La ANC ahonda en su radicalización y acusa a la UE de cómplice de la represión

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, delante de la oficina de la Comisión Europea en Barcelona
La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, delante de la oficina de la Comisión Europea en Barcelona

Veintiún activistas concluyen su encierro en la sede de la Comisión Europea en Barcelona después de 15 horas de ocupación

03 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La ANC tiene prisa. La Asamblea Nacional Catalana, durante años el principal motor movilizador del secesionismo, anunció este sábado un cambio de estrategia. Cansada de que la pugna entre los partidos no permita avanzar al proceso soberanista, la entidad secesionista ha dado un giro de 180 grados a sus movilizaciones y a partir de ahora apostará más por la «acción directa» que por las manifestaciones al uso, a las que además cada vez acude menos gente.

La organización soberanista dio por concluido el encierro de más de 15 horas que 21 de sus miembros protagonizaron el viernes en la oficina que la Unión Europea tiene en Barcelona. Con esta ocupación, la ANC consuma su giro radical. No solo tiene que dar respuesta a la cada vez mayor desmovilización en el secesionismo, sino que tiene que hacer frente a la competencia de los CDR, protagonistas en la calle.

La Asamblea Nacional Catalana, que en un principio tenía previsto celebrar el viernes una manifestación en los jardines de Gracia con motivo del traslado de los políticos presos a Madrid, cambió el guion a última hora y optó por la ocupación de la sede comunitaria para reclamar a la UE que presione a España para que permita un referendo. La decisión cogió por sorpresa a los partidos, que habían anunciado su asistencia a la manifestación. Algunos tuvieron tiempo de adaptarse, pero por ejemplo JxCat no envió a ningún representante. 

División en el centroderecha

Sí lo hizo este sábado, al acto que puso fin a la ocupación de la delegación comunitaria, pero su ausencia del viernes ya es un síntoma de las relaciones cada vez más complicadas entre la entidad soberanista y los partidos. Hasta el punto que la ANC ha apadrinado la candidatura para la alcaldía de Barcelona de Jordi Graupera, al margen de la lista de Joaquim Forn, lo que ahonda en la división del independentismo de centroderecha. Con ERC, sus relaciones hace tiempo que son muy malas, después del rechazo a la vía unilateral de la formación republicana.

«Hay que asumir riesgos», afirmó la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, frente a la oficina de la UE. La plataforma civil habla de nueva etapa. No solo en el formato de sus protestas. También en el destinatario de estas. Hasta la fecha, la estrategia pasaba por organizar grandes movilizaciones para tratar de presentar el movimiento independentista como hegemónico. La presión iba dirigida contra las instituciones españolas para reclamar un referendo. Ahora, pone también el foco en la UE, a la que Paluzie acusó de ser «cómplice» de la «represión» que a su juicio ejerce España contra el independentismo. 

«Deriva autoritaria»

«La UE está en una deriva autoritaria», ha apuntado en un tono euroescéptico que es posible que incomode a sectores más moderados del secesionismo.

Pero sobre todo, el cambio de estrategia de la ANC viene marcado por su presión al Gobierno catalán. Forma parte del ADN de la entidad marcar de cerca al presidente de la Generalitat, pero no hasta el punto de convocar movilizaciones para protestar contra la Generalitat. A partir del lunes, activistas de la entidad se plantarán en la plaza Sant Jaume hasta el día 1 de marzo para pedir a Torra que haga efectiva la república. La división aflora en el soberanismo en vísperas del juicio por el 1-O. Mientras Junqueras y Puigdemont airean sus diferencias en público, la ANC escenificará su descontento con Torra por no dar pasos hacia la ruptura.

El presidente catalán, cada vez con más flancos abiertos, anunció este sábado que el martes 12 acudirá al comienzo del juicio en el Tribunal Supremo. En ese sentido, el presidente del alto tribunal, Carlos Lesmes, afirmó hace unos días que si solicitaba asistir tendrá trato preferente «como cualquier autoridad española». Es decir, le recibirá el presidente del alto tribunal, se le acompañará a la Sala y se le buscará un asiento preferente.