Los Presupuestos llegan al Congreso entre dudas de los socios de Sánchez

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente del PDECat, David Bonvehí, atiende a la  prensa en presencia de Puigdemont en Waterloo.
El presidente del PDECat, David Bonvehí, atiende a la prensa en presencia de Puigdemont en Waterloo. STEPHANIE LECOCQ | EFE

PDECat y ERC endurecen el tono y alejan la posibilidad de avalar su tramitación

15 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El proyecto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del 2019 aprobados en la última reunión del Consejo de Ministros llegaron este lunes al Congreso, en donde comienzan su recorrido parlamentario que, salvo sorpresa, comprenderá unos dos meses. No será hasta mediados de marzo cuando se produzca la votación definitiva en la que se conocerá la suerte de las cuentas. Y con ella, la del presidente, Pedro Sánchez, que a pesar de que insiste en seguir gobernado hasta el 2020, en alguna ocasión ya ha llegado admitir que será muy complicado continuar sin Presupuestos. Para probarlos necesita armar una mayoría simple que pasa por los secesionistas catalanes y que de momento se antoja muy complicada a pesar del «optimismo» que mostraron el viernes desde el Ejecutivo y que recientemente reiteró la portavoz parlamentaria socialista, Adriana Lastra.

Aunque este lunes pareció que se esfumaron todos los apoyos que Sánchez podía tener atados, esa imagen puede deberse a la habitual teatralización parlamentaria que se da todos los años y que emplean todos los grupos para tratar de sacar los últimos euros en favor de su público.

La estampida fue tal que hasta Podemos, la formación con la que Sánchez acordó la columna vertebral de su proyecto para los PGE, comprometió su apoyo definitivo en la votación a que el Gobierno haga los deberes durante los dos meses que restan por delante y garantice la puesta en práctica de todos los puntos que firmaron recientemente Pablo Iglesias y el titular del Ejecutivo. «Las medidas acordadas tienen que estar iniciadas o en su desarrollo antes de la aprobación de los Presupuestos. Si no baja el precio de la factura de la luz o los alquileres, no va a haber Presupuestos», advirtió la número dos de la formación morada, Irene Montero, recién reincorporada tras su baja por maternidad. «Es muy sencillo. Está firmado, acordado, y, por tanto, estamos seguros que así va a ser», dijo. 

Teatralización del PNV

Como hiciera el año pasado con Rajoy, al que no le garantizó su voto hasta última hora, el PNV también desprendió dudas sobre su estrategia, aunque, si cabe, la escenificación de estos es todavía más complicada, al haberse significado como uno de los más interesados en que la legislatura continúe con vida. Ellos mismos lo admitieron en la moción de censura: no quieren elecciones que pueda propiciar la llegada de la derecha a la Moncloa. Mucho menos ahora con Vox de llave en Andalucía y asomando la patita en las encuestas. «El Gobierno no tiene que dar por hecho el voto del PNV. Tenemos la voluntad de discutirlo, de llegar a un acuerdo y seremos razonables», manifestó este lunes el parlamentario Aitor Esteban.

Pero más allá de estos fuegos de artificio, tanto el Gobierno como todo el arco parlamentario saben a la perfección que el partido se juega entre la cárcel de Lledoners y el refugio de Waterloo, desde el que Puigdemont transmite sus órdenes. De ahí la jugada de Sánchez de regar con millones el territorio catalán (sus inversiones suben un 18 % respecto al pasado ejercicio) en busca de atraer el voto que le permita seguir instalado en la Moncloa.

De momento, tanto el PDECat como ERC siguen en sus trece. Y aquí sí que cuesta más interpretar si las balas son de fogueo. Hoy endurecieron el tono amenazando incluso con ni tramitar las cuentas. «No se dan las condiciones», aseguró Carles Puigdemont desde Bélgica tras una reunión de dirigentes de su partido. En Esquerra, el diputado Gabriel Rufián garantizó que todavía no tenían una opinión, aunque advirtió a Sánchez que se aleje «de la dinámica represiva del Estado».