuera viable, al menos en los primeros compases hasta que la Hacienda catalana comenzara a funcionar iban a necesitar iban 22.800 millones de euros. Y había «mucha preocupación» porque sabían que sin dinero un nuevo Estado sería inviable.

El cabo de Policía Judicial de Guardia Civil que analizó el proyecto económico del desafío independentista explicó este jueves en el Supremo que toda la contabilidad sobre la independencia fue descubierta en septiembre del 2017 en poder del entonces secretario de Hacienda de la Generalitat, Lluís Salvadó. Tenía información sobre «aduanas, catastro, agencia tributaria, facturas de viajes al extranjero…». Según su testimonio, los papeles hallados a Salvadó, encargado de la «gestión interna de impuestos» del futuro país, demostraban que «la Agencia Tributaria Catalana no estaba preparada para actuar al día siguiente de la independencia» por lo que los responsables del Gobierno catalán se habían puesto a trabajar contra reloj para buscar una solución para recaudar. 

Cuatro partidas recaudatorias

Los documentos del exsecretario revelaron -explicó a la sala el analista- que el Gobierno catalán ya había encargado un proyecto a IBM, por el que abonó 241.000, para una crear una herramienta con la que gestionar la futura Hacienda catalana y la recaudación de impuestos, que el Ejecutivo de Puigdemont trató de disfrazar como un programa para mejorar la «eficacia» administrativa dentro de la autonomía.

Pero hasta que esa Hacienda diera sus primeros pasos había que tirar de otras cuatro fuentes, de acuerdo con la información que la Guardia Civil requisó a Salvadó: del «sector público catalán» 4.500 millones, de los ayuntamientos, de los que Puigdemont contaba que podrían aportar otros 6.000 millones; 1.300 millones de euros de «ingresos propios»; y la última partida, la más importante, debía de venir de China. «Se encontró un correo en un pendrive, sin remitente, que reflejaba que pidieron 11.000 millones de financiación a China», explicó el agente. «Con eso pensaban tirar hasta que tuvieran una estructura tributaria propia», apuntó.

La financiación del gigante asiático a la hipotética república catalana ya figuraba en el sumario. Según los atestados, quien llevó la negociación con Pekín fue un tal «Pere», que los investigadores apuntaron que podría ser el actual vicepresidente catalán, Pere Aragonés. Entre los papeles encontrados a Salvadó, destacó el testigo, la Guardia Civil también halló datos del viaje que Aragonés y otros responsables de la Generalitat hicieron a Eslovenia, supuestamente para interesarse sobre cómo había gestionado su independencia.