JxCat y ERC chocan por la intención de Puigdemont de volver a ser investido

cristian reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

| EFE.Puigdemont y Torra en la reunión de Junts per Catalunya celebrada el lunes en Bruselas
Puigdemont y Torra en la reunión de Junts per Catalunya celebrada el lunes en Bruselas STEPHANIE LECOCQ

Torrent cierra la puerta a su reelección pero el expresidente no se descarta para las europeas

21 ene 2019 . Actualizado a las 19:18 h.

Solo el juicio del 1-O puede atenuar la dura pugna que mantienen Esquerra y Junts per Catalunya (JxCat) por la hegemonía del soberanismo. Las dos formaciones independentistas son socias en el Gobierno catalán, pero libran una batalla sin cuartel, que se recrudecerá a medida que se acerquen las elecciones locales y europeas de mayo. Y con Carles Puigdemont en el centro de la batalla.

El expresidente de la Generalitat, que se reunió con el grupo parlamentario de JxCat en Bruselas, reiteró este lunes su intención de volver a ser elegido jefe del Ejecutivo catalán. Y si fuera investido de nuevo, aseguró que será presidente a todos los efectos. Pero este no es el problema sino «si hay voluntad» de volver a investirle. El dardo envenenado iba dirigido contra Esquerra y más en concreto contra el presidente de la Cámara catalana, Roger Torrent, que hace un año ya cerró la puerta a celebrar la investidura del expresidente, pues se negó a desobedecer al Tribunal Supremo.

JxCat se la tiene jurada desde entonces, más aún teniendo en cuenta que Torrent es un posible futuro candidato a la presidencia de la Generalitat por parte de ERC y sus adversarios independentistas intentan presentarlo como un blando y un traidor a la causa secesionista. Justo lo contrario de los dirigentes de JxCat, que aseguran que están dispuestos a llegar hasta el final en el propósito de investir a Puigdemont. El propio Quim Torra, que para que su antecesor sea reelegido tendría que dimitir previamente, afirmó este lunes en el cónclave neoconvergente que la restitución del exalcalde de Gerona sigue siendo uno de sus objetivos de la legislatura. JxCat, de hecho, ya ha puesto en marcha la ponencia parlamentaria para la reforma del Reglamento de la Cámara catalana, con la que prevé habilitar la investidura a distancia del presidente de la Generalitat. Solo así, Puigdemont podría ser reelegido, ya que no puede regresar a Cataluña y estar presente en la Cámara catalana, ya que sería detenido.

Esquerra, no obstante, no está por la labor. Y Torrent, una vez más, frenó ayer las intenciones de los neoconvergentes. «Solo convocaré el pleno de investidura si el presidente puede asumir el cargo», aseguró. Torrent no quiere actos simbólicos de ruptura, que no llevan a nada y que aumenten la nómina de querellados. «No quiero generar frustración», advirtió.

En el fondo, subyace la pugna entre ambas formaciones. Puigdemont y Torra se niegan a que la política catalana pueda iniciar la senda hacia una cierta normalidad. Y mientras tiran de la cuerda, los más pragmáticos (ERC y una parte del PDECat) no pueden desmarcarse del todo. Ocurre lo mismo con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Torra, Puigdemont y su núcleo de fieles de JxCat se resisten a permitir la tramitación de las cuentas de Sánchez y mantienen las exigencias de máximos, lo que dificulta cualquier entendimiento. Este lunes insistieron en «una comisión bilateral con intermediario independiente sobre el derecho a la autodeterminación». Fuentes de ERC apuntan que si JxCat insiste en la investidura del expresidente es porque este teme quedar cada vez más aislado de la política catalana desde la lejanía de Waterloo.